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Scott Summers y su complejo de inferioridad: ¿Pero este tío de que va?

Olvidaos de todo lo que sabéis sobre Scott Summers. Ni se os ocurra recordar que es uno de los líderes del entrañable equipo de mutantes de Charles Xavier, que se pasó toda la infancia siendo torturado por Mister Siniestro o que no le gusta el olor de los cigarros de Lobezno. Volvamos al minuto uno, a 1963, al origen de todo.

 ¡Seremos el homo superior, pero cuando vemos una chica somos el homo erectus!

Tenemos a un tipo tímido y apocado al que llaman Slim Summers -de hecho Xavier se lo presenta a Jean Grey como Slim Summers a secas, estos X-men casi parecían la Newsboy Legion- que es más raro que un perro verde y que es incapaz de expresar sus sentimientos. Una persona que, durante toda la etapa de Stan Lee y hasta la etapa de Roy Thomas, le tiene más miedo a las mujeres que a Magneto (aunque tiene el pretexto de que lo de pegarse con este último lo hacía casi cada mes, con lo que ya le había cogido costumbre) y que sólo es capaz de darle un beso a Jean en el número 94 de la serie, publicado cosa de 15 años después…

¡Es que este tío es gilipollas!

El resto, y ya entrada la etapa de Chris Claremont como guionista, es una evolución constante para el personaje. Scott, tratando de domar a las «fieras» que tiene como nuevos integrantes de su grupo, poco a poco va a abriéndose y empieza a ver al resto del grupo como sus amigos, dejándose de llamarlos por su nombre de superhéroe y empezando a dirigirse a ellos como Kurt, Ororo, Peter y hasta Logan. Su complejo inferioridad seguía manifestándose levemente cada vez que tenía que demostrarle a Lobezno quién era el macho alfa, pero eso eran alegrías sevillanas comparado con lo que pasó cuando, durante una bronca con Magneto, Cíclope creyó que Jean había muerto, asi que hizo lo que cualquier persona hace en cuanto se muere el amor de su vida; ¿llorarla y sufrir por ello? Nah, Scott esta por encima de eso, lo que hizo fue liarse con la mejor amiga de su compañera de piso, Colleen Wing. Eso sí, cuando su pelirroja reapareció de la manera más tonta, que le den morcillas a la china. Y bueno, justo cuando Scott empezaba a ser una persona normal (cabrón, pero normal) y al tío se le empezaba a ver con ropa de calle y sonriendo de vez en cuando gracias a las maravillas que obraba en él Jean, cuando pasa esto:

¡Hijaputa, no te mueras que jamás me atrevería a tirarle los tejos a otra tía! ¡Nunca me liaría con otra, te lo aseguro!

Pues sí, Jean le hizo un Gwen Stacy. Es entonces cuando Scott se da cuenta de que no puede seguir así, de que tiene que cambiar, olvidarse de Jean y empezar de nuevo. Que si él estaba en la Escuela de Xavier para Jóvenes Talentos era para dominar sus poderes, y no para pasarse el resto de sus días peleandose contra los perturbados de siempre a los que le interesa más que prevalezcan los intereses de una minoría sobre los del resto de la población mundial. El mayor regalo que le había dejado Jean a Scott era su humanidad, y así fue como el mutante ya no tan delgaducho salió a ver el mundo, a buscarse un trabajo y a vivir una vida normal. Pero entonces se encontró con esta:

Lo siento M’Rabo, pero es releer estos cómics y lo de Bendis me parece corrientito…

Para entonces Scott no había perdido el tiempo en eso de olvidar a Jean y ya estaba saliendo con Lee Forrester; pero es que Madelyne Pryor era pelirroja, le ofrecía un puesto de trabajo y era idéntica a Jean. Según dice Claremont, su idea era que Scott fuera feliz al fín, que hiciera su vida con Madelyne y que, aunque el personaje no dejara de salir en la serie, sólo interviniera en momentos muy puntuales. Pero Jim Shooter, Bob Layton, John Byrne y Kurt Busiek vieron aquella «ausencia» como una oportunidad, asi que se lo llevaron a XFactor para que volviera a coquetear con una recien resucitada Jean Grey. Claro, esto provocó que Scott abandonara a su esposa y a su hijo para reunirse con la pelirroja original, cosa que a ojos de todo el mundo lo dejó como a un perfecto indeseable (el movimiento se parece bastante a lo de la violación de Ms Marvel), con lo que Claremont se encontró con el marrón de explicar que hacía Madelyne a todo esto.

¡Así escurrían el bulto Scott y Bob Layton!

El bueno de Chris siempre trata de ser consecuente con la personalidad de sus personajes, asi que decidió convertirla en una coprotagonista más de Uncanny X-men. Es cierto que la pobre no pegaba mucho con el resto del reparto (aunque menos habría pegado con Excalibur, todo hay que decirlo), pero Claremont era consciente de que si la dejaba suelta lo mismo la convertían en una bruja demoniaca o algo peor. Mientras tanto, en Factor X, Layton (y el incompetente de su editor, Bob Harras) esquivaron durante meses la patata caliente del abandono de hogar de Scott, pasando de puntillas por el espinoso asunto y dejando que se alargara más de un año hasta la salida del guionista de la serie. La sustituta de Layton, Louise Simonson, se vió obligada a tratar el asunto inmediatamente; Scott volvió a la casa de Alaska donde vivían los dos y se encontró con que su familia había desaparecido. Tras un número entero lloriqueando y autocompadeciéndose por esa desaparición (un poco tarde se preocupaba de su familia, pero no le podemos pedir mucho más al tonto de Scott Summers), Cíclope vuelve a Factor X y mediante jeta sobrehumana decide no preocuparse mucho más del asunto. No volvería a saber nada más de ella hasta que se entera por la televisión del firewall australiano que Claremont le metió a Uncanny; la Patrulla X ha muerto en Dallas, Madelyne incluida. Scott sufre mucho por ello (no sabe estan vivos y que todo es un montaje de mal gusto), pero como ahora ya tiene vía libre para quedarse con la pelirroja original, tampoco se mortifica mucho por ello. Además, su hijo ni siquiera hablaba todavía, asi que ya tendría tiempo de hacer otro…

Euh… Siniestro no era un ser humano, debía ser un demonio, un clon, un esqueleto con pintas…

No voy a hablar de la chapuza de Inferno porque es un esperpento que afecta más a la pobre Jean que a Scott. Sólo diré que tanto Madelyne como el niño acabaron sufriendo el más horrible de los destinos imaginables, y que Scott volvió a tener a Jean para el solito solo sin ningún obstáculo a la vista. Y hasta justificaron su comportamiento «indecoroso» afirmando que se debía a que estaba condicionado por Mister Siniestro. Es entonces cuando a algún iluminado se le ocurre que sería una buena idea que a Scott se le fuera la vista por otras:

¡Las manos quietas que van al pan!

Eran los oscuros tiempos tras la caida de Chris Claremont y el ascenso al poder casi absoluto de Bob Harras, y Cíclope volvía a ser el líder de referencia de la Patrulla X. Es cierto que en un principio la idea era que hubiera un grupo liderado por Tormenta y otro por Scott, pero la llegada de Lobdell y Nicieza, más la serie de dibujos que lo ponía a él como jefazo supremo de la banda, provocaron que Cíclope se quedara en el centro del universo mutante (con permiso del bueno de Logan, que era el único mutante con serie propia en aquel momento). Lobdell y Nicieza, dos tipos especializados en hacer historias derivativas y repetitivas que aburrirían hasta a un sexador de pollos, tuvieron una idea originalísima: casar a Jean con Scott. La bonita historia de amor había terminado con final feliz…

Oye Quesada, mejor que un mefistazo, ¿no sería mejor remendar tus cosas con un «no más bodas»?

Pues no. Porque tras cosa de siete años de dejar a los personajes sin ningún desarrollo (o lo que es lo mismo en Marvel y DC, casados) Grant Morrison llega a la serie y decide que lo mejor es… ¡Que a Scott se le vayan los ojos detrás de otra! Es más, el muy cabrón después de andar llorando detrás de todas las pelirrojas que se le habían encontrado en el camino, se le ocurre ponerle los cuernos a la parienta con Emma Frost (aunque telepáticamente, eso sí), la Reina Blanca, la bruja aquella que perseguía a Kitty Pryde y la encerraba en una jaula dia sí y dia también. Para colmo, Scott también sufre otra transformación que ya se intuía al final de Inferno; tras años de predicar que «La Patrulla X no mata», decide llevar a cabo una de las eutanasias más dolorosas jamás vistas en un cómic, matando a un mutante moribundo a base de aplastarlo con sus rayos ópticos. Morrison había puesto todo patas arriba, y al cuerno con las consecuencias.

«No te va doler, no…»

Es en esta etapa más o menos cuando Jean recupera el Fénix de forma un tanto extraña (y sin que se cabreen los Shi’ar o los Vengadores) y acaba muriendo asesinada por el Magneto más lamentable jamás visto en años. Scott ya es libre de acostarse físicamente con Emma porque el luto por su esposa le durará poco tiempo (cosa que ya no nos sorprende). A partir de aquí Scott permanecerá fiel a su telépata favorita, y tras una pelea con Xavier por un quitame ese hermano Summers perdido que mandaste a morir en Krakoa (ver el X-men Deadly Genesis de Ed Brubaker), Cíclope se convierte en el amo y señor de la Escuela Xavier de Enseñanza Superior. No acabo de entender muy bien esto último desde el momento en que la casa y todos los terrenos son de Xavier, pero paso de releerme un cómic tan malo para ver que clase de excusa se le ocurrió a Brubaker para justificar semejante tontería…

A estas alturas, la mayor parte de Deadly Genesis esta retconeada, pero lo de que Scott se quedara como dueño de todo permaneció.

Es aquí cuando se encadenan los horrores de las etapas de Brubaker y Fraction; La Bruja Escarlata reduce la población mutante mundial a cosa de 200 personas, a Cíclope eso le saca de quicio y empieza a gritar como un energúmeno eso de que son una especie en extinción, que tienen que nacer más mutantes. Hank McCoy, la Bestia, un tipo que en los 70 llegó a beberse una formula para quitarse los poderes, de repente se pone a viajar por todo el mundo en busca de una cura para que la humanidad vuelva a tener hijos mutantes. Los mutantes caen presa de una histeria colectiva, y Scott se pone a la cabeza de los profetas que presagian la inminente caida del cielo sobre sus cabezas; autoriza a Lobezno a crear un escuadrón de la muerte mutante que ataque a todos los enemigos potenciales de los mutantes. El sueño de Xavier de que humanos y mutantes vivan en paz pasa a un segundo plano, los mutantes ya no son parte de la humanidad, Cíclope ya no se siente humano ni quiere serlo.

¿Logan haciéndole el trabajo sucio a Scott? Vamos anda, a otro con esas…

Tras varios años de que la franquicia mutante se devaluara en favor de los Vengadores, toda la población mutante acaba viviendo en los restos del Asteroide M de Magneto, se declaran estado soberano y Cíclope se proclama Califa con Magneto de visir. La transformación de Scott Summers y su pandilla en la Hermandad de Mutantes Diabólicos empieza a consumarse del todo…

Y el momento tenía que inmortalizarlo nada menos que Greg Land, el príncipe de la «fotorreferencia».

Y entonces es cuando llega Avengers VS X-Men, Scott y su pandilla se creen que la fuerza Fenix es la cura para todos sus problemas y la cosa acaba con un Cíclope Oscuro ebrio de poder cargándose a Charles Xavier. ¿Las consecuencias de todo esto? Pues que ahora Scott va por la vida captando mutantes para su hermandad de mutantes diabólicos y arrastrando el buen nombre de los X-men. No solo se carga a Xavier, si no que también pretende arrastrar por el fango su legado.

¡Somos una élite, y los humanos a comer mierda!

Con lo que, dejando de lado el asunto del adulterio que estaría penado sólo en ciertos estados de EEUU, aquí tenemos los cargos contra Scott Summers: Abandono del hogar, conspiración para el asesinato en masa, apropiación de bienes ajenos (la mansión de Xavier), asesinato en primer grado, parricidio en primer grado con el atenuante de enajenación mental transitoria, evasión de la justicia y apología del terrorismo. A falta de que algún abogado me traduzca estos cargos en algo válido en una corte penal internacional o de los tribunales de Nueva York o San Francisco, me da a mi que la sentencia en 1981 habría sido la misma que tuvo la pobre Jean Grey: Muerte. A todo esto, ¿alguien se ha fijado en la evolución del personaje de Coloso…?

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