Aunque hoy en día estamos acostumbrados a ver las caratulas de los videojuegos con una calidad similar a las de los DVDs de Cine y demás, con pinta de estar realizadas por diseñadores gráficos de verdad, al menos en buena parte de los casos. Lo que no sabrán los más jóvenes es que esto no siempre fue así, que hubo una época en la que las caratulas de los videojuegos parecían dibujadas por un niño pequeño que había pasado por las oficinas, en la que parecía que pretendían que nadie comprase esos juegos creando para ello las caratulas menos atractivas posibles, una época tan lejana que seguramente muchos de nuestros lectores ni siquiera habían nacido. Estoy hablando de los salvajes años ochenta.
Olvídate de ver carátulas así en el interior del post.
Aunque en esos años la mayoría de las caratulas de los juegos eran un horror digno de una pesadilla de Lovecraft, hubo una consola que consiguió destacar por encima de todas las demás en cuanto a diseño, la división estadounidense de Sega con sus juegos para la Máster System. Estaba claro que uno no compraba juegos de la Máster System atraído por su caratula, o cruzabas los dedos y te dejabas guiar por el azar o por lo bien que sonase el nombre o te fiabas de la recomendación de alguien. El departamento de diseño de Sega en Estados Unidos debió ser digno de verse en aquella época, para así descubrir que fue lo que les llevo a decidir que daba igual como fuese la caratula del juego en Japón o lo atractiva que esta fuese, en Estados Unidos todas debían ser minimalistas al máximo.
En los primeros tiempos de la consola en los USA todas las caratulas compartían las mismas características, un fondo compuesto por una cuadricula gris, el logo de sega en una esquina, el titulo del juego compuesto con una tipografía de estilo romana y una ilustración de lo más simple con colores planos. Cuando digo simple lo digo en el peor sentido de la palabra, caratulas simples han habido siempre y muchas han funcionado perfectamente, como aquella primigenia del Supermario en la que aparecía un sprite del juego mostrando a un Mario pixelado saltando en uno de los escenarios del juego. Si las de la Máster System hubiesen sido así hubiesen conservado la dignidad, pero no fue ese el caso. En Sega Usa utilizaban unas ilustraciones dignas del Clipart del Word, lamentablemente para nosotros y afortunadamente para sus autores, los nombres de los “artistas” jamás fueron acreditados.
Allí nos encontrábamos con obras maestras como ese luchador decapitado que se estrangula a sí mismo en el “Pro Wrestling” o el deforme niño del “Alex Kidd in Miracle World” dignas de cualquier museo de los horrores. También había portadas cumbres del vaguerío como los “Black Belt” el “Kung Fu Kid” o el “The Ninja” que parecían haber sido dibujadas a boli y escaneadas para colorearlas más tarde. Se ve que las artes marciales y las artes graficas no combinaban bien. De cosas como esa especie de bala gusano que casi mata al crio de “Teddy Boy” o del a prodigiosa nave espacial del “Fantasy Zone II” sinceramente ya no sé ni que decir, estas portadas me dejan sin palabras.
Debió ser todo un espectáculo recorrer las estanterías de cualquier centro comercial en los ochenta y ver todas juntas esas obras de arte del mínimo esfuerzo y observar las caras de los compradores a la hora de decidir que juego llevarse a casa. Por suerte para Sega acabaron dándose cuenta de que aquello era un horror y poco a poco el nivel de las caratulas fue subiendo hasta no tener nada que envidiar a las consolas rivales. Pero para los que nos criamos en aquella época, incluso para los que teníamos una Nes y nos reíamos de los cutres de la Máster System, las caratulas de esta consola serán para siempre un recuerdo imborrable.