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El Presidente delincuente

Hoy, por lo que sea, sin ningún motivo en concreto ni nada que me haya inspirado, me ha dado por acordarme de aquella vez hace veintitantos años en la que Jeph Loeb decidió convertir a Lex Luthor en el Presidente de los Estados Unidos. Una idea peculiar y un tanto estrambótica que me ha dado por revisitar de forma absolutamente espontánea y en la que he encontrado algunos elementos terriblemente inquietantes que ya no recordaba. Así que, como nunca es tarde para hablar de una historia, vamos a ver qué tal fue la presidencia de este villano.

¡Esto no podría pasar!

Corría el año 2001, y en lugar de encontrar monolitos negros en la Luna, los Estados Unidos de DC Comics, en vez de tener como presidente a George W. Bush, tenían a Lex Luthor. La idea en sí, como señalaba antes, resultaba inconcebible. ¿Cómo iba un villano sin experiencia en política a ganar unas elecciones limpiamente? Que es cierto que ningún presidente de ese país tiene las manos limpias, y unos las tienen más manchadas que otros, pero de ahí a votar por alguien como este personaje, que, aunque por aquel entonces (en la continuidad de aquella época) siempre había conseguido escaquearse de todos sus problemas legales, que no eran pocos, se sabía de sobra que no era alguien decente, hay un largo trecho. Ahí Loeb y el resto del super squad forzaron la suspensión de la incredulidad demasiado, ya que algo así era completamente inverosímil.

Al menso hay que concederle a Lex que tiene mayor dignidad capilar que otros candidatos

Pero gracias a los errores de su predecesor en algunos temas sensibles y a su personalidad mediática, Luthor fue capaz de convencer a buena parte del electorado de que todos esos crímenes de los que le acusaban no habían sido más que montajes de sus enemigos, y que su falta de experiencia en política, pero sobrada en el mundo de los negocios, le convertía en el candidato perfecto para el puesto. Una auténtica locura que solo puede resultar mínimamente creíble en un mundo de ficción como el de DC, en que, si existen cosas como Ciudad Gorila, Atlantis y héroes que vigilan la Tierra desde un satélite, entre otras muchas cosas, se puede llegar a aceptar la existencia de un presidente (presunto) delincuente.

Menos mal que no se ha puesto a bailar

Loeb forzó las cosas tan lejos que incluso llegó a contar cómo, durante la campaña presidencial, Luthor sufrió un atentado en el que alguien fue capaz de dispararle pese a toda su seguridad, aunque solo hiriéndole levemente, tras lo cual este llegó a insinuar que lo había planeado así. Yo no sé qué se le pasaba por la cabeza a Loeb cuando escribió todo esto, pero pretender que el público podría caer en un truco tan barato y tragarse las mentiras de Luthor para ganarse las simpatías de los estadounidenses es demasiado. ¡Algo así jamás podría pasar en la vida real!

Yo no se que fumaban estos autores para inventarse estas historias

Y Luthor ganó las elecciones (de no ser así, no podría estar escribiendo esto), se convirtió en Presidente de los Estados Unidos y, a la hora de formar gobierno, los diferentes autores que participaron en esta historia sí que hicieron algo bastante verosímil. Y es que el camino fácil hubiera sido que Luthor hubiese llenado su gobierno de patanes incompetentes leales a él (como Otis en la película de Donner), de personas absolutamente incapacitadas para sus respectivos cargos. Algo así como poner a Morgan Edge a cargo de hacer más eficiente el gobierno o darle algún cargo al Capitán Nazi.

Que loco hubiera sido que Luthor pusiese en su gobierno a gente aficionada a hacer el saludo romano…

En lugar de eso, el gobierno de Luthor estaba formado por gente como Peter Ross, el amigo de la infancia de Clark Kent y marido de Lana Lang, como su vicepresidente, y entre los diferentes miembros de su gabinete encontrábamos nombres muy familiares, como el de Jefferson Pierce (Black Lightning) como secretario de Educación, Sam Lane como secretario de Defensa, el mismísimo Frank Rock al frente del Estado Mayor Conjunto o Amanda Waller (cuando aún no era una villana megalómana) al frente de los asuntos metahumanos. Un equipo formado por gente profesional y bastante decente que le daba bastante credibilidad a su gobierno. Así que, menos mal que esta historia no estuvo escrita por malos guionistas de los que recurren al tópico fácil y no convirtieron el gobierno de Luthor en una parodia de la Legión del Mal de los Superamigos.

Pues un gobierno así no estaría mal la verdad

Pero al final pasó lo que tenía que pasar: Luthor se dejó llevar por el poder que poseía, se creyó absolutamente impune, que realmente podía hacer lo que le diese la gana, pero su naturaleza fue más fuerte que su sentido común. Así fue como acabó cometiendo crímenes de una forma tan pública que todo el mundo acabó teniendo que aceptar finalmente qué clase de persona era, y perdió la presidencia de una forma bastante brusca, huyendo como un cobarde en lugar de afrontar la responsabilidad de sus actos.

Quien sabe, igual Lex no acaba siendo el primer presidente estadounidense en ir a prisión…

Tras volver a releer esto, no puedo decir que este largo arco argumental sea una de las historias fundamentales e imprescindibles de Superman, pero sí que fue una relativamente interesante para Lex Luthor. Y eso pese a todas las libertades que se tomaron los diferentes equipos creativos a la hora de tratar de hacer creer al público que algo así, un villano presidente, era verosímil y no un completo disparate. Pero también he de decir que, en días como estos, hay momentos en los que leo las noticias y no puedo evitar pensar que ojalá Luthor fuese el presidente de verdad…

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