Hay veces en las que eso de los royalties esta mal, en las que el autor de un personaje cobra un dinero que no le corresponde en absoluto porque su personaje no tiene nada que ver con el trabajo por el que esta cobrando. Casos vergonzosos como el de Bob Kane, del que ya hemos hablado en Brainstomping y volveremos a hablar en un futuro, no sea que quede alguno por ahi que no sepa todavía quién era Bill Finger. Pero hoy no vamos a hablar de cosas de hace 70 años, hoy vamos a hablar del hoy. Del ahora. De twitter:
Más de uno no habrá entendido una mierda de este twitteo, porque no habrá leído New Mutants, un spinoff de X-men que hubo en los 80 y en el que Chris Claremont y más tarde Louise Simonson contaron las desventuras de unos adolescentes mutantes que venían a ser la nueva generación de la escuela de Xavier. Sin embargo, tras años de contar con dibujantes como Bob McLeod, Bill Sienkiewicz -que fue en esta serie y en Moon Knight donde explotó creativamente- o Brett Blevins, la serie cayó en manos de Rob Liefeld, un jovencito excitable que decidió que lo mejor para los personajes era que tuvieran de mentor a un cyborg con escopetas imposibles y que se enfrentaran a una mala copia de Deathstroke mezclada con la locuacidad de Spiderman mal entendida. Y asi nacieron Cable y Masacre…
Masacre le cayó en gracia a Fabián Nicieza y dos años después, en 1993, aparecía la primera serie limitada del personaje con dibujos de un jovencísimo Joe Madureira. La miniserie y su continación a cargo de Mark Waid e Ian Churchill no son ninguna maravilla, y el personaje no tiene ni una pizca de la gracia por la que es conocido posteriormente. Ambas no destacan mucho entre el montón de la basura mutante de los 90, y hasta la serie regular de Joe Kelly y Ed McGuinness en 1997 no se vería a Masacre como una serie cómica; podría decirse que es en esa etapa en la que se convierte a Wade Wilson en un personaje interesante y de éxito, creándole una galería de secundarios y enraizándolo más en el universo Marvel en general y menos en el mundo de los mutantes en particular.
Tras el abandono de Kelly de la serie y etapas a cargo de Christopher Priest y Gail Simone, la serie se iría al cuerno por falta de ventas, y renaciendo en 2004 a cargo de Fabián Nicieza bajo el título «Cable & Deadpool». Nicieza ya sabe un poco mejor de que va el personaje y lo que está haciendo, con lo que la serie venía a ser la típica comedia en la que Cable era el payaso serio y Masacre el tonto. Sin embargo, el carisma de Wade se empezaba a notar sobre el soso de Cable, y el personaje acabaría comiéndose la serie por completo, que acabaría siendo sustituida por la sosísima «Cable» a secas -que acabó cerrando poco después- y poco después empezaría la Masacremanía con la llegada de la nueva serie del personaje a cargo de Daniel Way, uno de los autores que más ha contribuido al personaje en los últimos tiempos.
El nuevo guionista ya había tratado al personaje en Wolverine Origins, conviertiéndolo en un personaje que parecía salido de un episodio de Bugs Bunny. Sus planes empiezan a ser cada vez más desquiciados y cómicos, y literalmente revienta enemigos a base de tirarles pianos encima. Además, se empieza a ver en esta etapa una de las herramientas narrativas principales de su etapa: Wade recibe un porrazo en la cabeza, con lo que de repente empieza tener alucinaciones y a oir voces en su cabeza, más tarde aparece otra más y así nace su esquizofrenia.
Mientras tanto, Rob Liefeld ha colaborado en alguna que otra historia del personaje, pero no ha tocado el guión de ninguna desde los viejos tiempos de XForce. Sus dibujos llegaron a destrozar los Deadpool Corps de Victor Gischler -que había demostrado bastante bien como hacer comedia con Masacre sin recurrir al slapstick de Way- y aun así en cuanto Rob dejó Marvel se puso a despotricar contra el trabajo de Gischler y el de Way, afirmando que el único que había entendido al personaje era Nicieza y que todos los demás no habían captado al personaje. Sin embargo, a la vez se atribuía como propias la esquizofrenia del personaje y su adicción a la comida mexicana (que tampoco tiene nada que ver con su visión original del personaje)…
Rob Liefeld. Haciéndose el gracioso. Y la entrevistadora vestida de Pikachu… ¡MUÉRETE DE ENVIDIA, TRISTAN TZARA!
Pero volvamos al tweet de la discordia. Rob afirma que «sustituir a Cabeza de Chorlito y a Douglock en Nuevos Mutantes con Cable y Masacre le sigue dando beneficios». Es triste pensarlo, sobre todo pensando que Cabeza de Chorlito es un personaje de Nuevos Mutantes que sólo apareció durante cinco números allá por 1987, y Liefeld no tuvo absolutamente nada que ver con la serie hasta 1990. Respecto a Douglock pues está la cosa complicada… Douglock es la fusión del mutante Douglas Ramsey con el alienígena tecnorgánico Warlock; ambos eran miembros del grupo y grandes amigos. Lamentablemente Douglas había muerto en 1987 y no reaparecería hasta 7 años después, mientras que Warlock sí que continuó saliendo en la etapa de Liefeld, que se lo acabaría cepillando en el número 95 de la serie durante la cosa esa de X-tinction Agenda.
En resumen: Rob Liefeld se atribuye el mérito de cargarse dos (tres) personajes de una serie que nunca le gustó y de sustituirlos por dos personajes que el uno es una copia sin gracia del Deathstroke de DC y el otro es el epítome de todo lo que estaba mal en el cómic de mutantes de los 90. Y se felicita de ganar dinero de un juego que, cosas de la vida, esta guionizado por el mismo Daniel Way de cuyos cómics abomina, y que hace burla permanente de los escopetones de Cable y de las historias de mutantes de los 90 que Rob Liefeld tanto contribuyó a engendrar. Uno puede soñar, y esperar que algún día Cable se haga llamar Nathan Summers a secas y empiecen a darle el dinero de Rob a Claremont, que al fín y al cabo él creó al personaje antes que Liefeld…