Al final la nueva temporada televisiva no ha estado tan desangelada como me temía. Es cierto que la mayoría de los estrenos han sido de lo más insulso, pero todavía hay alguna que otra serie que se puede rescatar. Entre estas se encuentra Homeland, un drama de intriga de la cadena Showtime. Agentes de la CIA, terrorismo internacional, posibles traidores… Todo esto y más en una serie que, al menos de momento, está manteniendo un buen nivel.
La historia comienza con Carrie Mathison (Claire Danes), una oficial de operaciones de la CIA que se encuentra en Irak tras la pista de Abu Nazir, un líder de Al-Qaeda. Su informante allí, un hombre condenado a muerte por las autoridades Iraquíes, está a punto de ser ejecutado. Carrie consigue entrar en la prisión donde se encuentra retenido y este le revela una información que podría ayudar a capturar al terrorista, siempre que a cambio Carrie mantenga a salvo a su familia. Esta información, que en principio no escuchamos acabara siendo importante más adelante.
Meses más tarde volvemos a ver a Carrie. Tras el desastre de su anterior operación ha sido destinada a trabajo de oficina en Washington, allí asiste en directo vía satélite al desmantelamiento de una célula terrorista en Irak por parte de operativos de la CIA. Pero hay una sorpresa en la misión, en la base de los terroristas había un prisionero estadounidense, el Sargento Nicholas Brody (Damian Lewis), a quien se daba por muerto desde hacía ocho años. Esto hace saltar las alarmas en Carrie, quien recuerda las palabras de su informante. Un soldado Estadounidense se ha pasado al bando de Al-Qaeda.
¿Es el Sargento Brody un traidor? Carrie está convencida de que si lo es, pero ha perdido la confianza de sus superiores y sabe que nadie la escuchara con tan pocas pruebas. Ni siquiera Saúl Berenson (Mandy Patinkin), su mentor en la CIA, confía en esa teoría que no está basada más que en la palabra de un terrorista ejecutado y en la intuición de Carrie. Pero ella no se rendirá y recurrirá a todos los medios, aunque ello suponga saltarse docenas de leyes, para probar que tiene razón.
Aparte de esta trama de espionaje, los protagonistas tienen que lidiar con sus problemas personales. El buen Juicio de Carrie puede estar nublado por una enfermedad que nadie en la CIA sabe que tiene. El Sargento Brody tiene que enfrentarse al hecho de que su esposa Jessica (Morena Baccarin) le daba por muerto desde hacía años, y que sus hijos apenas le conocen. Eso por no hablar de todo el lastre psicológico que se ha traído de Irak. Y es que dejando a un lado si es o no un traidor a su País, lo que está claro es que ya no es el mismo hombre que desapareció hace ocho años.
Así que en Homeland nos encontramos ante un más que entretenido drama, con misterios, intriga y actores competentes. Y por si alguno pudiera temerse lo peor, no, que la Fox haya metido dinero en la serie no la ha convertido en una secuela de 24, pese a que puedan tratar temas similares.