Llevo siguiendo a Jed MacKay desde que lo descubrí con aquella locura de las 50 portadas del número uno de Black Cat. El cómic no me llamaba la atención en absoluto, pero al ver que había vendido una barbaridad y tantas portadas, pues piqué. Y me lo leí. Y me pareció interesante, no buenísimo, pero era bastante entretenido. Y así me quedé leyéndolo, y así empecé a seguir con interés todo lo que hacía este hombre hasta que mató al Doctor Extraño y oye, se hizo una etapa maja con Clea y Stephen. Y cuando parecía que todo estaba en su sitio y el tío dando el do de pecho, empezó a hacer Vengadores y hasta X-Men, series en las que su trabajo me parecía menos interesante y… Ha dejado Doctor Extraño. Ay.
Para mi el golpe ha venido así, sin avisar. De sopetón. Me leo el 18 de Doctor Strange y me pega la puñalada en la última página, The End. Cuando el personaje acababa de salir del crossover sosainas aquel de Blood Hunt, ése que esta misma semana pasada decíamos que habría quedado mejor como una historia dentro de Doctor Extraño que como maxicrossover. Y aun así ya digo, me habría gustado más una historia en la que Stephen no se pasara todo el santo día con su forma astral, así que hasta cierto punto estaba deseando que pasara esta parte para volver a lo bueno, a Clea y Stephen petándolo por ahí… Pero que no, que MacKay se va, que fin, que se acabó su Doctor Extraño. No, admito que no miré las solicitations de septiembre, ni me había fijado que para ese mes no había un Doctor Strange. Que me la han cancelado los muy cabrones, ¡me la han cancelado! ¡A Jason Aaron no le cerraron su serie del Doctor Comemierda con Hacha, pero ésta que era divertida la cierran!
Vale, igual es lo mejor. Quiero decir, aunque siguiera dibujándola estupendamente Pasqual Ferry, lo mismo nos venía un gañán desorejado y nos la liaba. Que en noviembre sale el evento que continúa Blood Hunt, One World under Doom, que seguramente guionice MacKay -un señor que está escribiendo a la vez Vengadores y X-Men, no recuerdo a nadie que hiciera las dos cosas a la vez- y en el que a buen seguro continuará contando historias del Doctor Extraño. Con suerte, después de ese evento volverá con Stephen, aunque no sé si seguirá con Pasqual Ferry y… Bueno, entendedme, somos perros viejos. Cierran series, las abren, y con eso sacan ventas. Pero yo solo quería mi ración mensual del Doctor Extraño -el Doctor Extraño de verdad, que lo he echado mucho de menos- uno que hablara de las llamas de faltine y los vientos de watoomb y las bandas carmesí de cyttorakk, me había vuelto a enamorar de Clea y estaba por fin contento con el personaje. Era él mismo, estaba en su ser. Y ahora eventazo, cierre de serie y la incertidumbre de que claro, si este hombre se despide es que probablemente la serie nueva que salga después del eventazo la lleve otro porque él está muy ocupado haciendo unos Vengadores que ni fu ni fa y una Patrulla que yaveremos.
Y ojo, para los estándares de hoy en día la etapa de MacKay ha sido larga, porque entre la Muerte del Doctor Extraño, Strange y Doctor Strange el hombre se ha hecho sus buenos dos años largos. Seguramente lleva más tiempo con el Caballero Luna -¡que tendrá ese!- pero cada vez tengo menos series que cuando llega un número nuevo me dan esa sensación de «hogar», de que todo está en su sitio. Sí, curiosamente el mismo día llegó el primer número del Uncanny X-Men de Gail Simone y sí, volvíamos a casa, pero por ahí todavía vamos pisando huevos o, para no perder las buenas costumbres, en el terreno del «humor y calidad a raudales». Entendedme, no es una pataleta porque se haya acabado -que lo es- si no porque repito que me cuesta encontrar mi «casa»; llega un momento en la vida de cualquier lector de Marvel y DC en el que tiene que darse cuenta de que igual no eres fan de tal o cual personaje si no de ciertas etapas concretas. A la gente le pasa muchísimo eso con El Caballero Luna, Daredevil, Animal Man o hasta el mismísimo Superman, en mi caso no es así con el Doctor Extraño porque hasta finales de los 80 casi todas las etapas del personaje son más que decentes, exceptuando todo lo que hizo Roy Thomas que nunca entendió el personaje. Pero no hablemos de Roy Thomas, que está de moda atizarle porque es tonto.
Me gusta el Doctor Extraño. Me gustan los 4 Fantásticos, aunque en realidad lo que me gusta es Kirby, Byrne y Walter Simonson. Y lo tengo que reconocer, y no pasa nada, y me gusta La Patrulla X aunque lo que realmente me gusta es la etapa de Chris Claremont. Pero cuando son 15 años que definen la serie, pues piensas que sí, el problema viene cuando luego pasan treinta años que en la mayor parte de los casos hacen que te eches las manos a la cabeza. Con el Doctor Extraño no pasa eso porque se pasó veinte años sin serie propia, pero los 4 Fantásticos han tenido un recorrido penosísimo por el desierto en el que unas etapas te resultarán más simpáticas que otra, pero en su mayoría han sido mediocres cuando no directamente malas. Los últimos veinte años del grupo han sido penosos, a pesar de que autores de la talla de James Robinson o Straczynski han pasado por la serie, pero ninguno ha dado con la tecla y el que más ha destacado ha sido un Jonathan Hickman que sigue siendo incapaz de caracterizar a un ser humano con emociones. La última etapa de Ryan North tiene sus momentos, pero tengo que reconocer que sigue sin hacer que la serie sea «mi hogar».
Así que nada, habrá que desear que la Patrulla X de Gail Simone funcione… O que Jed MacKay me esté tomando el pelo. O las dos cosas, que serían mucho mejor.