Los jugadores de PC no somos un niño alemán loco ni enajenados que se pasan el día cambiando de tarjeta gráfica, somos gente refinada que se sientan ante su ordenador con el monóculo puesto, y observamos con gesto de desdén los ports que nos hacen desde los juguetitos de Sony y Microsoft. Por eso, cuando nos enteramos de que Square Enix compraba Eidos, lo último que nos esperábamos era una secuela digna de Deus Ex; seguramente sería un shooter estandar pero con ciborgs y conspiranoia, basura para los niños de las consolas. Pues no.
Los mamones de Eidos Montreal me han hecho tragar el monóculo.Deus Ex: Human Revolution es un juego que me deja cargarme gente tirándole neveras encima, ¿a que fan de los dibujos de la Warner no le gusta eso? También poner una bomba en un sitio, esperar a que pase mi enemigo y reventarla, ¡maldita sea, es casi un simulador ciberpunk del Coyote!
Olvidaos de las imágenes, esto no es un FPS ni el clónico de Gears of War que nos temíamos; esto es un Deus Ex de verdad, y lo que se ha simplificado es lo mínimo. Las habilidades ahora son todo «aumentos», la experiencia nos deja comprar nuevas habilidades y lo de abrir cerraduras y reventar ordenadores ahora ya no depende de tres habilidades distintas, sólo de una. Y lo más importante y más demandado en la primera parte, podemo anular a nuestros enemigos cuerpo a cuerpo, sin necesidad de armas. A puñetazos o a lo Lobezno con las sierras mecánicas que nos salen de los brazos, a gusto del consumidor.
Vale, el juego no es tan grande, ni los escenarios son tan gigantescos como antes. Pero sí te puedes perder en ellos, la historia te agarra como en el original (joder, esta vez no va sólo de Conspiraciones Enlatadas S.A. y hasta tiene sentido) y tenemos la misma capacidad para desfacer nuestros entuertos de varias formas posibles.
La historia se desarrolla unos 20 años antes del Deus Ex original, y nuestro protagonista es Adam Jensen, el jefe de seguridad de una empresa que fabrica «aumentos», esto es, prótesis robóticas. La sociedad del año 2027 esta polarizada entre defensores de lo ciborg y detractores, gente que se cambia las piernas por unas robóticas para correr más rápido y gente que antes muerto o cojo antes que perder «algo de humanidad».
El juego sigue siendo un «ve de A a B y luego a C y no me importa cómo lo hagas, pero hazlo», con lo cual sigue las convenciones de un RPG normal. Pero nuestro vicio acaba estando en colarnos por cualquier lado, fisgonear todos los ordenadores posibles, robarles a nuestros compañeros de trabajo y que empiecen a sospechar unos de otros, meternos en el baño de señoras y que luego nos echen la bronca por hacerlo… Y el gran reto, acabarse el juego sin matar a nadie.
Porque volvemos al Deus Ex original, donde las decisiones importantes no vienen definidas por un cartelón enorme de «ATENCIÓN: ESTO CAMBIA LA TRAMA DEL JUEGO» si no por cómo actuaste en mitad del follón. Hay momentos en los que el juego te dice que tienes que hacer algo determinado y tu haces otra cosa y acabas haciendo que tal personaje viva o muera. Hay momentos en los que si te pones a perder el tiempo fisgoneando los ordenadores ajenos algún enajenado lo mismo revienta a no sé cuantos rehenes.
Y es un juego largo, muy largo. Puedes intentar solucionar las situaciones en plan chapucero, corriendo de un lado a otro mientras te disparan por todos lados, pero aun así el juego te va a durar mucho tiempo, y te va a hacer pensar, como el Commandos, como entrar en tal sitio y hacer no se qué. Junto al Witcher 2, Deus Ex: Human Revolution es el mejor juego en lo que va de año, y habrá que ver si Hard Reset o Batman Arkham City pueden con el.