Hoy quiero hablar una vez mas de uno de mis personajes favoritos del cómic, el Juez Dredd. Y para la ocasión quiero centrarme en otra de esas historias que se alejan de las grandes sagas épicas en las que reina la violencia mas extrema para poner el foco en esos temas socio-políticos que de forma tan directa como certera ha estado tocando este personaje a lo largo de sus mas de cuatro décadas de existencia. Una historia que como no podía ser de otra forma esta escrita por John Wagner y quien acompañado en esta ocasión por Colin MacNeil nos mostraron hace mas de quince años uno de esos puntos de inflexión en la historia del famoso Juez en el que se cuestiono si sus acciones eran realmente justas…
“Mutants in Mega-City One” comenzó su publicación en el Prog 1542 de Junio de 2007. En aquella historia un joven matrimonio, que hacia poco habían regresado de su trabajo en la Tierra Maldita, se encontraba conque su hijo recién nacido era mutante. Un suceso ante el cual la ley de Mega-City One solo les daba tres opciones, enviar al niño a unas instalaciones para niños mutantes en la Tierra Maldita, la deportación de los tres hacia ese desierto radiactivo o la eutanasia de su bebe. Negándose a cualquiera de esas opciones el matrimonio se dio a la fuga con su hijo, lo que les puso en el punto de mira de los Jueces…
Pero mientras eso sucedía Dredd mantenía otra batalla para la que nos tenemos que remontar brevemente a otra historia, “Origins”. En aquella saga publicada un año antes para conmemorar el treinta aniversario del personaje, John Wagner y Carlos Ezquerra nos habían contado dos historias paralelas, en el pasado y el presente, en el que el robo del cadáver del Juez Eustace Fargo, padre genético de Dredd y fundador del sistema que impera en Mega-City One, se entremezclaba con flashbacks mostrándonos con detalle el origen de dicho sistema y de los propios Jueces. Sin revelar demasiado de esta saga de lo mas recomendable, baste decir que en aquella saga Dredd conoció a los Fargo, una familia de mutantes residentes en la Tierra Maldita y descendientes directos de Ephram Fargo, hermano de Eustace, lo que les convertía en una especie de primos lejanos del propio Dredd.
Pero pese a que este no era ni muchísimo menos el primer encuentro de Dredd con mutantes, que, en el pasado había incluso ayudado a muchos de ellos en el transcurso de sus misiones en aquel desierto, a que el propio Departamento de Justicia les emplea cuando sus capacidades son útiles (pero no poseen deformidades físicas) como sucede con los miembros del cuerpo Psíquico y que una mutante, la Juez Cassandra Anderson, es una de las pocas personas en el mundo a quienes Dredd considera una amiga, esta fue la primera vez que Dredd vio realmente a las personas detrás de su ADN mutado.
De vuelta al presente nos encontramos conque ese encuentro con su familia, y otros eventos sucedidos en Origins, le han llevado a cuestionarse muchas cosas en las que creía y ha presentado ante el Consejo de los Cinco, el gobierno de su ciudad, una moción para anular las leyes anti mutantes que llevan en vigor décadas. Y con esta premisa tan aparentemente sencilla Wagner nos muestra lo ridículo que es el racismo. Dredd jamás se había cuestionado el trato que daba la ciudad a los mutantes, a quienes se consideraba casi como criminales por el mero hecho de nacer, ni las múltiples excusas tras las que se escudaba ese trato o como existía un doble rasero que les permitía incluso ser Jueces siempre que pareciesen humanos. Pero en el momento en el que conoció a mutantes de su propia sangre y se permitió conocerles de verdad eso empezó a cambiar. Algo que nos muestra también la hipocresía del personaje, a quien nada de esto le importo hasta que no le afectó personalmente.
Y este es uno de los aspectos que mas me fascina del trabajo de Wagner (y a veces también de Alan Grant) con el personaje, como durante mas de cuarenta años la forma de publicación de las historias de Dredd, con el paso del tiempo al mismo ritmo que en el mundo real, y especialmente conque gente como John Wagner hayan podido regresar una y otra vez a contar sus historias, han permitido desarrollar y evolucionar muy poco a poco a Dredd, haciéndole cambiar su postura en muchas cuestiones, humanizándole incluso, pero sin traicionar jamás la esencia del mismo ni provocar que este resulte irreconocible. Porque pese a este había cambiado aquí y en Origins su opinión sobre los mutantes, Dredd seguía siendo ese firme defensor de la Ley que hemos conocido siempre, solo que cada vez veía mas claro que muchas de las leyes que había defendido con un fervor fanático no tenían sentido.
Pero pese a esas dudas Dredd seguía siendo un Juez, por lo que no tuvo mas remedio que perseguir a esta familia y como no podía ser de otra forma acabo localizándoles y arrestándoles. Pero siendo menos estricto que de costumbre ofreció a esta pareja anular su sentencia a cambio de que su hijo fuese enviado a unas instalaciones de investigación científica, algo que aceptaron como mal menor. Y mientras esto sucedía en las calles, el Consejo de los Cinco había votado y el veredicto había sido rechazar la moción de Dredd y conservar las leyes anti mutantes, lo que provoco que la visita que este esperaba de sus primos de la Tierra Maldita, a quien el mismo habia invitado en Origins, fuese anulada pese a que la propia Juez Jefe Hershey se ofreció a darles a estos un pase temporal de visita, algo a lo que Dredd se negó porque no podía aceptar que la ley no fuese igual para todos.
Wagner y MacNeil no dejaron aquí las cosas ni muchísimo menos y en los siguientes números de 2000 A.D. nos mostraron las secuelas de estos sucesos, la horrible realidad que se escondía (o que los Jueces preferían no mirar) detrás de esas leyes anti mutantes y los pasos que dio Dredd para asegurarse de que esa ley a la que tanto ama fuese un poco mas justa. Pero eso es algo que veremos con mas detalle mañana.