Con algo de retraso seguimos con las reseñas de las obras más importantes de uno de los autores más grandes del comic, Carlos Giménez. Tras las reseñas de 36-39: Malos Tiempos, Paracuellos y Barrio, le toca ahora a la última de sus grandes “Sagas”, Los profesionales. En esta serie de álbumes Giménez retoma la senda de la autobiografía y a través de sus recuerdos y los de sus amigos nos narra otro pedacito de la historia de España. Así que acompañemos a Carlos Giménez a la España de los años sesenta para descubrir cómo se vivía en la España de aquellos años y como se desenvolvían en ella los dibujantes de comics.
Aunque esta obra, como otras muchas suyas, contiene mucho de su vida, en Los Profesionales Carlos Giménez deja un tanto de lado el tono más costumbrista de las anteriores para centrarse en el día a día de los dibujantes que trabajaban en la agencia de historietas “Creaciones Ilustradas” del señor Filstrup (Basada en la Selecciones Ilustradas de Josep Toutain). No es difícil empezar a leer este comic y a poco que se conozca algo de los autores que comenzaron sus carreras en aquellos tiempos empezar a poner nombre a cada personaje de esta obra.
Pero como dice Giménez en los prólogos de los álbumes, aunque todo lo que se cuenta en los Profesionales sucedió de verdad, no siempre les paso a las personas en las que se basan los personajes de esta obra o se juntas vivencias de varias personas reales en un mismo personaje. Y es que aunque Los Profesionales se basa en la vida real de aquellas personas, no pretende ser una crónica fiel y detallada de aquellos años, no estamos ante un libro de historia, sino ante un comic, uno muy bueno, en el que se nos cuenta lo que se vivía en España, y como se vivía, en aquellos tiempos.
Eso sí, al estar esta obra más centrada en el día a día de los dibujantes y menos en la situación del país no encontramos tanto dramatismo como en las anteriores obras reseñadas. Aquí el drama y la amargura se diluyen y las historias se centran sobre todo en el humor, un humor en ocasiones muy negro y muy cruel pero humor al fin y al cabo. Y es que si creemos a Carlos Giménez, y no tenemos razón para no hacerlo, estos dibujantes no es que fuesen crueles, es que podían llegar a ser unos hijos de puta con las bromas y putadas que se hacían entre ellos, pero pese a ello se las arreglaban para hacer su trabajo.
Esta parte, la del trabajo es sin duda una de las más interesantes de Los Profesionales, el ver cómo y de qué manera tenían que cumplir con unos plazos de entrega que les obligaban a trabajar al límite por una miseria. El calco de imágenes, o incluso de páginas enteras, de comics traídos de otros países o de compañeros con mejor mano estaban a la orden del día. También el tener que lidiar con guiones imposibles de plasmar en viñetas o la falta de documentación grafica a la hora de dibujar según qué cosas y que obligaba a los dibujantes a tirar mucho de la imaginación y la picaresca.
Cinco fueron los álbumes de los Profesionales acompañados de una especie de apéndice titulado “Rambla arriba, Rambla abajo”, en el que Giménez dejo un poco de lado la vida de los dibujantes para retomar su vena costumbrista a través de las historias de las gentes que uno podía encontrarse en las Ramblas de Barcelona. Es en este álbum en el que encontramos una de las escenas más tristes y dramáticas que he llegado a ver nunca en un comic y que demuestran porque Giménez es tan grande.
Actualmente Carlos Giménez va a recuperar esta época en la serie de Álbumes titulados “Pepe”, centrados en la vida de su gran amigo y gran artista tristemente fallecido, Pepe González. Aunque esta serie no es una continuación de Los Profesionales, será otra nueva oportunidad de asomarnos a aquella época y también será sin duda otra oportunidad para seguir disfrutando del inconmensurable talento de Carlos Giménez.