Pese a haberme criado viendo series de robots japoneses machacándose unos a otros no estaba precisamente entusiasmado con la idea de ir a ver Pacific Rim. Cada vez que oía hablar de esta película no podía evitar acordarme de cintas como Transformers (de la 2 en adelante al menos) en las que simplemente asistíamos a una orgía de destrucción sin sentido. Y si, es cierto que Guillermo del Toro es un gran director que no tiene nada que ver con Michael Bay y en el casting de la película había algún que otro buen actor, pero la temática de la película parecía tan alejada de lo habitual en el director que no me fiaba. Pero un amigo se puso pesado y acabe yendo a verla, y menos mal que le hice caso, porque Pacific Rim es una de las películas con la que más me he divertido últimamente.
Todo comienza en 2013, un portal a otra dimensión se ha abierto en el fondo del océano pacifico y de el surge una gigantesca y monstruosa criatura que se dirige a destruir la ciudad de San Francisco. Para cuando el ejército consigue matar al monstruo utilizando bombas nucleares este ha pasado varios días destruyendo todo a su paso. Seis meses más tarde un segundo monstruo aparece por el portal y destruye Filipinas, y luego aparece otro monstruo que arrasa México, y otro más y otro… y la humanidad acaba aceptando que los ataques de estas criaturas, bautizadas como Kaiju (“monstruo” en japonés y nombre que recibe el género de películas de monstruos en ese país) no se iban a detener. Pero dado que el uso de armas nucleares, pese que podían destruir a los monstruos, conllevaba el envenenamiento radioactivo de la zona del ataque, la humanidad unida en un frente común se propuso buscar una forma mejor de combatir a estas criaturas.
La solución de los gobiernos del mundo fue la de construir robots gigantes, los Jaegers (“cazador” en alemán) pilotados por humanos que se enfrentarían en igualdad de condiciones con los Kaijus sin envenenar el planeta. Esta solución demostró ser todo un éxito y la humanidad comenzó a ganar una batalla detrás de otra, sus pilotos eran estrellas mundiales, los niños coleccionaban juguetes basados en los Jaegers y los Kaijus y la humanidad se acostumbro a vivir en ese estado de guerra. Para el 2025 combatir a los Kaijus se ha convertido en algo tan fácil y monótono que los gobiernos del mundo creen que los Jaegers ya no son necesarios y que hay formas más efectivas y económicas de mantener la guerra contra estos invasores, por lo que el programa Jaeger es desmantelado.
Esto demostrara ser un grave error, los ataques de los Kaijus se recrudecerán y las nuevas defensas contra ellos demostraran ser totalmente ineficaces. Por ello, Stacker Pentecost (Idris Elba) antiguo comandante del escuadrón Jaeger, utilizara los Jaegers que quedaban en Hong Kong protegiendo la ciudad hasta que las nuevas defensas estuviesen terminadas para lanzar un último ataque contra el portal para tratar de destruirlo y terminar de una vez por todas con la amenaza de los Kaijus. Para ello buscara la ayuda de Raleigh Becket (Charlie Hunnam) quien se retiro como piloto de Jaeger tras la muerte en combate de su hermano y que regresara para volver a pilotar su viejo Jaeger junto su nueva copiloto, Mako Mori (Rinko Kikuchi) la hija adoptiva de Pentecost, en el desesperado último intento de ganar la guerra.
Esta carta de amor de Guillermo del Toro al cine de monstruos Japonés y al anime de robots ha resultado ser impresionante. Es verdad que los personajes de esta película no tienen una gran profundidad, que la trama es sencilla y que hay que suspender un poco la incredulidad para creer que los robots gigantes son la mejor opción para detener a estos monstruos, pero Pacific Rim no podría ser más divertida. Los combates entre los Jaegers y los Kaijus son espectaculares y nada confusos (Y me sé de más de uno ¿Eh, Michael Bay? que debería tomar lecciones sobre cómo se tienen que rodar escenas de combates entre criaturas gigantescas). Además los diseños tanto de monstruos como de robots quitan el aliento, se nota el cariño de Del Toro por el género. Cada Jaeger tiene un aspecto único e inconfundible desde el aire retro y “soviético” del ruso Chemo-Alpha al patriótico diseño del estadounidense Gypsy Danger, pasando por el locurón de tres brazos del chino Crimson Typhoon, por no hablar de cómo aquí y allá se pueden apreciar homenajes a clásicos como Gundam.
Pero quizás lo que más me ha gustado de la película es el mensaje de la misma, si, Guillermo del Toro ha sido capaz incluso de eso. Esta película no se puede entender sin el trabajo en equipo, ya desde el principio nos cuentan como toda la humanidad se ha unido sin reservas en su lucha contra los Kaijus (algo que me temo que no sucedería en la realidad), los pilotos de los Jaegers tienen que pilotar sus maquinas por parejas o equipos si no quieren sufrir daños… esta idea se repite constantemente a lo largo de la película y se refuerza mostrándonos las consecuencias negativas que tienen en quienes prefieren el individualismo. A mí la verdad, es que en estos tiempos en los que parece predominar mas el egoísmo y el sálvese quien pueda, me ha resultado una sorpresa muy agradable encontrarme con esto en la película.
Está claro que no puedo fiarme de mis instintos a la hora de escoger películas, de haberles hecho caso me hubiera perdido ver el espectáculo visual de Pacific Rim en pantalla grande y eso no me lo hubiera perdonado. Y no soy el único al que le ha encantado, pese a que en Estados Unidos no parece que haya sido un taquillazo en el resto del mundo ha funcionado muy bien, sobre todo en el mercado asiático, por lo que las posibilidades de ver una nueva entrega de Pacific Rim son bastante altas, y del Toro ya ha manifestado que le gustaría hacerlo y que tiene varias ideas para ello, por lo que nos toca esperar a que se cumplan sus deseos y pronto podamos volver a ver a robots gigantescos defendiendo a la humanidad. Eso si ¿No podrían haber hecho una película así cuando yo tenía diez años?