La historia es simple: un día, estando de viaje por el pacífico sur con unos amigos, se os ocurre tiraros en paracaidas sobre una isla totalmente desconocida. Y unos perfectos desconocidos os recogen amigablemente y os secuestran, os meten en jaulas y os sueltan monólogos absurdos dignos de un mal imitador del Joker de Heath Ledger. Bienvenidos a Far Cry 3.
La cosa va de pegar tiros en primera persona, pero en vez de moverte por un pasillo, te dejan moverte por una isla entera llena de piratas. Tendrás que tomar pueblos piratas, pegarte con leopardos, osos y gorrinos salvajes, despellejarlos para hacerte una bolsa para sujetar tu inventario… (aunque eso sólo será al principio del juego, luego ya no te valen ni para venderlas) Far Cry 3 se vende como una experiencia de «supervivencia», intentando hacernos creer que somos una persona «normal» -todo lo normal que puede ser un niño pijo rico descerebrado, ya me entendéis- que, forzado por la situación, acaba convirtiéndose en un guerrero ninja del pacífico sur cuyo único objetivo es el de rescatar a sus amigos prisioneros y vengarte del malo loco ese de la portada. Por el camino te aliarás con los indígenas, que tratan de expulsar a los piratas de su tierra para «recuperar el paraiso que fue».
Voy a ser directo: el juego es cojonudo. Nos permite acceder a casi todo el mapa desde un principio, sin necesidad de progresar en la trama principal. No llega a ser tan largo como un Skyrim, pero sus buenas treinta horas te puede durar tranquilamente, cosa que para un FPS hoy en día es un auténtico milagro. Otra cosa es que la historia de niño blanco se convierte en el guerrero legendario a favor de los indígenas «buenos» nos recuerde un poco a «leyendas del colonialismo» tipo Gunga Din, pero así entre nosotros, no creo que la idea original del juego sea la de hacernos un Avatar con isleños del pacífico; sin querer llegar a spoilers, puede que los piratas sean unos canallas, pero los indígenas son una panda de animalicos sedientos de sangre que nada más empezar el juego ya te ponen un tatuaje místico para que te líes a matar gente como un enajenado.
Lo grande de Far Cry 3 está en que Ubisoft ha sacado al mercado un sandbox mejor que Assassin’s Creed III, un FPS que te da muchísima libertad y que, con suerte, marcará tendencia. Ya se esta notando mucho la saturación en el género, como ya se puede ver este año con la salida del CoD anual y el horrendo MoH:Warfighter, ya no tenemos la saturación de FPS tradicional de todos los años y juegos como Far Cry 3 y Dishonored empiezan a dejar claro a todo el mundo que hay otras alternativas y vueltas de cuerda al género que no tienen por qué basarse en un multiplayer por cuotas. Far Cry 3 te ofrece un mundo vivo en el que los bichos se matan entre ellos, o situaciones imprevistas como estar infiltrándote en un campamento enemigo en completo silencio y encontrarte de morros con un tigre que se cuela en el campamento y se lía a bocados con todo el mundo. Es cierto que las misiones principales estan scriptadas, y que te obligan a «no salirte de la zona de misión», pero la zona de misión es lo suficientemente grande como para que no nos demos cuenta… Demasiado. En fín, que con Far Cry tenemos juego para rato, podemos jugarlo como nos de la gana y la libertad que nos da es bastante mayor que la de «falsos profetas» como el último Hitman.
Y aquí tenemos una miniserie promocional con McLovin VS Vaas.