Hace mucho, mucho tiempo existió un comic titulado X-Force que vendió millones de copias, convirtió a su autor, de forma inexplicable, en una estrella y que fue el último clavo en el ataúd de la serie de los Nuevos Mutantes. Pero hoy no vamos a hablar de esa serie, hoy hablaremos de la serie, o más bien etapa de esa serie, que remato lo que en su día fueron los X-Force de Liefeld, el Fuerza-X/X-Statix de Peter Milligan y Mike Allred.
Los X-Force de Liefeld, pese a su éxito inicial, llegaron a un punto que difícilmente podían estar más hundidos. Todos los intentos de Marvel por hacer remontar la serie habían fracasado, cambios en los equipos creativos, en la orientación de la serie, crossovers… ya nada parecía ser capaz de revivir a esta moribunda serie, así que se la jugaron a una última carta, meter a una pareja de autores algo más arriesgados que los habituales y darles total libertad para rehacer la serie a su antojo.
Estos nuevos X-Force tenían en común con los anteriores nada más que el nombre, la cosa llegaba a tal extremo que en uno de los primeros números de la serie aparecían los miembros de la ultima encarnación del grupo reclamando el nombre a estos nuevos ¿Héroes? Que se habían apropiado de él. Y en España la cosa llego mas allá, ya que aprovechando la diferencia de idioma se rebautizo a esta serie con la versión española del mismo, para así diferenciarla aun mas de su predecesora, se ve que el titulo se había convertido en veneno para las ventas.
En esta nueva serie Milligan y Allred nos presentaban a un nuevo grupo de mutantes reunidos por un estrafalario millonario con el único objetivo de obtener beneficios a toda costa. Se había terminado lo de mutantes temidos y odiados por el mundo, no mas antihéroes sufriendo por ser despreciados por el mundo al que protegían. Aquí teníamos a una panda de busca glorías narcisistas que no tenían nada que envidiar a ningún concursante de reality show. Les daba igual el mundo, solo les importaba la fama, la buena vida y su porcentaje de beneficios.
Pero muy a su pesar, y para desgracia de su millonario fundador, a algunos de ellos les acabo creciendo una conciencia que termino por contagiase a sus compañeros de grupo, y poco a poco empezaron a ser héroes de verdad, más o menos. Y pese a lo que pueda parecer por el tono de la serie, esta se encontraba firmemente enclavada en el Universo Marvel. A la ya mencionada aparición de los clásicos X-Force hay que sumar que varios de los componentes de la nueva habían sido ayudados por Charles Xavier a controlar sus poderes o que el propio Lobezno era un viejo amigo del miembro más estrafalario y recordado del grupo Doop.
Que ese fue otro de los grandes puntos fuertes de la serie, una galería de personajes cada cual más absurdo que el anterior pero todos dotados de una personalidad y una identidad propias que hacía que les amases o despreciases, pero no dejaban indiferentes a nadie. Y con esta galería de personajes fue con la que Milligan y Allred no dejaron títere con cabeza. Criticaron todo lo criticable, los famosillos televisivos, la prensa del corazón, los propios comics de mutantes y de superhéroes en general… Y todo ello sin dejar de ser un comic muy divertido y muy alejado de todo lo que se publicaba en su época o a día de hoy.
La serie termino hace ya unos años, ya se sabe que lo bueno rara vez dura demasiado. Pero eso no debería ser obstáculo para descubrirla o redescubrirla y disfrutar de su lectura. Sobre todo ahora que Milligan se dedica a malgastar su talento en DC escribiendo Red Lanterns y Stormwatch de una forma tan anodina que cuesta creer que sea el mismo tipo que consiguió que una serie titulada X-Force fuese un grandísimo comic.