RIPD es… ¡Oh, vamos! ¡Sabeis de sobra lo que es, todo el mundo dijo lo mismo al ver el trailer y así le fue a la película! RIPD es el hijo bastardo y endogámico de Men in Black y Cazafantasmas, una película que nació de una aberración genética y terminó como una aberración absoluta. No merece la pena que veáis esta cosa, de verdad. Pero si seguís teniendo curiosidad u os interesa verme usar la rotaflex sobre un cadaver pateado por crítica y público, seguid leyendo…
Vamos a ver… La cosa es poner a Ryan Reynolds -famoso por su interpretación de Masacre en Wolverine Origins y Hal Jordan en Green Lantern- junto a Jeff Bridges -un tipo que realmente nos cae bien y esta bien en todo lo que hace, por malo que sea. Y los dos son policías del mundo de los muertos que se mueven infiltrados por la sociedad de los vivos dando caza a los muertos escapados del infierno, que cuando se exponen a ciertas especias se transforman en demonios feos hechos por ordenador. Ryan Reynolds sigue enamorado de la esposa que tenía cuando estaba vivo, Stephanie Szostak -actriz que también se merece algo mejor, para que negarlo- pero su condición de muerto le impide comunicarse con ella a lo Patrick Swayze -esto no sonaba tan mal cuando Patrick Swayze seguía vivo-, con lo que tiene que conformarse con ver en la distancia como su excompañero de la policía de los vivos, Kevin Bacon -que ultimamente sólo lo ponen de malo y se está encasillando- hace maniobras hacia ella.
La cuestión es que tenemos unas oficinas llenas de gente, gente disfrazada de gente que se transforma en bicho feo, tenemos armas estrafalarias y tenemos muchas habitaciones blancas, ¿cómo se puede plagiar tan descaradamente Men in Black? ¿Cómo se puede plagiar también Cazafantasmas, y hasta meterte bonitos vórtices en el cielo sobre la ciudad? Lo peor es que yo habría perdonado completamente todo esto si la historia tuviera sentido, pero resulta que casi todo lo que añaden sobre el plagio es malo tirando a horrendo; el personaje de Ryan Reynolds es igual de malo que lo que le toco hacer en las ya mencionadas Green Lantern y Wolverine, es como si a este hombre le hubiera guiñado el ojo un tuerto. Ya sabemos que la película tiene que tener a los dos protagonistas llevándose mal para que al final de la historia empiecen a colaborar y acaben con el malo, ¿pero hacía falta que el personaje de Reynolds fuera tan… «Scott Summers»? Tiene dos registros, el de «vamos a por el malo» y el de «quiero a mi novia». Todo lo que sea apartarlo de eso, le convierte en un borde y un amargado que no duda en machacar a su compañero. Que sí, que el personaje de Jeff Bridges es un vaquero que va de sobrado, le llama novato y todo eso, pero hay una escena a mitad de película en la que al personaje de Reynolds dan ganas de molerlo a palos hasta el otro barrio.
Con personajes mal construidos, un montaje corrientito y un director que se limita a copiar la dirección de Barry Sonnenfeld en Men in Black, la cosa podrían salvarla los efectos especiales. Pues no, porque para una película que se pasa todo el metraje enseñando monstruos digitales, es lamentable que ni uno les quede bien; todos cantan la Macarena, en ningún momento ves uno solo creíble. Habría sido mejor poner al Señor Barragán con un plano de canelones pegado a la cara y que grite «soy un muerto malo que se ha escapado del infierno, buuu», que seguramente habría quedado mejor.
Lo importante, lo que hay que saber y sé que os esta carcomiendo por dentro, ¿es esta la peor película de Ryan Reynolds? ¿Es peor que Green Lantern? Yo diría que los efectos especiales desde luego que lo son, y la dirección artística también. El problema principal de Green Lantern venía del guión, y aunque el guión de RIPD no sea mucho mejor, el destrozo que se hace sobre el personaje y los chistes sin ninguna gracia de Green Lantern hacen que esta historia de policías del más allá se salve por los pelos.