Los años ochenta fueron sin duda una nueva edad de oro para DC comics, me atrevería a decir que fue su “verdadera” edad de oro. Una década en la que la calidad general de las publicaciones de la editorial subió a lo más alto y en la que comenzaron a editar series enfocadas a un público más adulto. Ayer hablábamos de cómo en 1987 DC comics había puesto en las manos de Denny O’Neill y Denys Cowan el revitalizar a The Question convirtiéndole en un héroe mas adulto. Y como nos han recordado en los comentarios ese fue también el año en el que otro héroe de la editorial sufrió un lavado de cara similar y ayudo a cimentar lo que sería la futura línea Vértigo, fue el año en el que Mike Grell convirtió a Green Arrow en un cazador.
Pese a que los orígenes de Green Arrow se remontan a la Golden Age el pobre Oliver Queen no fue un personaje que destacase demasiado. Nació en 1941 siendo una vulgar copia de Batman con su identidad de playboy millonario, su compañero infantil, su arrow-cave, arrow-mobile, arrow-signal… Daba más pena que otra cosa. Tuvieron que pasar casi treinta años para que alguien adecentase al personaje. Neal Adams se encargo de renovar de arriba abajo la apariencia del personaje y para estar a juego con su nueva imagen Denny O’Neill le despojo de su fortuna, de todo lo que le asemejaba a Batman y le dio un giro de 180 grados a su personalidad convirtiéndole en un izquierdista anti-sistema más preocupado por solucionar los problemas reales del mundo que por luchar contra supervillanos. Todo esto daría lugar a la mítica etapa conocida simplemente como “Green Lantern & Green Arrow” en la que ambos autores se juntaron para hacer brillar al personaje como nunca. Con el tiempo Neal Adams dejo la serie y fue un joven Mike Grell quien le sustituyo, pero el personaje fue decayendo poco a poco y no volvería a alcanzar aquellas cotas de calidad en una larga temporada…
Pero en los años 80 DC estaba poniendo patas arriba su universo de ficción para mejor y fue a finales de la década, en 1987, cuando apareció una miniserie en formato de lujo en la que Green Arrow renació por segunda vez, Green Arrow: The Longbow Hunters/El Cazador Acecha. Mike Grell volvía al personaje, esta vez como autor completo, y decidido a renovarlo para los nuevos tiempos como ya habían hecho O’Neill y Adams dos décadas antes. Para ello Grell comenzó por eliminar del personaje unas cuantas cosas, pero como se tienen que hacer, sin resetear al personaje de mala manera. Green Arrow decidió abandonar sus flechas trucadas y utilizar solo flechas con punta de acero, el traje superheroico de Neal Adams dio paso a uno nuevo con capucha que recordaba mas a un cazador del medievo que a un moderno superhéroe. Y para rematarlo todo él y Canario Negro abandonaron Star City y se mudaron a Seattle, una ciudad real en donde no había más superhéroes. De esta manera Grell podía mantener el tono “realista” de la serie sin tener que ambientar las historias de Ollie en un mundo aparte donde no hubiese gente con poderes.
Con esta nueva apariencia y escenario también asistimos a un cambio en la personalidad de Ollie, no había dejado de ser aquel rebelde anti sistema de O’Neill, pero estaba más viejo, cansado y se había vuelto mas cínico. Pero el cambio más radical en su personalidad vino cuando una tragedia personal le hizo quitar una vida, a partir de ahí su vida no fue la misma. Aunque Grell fue lo bastante hábil como para no convertirle en un nuevo Punisher que mataba porque si. Este nuevo Ollie no era un asesino despiadado, pero si para salvar su vida o la vida de otro tenía que disparar a matar no dudaría en hacerlo. Green Arrow había dejado de ser un superhéroe y se había convertido en un cazador cuyas presas eran los criminales que asolaban su nueva ciudad, aunque estos criminales fuesen tan exóticos como la Yakuza Japonesa.
La calidad de esta miniserie es altísima, no solo nos encontramos un guion mucho mas adulto que aquellos a los que estábamos acostumbrados en los comics de superhéroes, una historia más realista en la línea del Born Again de Miller y Mazzucchelli, que demostraba que aquella década fue un gran revulsivo para el género. Pero el apartado artístico estaba también a un altísimo nivel, y artístico es aquí la palabra clave. Mike Grell realizo aquí uno de sus mejores trabajos con un estilo que, a falta de ser capaz de expresarme mejor, estaba más pintado que dibujado. Composiciones de pagina arriesgadas, un coloreado como yo nunca había visto hasta el momento y una crudeza en las imágenes que Grell nos mostraba a la que imagino que muchos no estábamos nada acostumbrados a encontrar en un comic de superhéroes.
A esta miniserie la siguió una serie regular en la que Mike Grell permaneció como guionista hasta el numero ochenta. Tras esta etapa Ollie murió, fue remplazado por su hijo secreto, su serie se cancelo, resucito años después, recupero el uniforme de la era de Neal Adams y fue languideciendo poco a poco. El personaje nunca volvió a recuperar el nivel de calidad que tuvo en manos de Grell pero lo peor estaba por llegar. Con el éxito de las versiones del personaje aparecida en Smallville y en Arrow lo que siguió fue casi inevitable. Con el nacimiento del infame New 52 asistimos al nacimiento de un nuevo Green Arrow, ya no teníamos ni al clásico plagio de Batman ni al contestatario de O’Neill ni al implacable cazador de Grell. Green Arrow ahora es otro veinteañero mas que tiene casi la misma edad que Roy Harper (y este último ya no es un ex-heroinómano, solo ex-alcohólico) y va por ahí con la cara perfectamente afeitada disparando sus flechas trucadas contra villanos de terceras, aunque ahora en manos de Jeff Lemire se dedica directamente a copiar la serie de Tv (Lo que no deja de ser curioso ya que la serie de tv trata de copiar muchos elementos de la etapa de Grell). Si, Green Arrow ha muerto y ya solo nos queda su recuerdo, pero ya les gustaría a muchos personajes y a muchos autores haber sido capaces de dejar un recuerdo tan memorable e indeleble como este…