Resulta que soy fan del cine español. Sí señor. Así lo digo. Me gustan más películas españolas que las que me disgustan, casi en la misma proporción que con el cine americano. Me alegro a rabiar cuando una película española sale muy bien (como Celda 211) y me cabreo mucho cuando los productores insisten en dar pasta a cosas como Los girasoles ciegos, cuando hay un ejército de nuevos realizadores con buenas ideas que lo que quieren es hacer algo distinto. Por eso, que Álex de la Iglesia sea el nuevo director de la Academia es un motivo más que bueno para dar palmadas con el culo. Un tío que ha escrito El día de la bestia tiene que molar por narices.
Lo malo es que, mientras que algunas películas funcionan desde el principio al final, desde el planteamiento al desenlace, hay otras que no. Tienen un buen comienzo… pero pinchan. Y cómo jode.
Ésta tía está loca y mata gente. ¿Cómo no vas a querer ver la peli?
Esto es Bárbara, una joven maltratada por la sociedad cuyo odio por la misma hace que mate sin control. Su objetivo es toda persona que se cruce en su camino y que cometa la indecencia de ir solo y ser una presa fácil. O atropellarle al caniche. O follar muy mal. Todo lo que quiere Bárbara es encontrar a su alma gemela, alguien a quien no odie y que comparta sus aficiones. No es fácil, y menos cuando se dedica a asesinar a sus compañeros de facultad.
La historia comienza in media res, con Bárbara torturando a Paco León (que se sale) en la escena más divertida de toda la película. Ella le cuenta cómo es ser una asesina y por qué lo hace, mientras él intenta que lo suelte, con más bien poca fortuna («¡loca del coño!»).
Por desgracia, todo empieza a caer en picado desde esa misma secuencia. Participan numerosos actores conocidos, tanto del cine como de la televisión, y no lo hacen mal. A decir verdad, Macarena Gómez está espeluznante. El problema es que, a pesar de que la intención inicial de la película es interesante, el desarrollo deja mucho que desear. Intentando parodiar a las películas slashers y su canon, se parodia a sí misma, cada vez más pasada de rosca, más absurda. Toca demasiados palos, mezclando la ciencia ficción con el cine de terror, y la acción se desparrama. Y ese final tan EXTRAÑO e INNECESARIO lo termina de romper todo. Sexykiller, tú antes mo… bueno, jo, tenías buena pinta.
Reírte te ríes, pero la mayor parte del tiempo se hace pesada. Macarena Gómez lo salva un poco, pero al mismo tiempo su papel de petarda lo termina chafando. Es demasiado asquerosamente relamida.
Para cuando todo termina, das gracias. No es tan espantosa como Precious. En cierto modo sabes que su autor no deseaba hacer una buena película, sino una entretenida. El problema es que tampoco es que lo logre mucho.
Sigan intentándolo.