Aunque ahora cueste creerlo DC Comics no siempre estuvo dirigida por un inútil descerebrado llamado Dan Didio. Hubo una época en la que DC tenía mandamases de verdad, gente como Jenette Kahn o Paul Levitz, bajo cuya dirección surgieron muchas obras maestras de DC. Hoy toca hablar de una de ellas, de uno de los comics de superhéroes más divertidos que se han publicado jamás. De sus autores ya hablamos aquí hace unas semanas a cuento de su versión de Los Defensores. J.M. DeMatteis, Keith Giffen y Kevin Maguire, tres nombres que han pasado a la historia por crear una de las más memorables versiones de la Liga de la Justicia, la J.L.I.
Corría el año 1987, J.M. DeMatteis era el guionista de la JLA y acababa de terminar lo que se conoce como “La Liga de Detroit” Era necesario relanzar la serie, así que con la ayuda de Keith Giffen presentaron a DC la propuesta de lanzar una nueva serie protagonizada por “Los Siete Grandes”, pero todo fueron impedimentos. Superman acababa de ser “reiniciado” por Byrne, Wonder Woman por Perez y Flash por Mike Baron, Aquaman les fue vedado porque en DC no sabían muy bien qué hacer con él y Andy Helfer, el editor de Green Lantern, les dijo que utilizasen a Guy Gardner en lugar de Hal Jordan. Solo Denny O’Neill, el editor de Batman, se apiado de ellos y les dejo utilizarle. Así que se encontraron con que tenían a Batman, a J’onn J’onnz y a un montón de segundones. El grupo se reunió como tal al final de la miniserie de Legends y la serie, ahora titulada simplemente “Justice League” comenzó su andadura.
Para completar la alineación se añadió al Dr.Fate, Guy Gardner, Canario Negro, El Capitán Marvel, Blue Beetle, Booster Gold, Mr.Miracle y Oberón. Ya que no tenían a los principales personajes sino a unos cuantos secundarios que habían tenido poco o nulo desarrollo Giffen y DeMatteis aprovecharon para darles una personalidad y una humanidad que no habían tenido nunca. Y ya que estaban renovándolo todo, decidieron huir de la tónica de hacer series más duras y sombrías, que se había impuesto tras Watchmen y Dark Night, haciendo una serie humorística. El grupo pronto pasó de ser solo la JL a ser la JLI gracias a la ayuda del Industrial Maxwell Lord que consiguió que el grupo se convirtiese en internacional bajo el auspicio de la O.N.U., quienes solicitaron la inclusión del Capitán Atom y de Rocket Red. El grupo ya estaba formado.
Bajo la guía de Giffen y DeMatteis y la inestimable ayuda de Maguire, la serie se convirtió en un pedazo de obra maestra del humor. Y todo eso sin convertir la serie en una parodia. Seguían siendo superhéroes, y seguían salvando el mundo de amenazas que podían destruirlo, pero no se enfrentaban a ellas como arquetipos monolíticos, lo hacían como personas. Bromeaban para relajar la tensión, se asustaban, gritaban, se hacían amigos… Y todo ello sin dejar de ser ellos mismos. Nadie puede leer esta serie y decir que Batman o J’onn están irreconocibles. Todos actuaban como debían actuar pero dejándonos ver a las personas que había bajo los trajes. No hay más que recordar aquella impagable escena en la que un arrogante Guy Gardner desafiaba por enésima vez a Batman por el liderazgo del grupo y de cómo este aceptaba su desafío noqueándole de un solo puñetazo. ¿Fuera de personaje? Para nada, ¿Divertido? No podría serlo más.
Pero si durante esta etapa hubo unos personajes que brillaron con luz propia estos fueron Blue Beetle y Booster Gold. Los dos pese a tener serie regular propia en los inicios de la JLI estaban siendo bastante infrautilizados. Beetle no era más que un Batman de segunda, con su empresa, sus cacharros tecnológicos, etc. Booster era un timador del siglo 25 que solo buscaba fama y fortuna, con ocasionales intentos de ser un héroe de verdad. Pero en la JLI se convirtieron en casi personas reales. Pronto formaron una de las mejores parejas cómicas del comic, sino la mejor. A lo largo de la serie les vimos arruinarse y perder sus empresas y como aprovechaban cada ocasión que tenían para montar algún negocio que les permitiese ser ricos de nuevo. Alquilar sus servicios como héroes o montar un casino en la isla tropical de Kooey Kooey Kooey fueron solo algunos de las disparatadas e ineficaces ideas que tuvieron para volver a ser ricos.
Mañana seguiremos con la segunda parte de este artículo. Ahondando en el grupo, sus villanos y sus aventuras. Que una serie de este calibre necesita más de un articulo, y seguramente más de dos y de tres, para ser convenientemente reseñada.