Con la publicación de su décimo numero hace un par de semanas llego a su fin Strange, la serie de Jed Mackay y Marcelo Ferreira en la que Clea Strange ocupaba la posición de Hechicera Suprema de la dimensión de la Tierra y hacia frente a quienes querían aprovechar la ausencia de su difunto esposo para atacar. Una serie (y su predecesora) de la que hemos hablado aquí a menudo porque Jed Mackay es lo mejor que le ha pasado a estos personajes en muchísimo tiempo, y ahora que ha llegado este final, que no es mas que un “hasta marzo”, toca hablar de nuevo de esta serie, de lo bien que ha acabado y de lo mucho que deseo que Mackay se quede a bordo durante muchos años. Y como no, con cuidado que hay SPOILERS de todo este volumen.
Desde que en Death of Doctor Strange Jed Mackay puso sus manos sobre el personaje los fans de este hemos estado de enhorabuena, ya que tras muchos años de grandes altibajos por fin la serie volvía a estar en manos de alguien que comprendía a la perfección al personaje y a quien se le notaba mucho cariño por este y por su larguísima y rica historia. Y eso que hablamos de alguien que se puso al frente del personaje matándole, pero ya sabíamos que algo así no iba a durar demasiado, y de hecho como descubrimos en el séptimo numero de Strange este no solo seguía en activo (aunque no vivo precisamente) sino que había estado apareciendo desde el primer numero. de esta nueva serie protagonizada por su viuda Clea.
Una serie que ha sido todo un placer desde el primer momento, con Clea volviendo a una primera linea que inexplicablemente le hicieron abandonar hace mucho, y mostrándonos que aunque seguía siendo aquella heroica mujer que había abandonado su hogar para seguir al hombre al que amaba, los años gobernando la Dimensión Oscura, su posición como Hechicera Suprema de allí y también un poco su sangre guerrera la habían transformado en una temible adversaria.
Una con la que por fin recuperábamos la magia de antes, atrás han quedado las armas místicas, ese precio de la magia con desastrosas consecuencias incluida la de tener que alimentarse de monstruosidades y esa sensación de que demasiados equipos creativos no sabían tratar a personajes místicos, pero que ahora con Mackay los personajes han vuelto a ser extensiones del poder de criaturas de otros planos.
Criaturas entre las que me gustaría añadir que se encuentran unas que realmente creía que jamas volvería a oír hablar de ellas. Porque aunque cuando comenzó esta serie parecía que los enemigos contra los que Clea se tenia que enfrentar eran de nuevo cuño, el Cartel de la Blasfemia, poco a poco descubrimos primero que eran parte de una vieja división mística de S.H.I.E.L.D. de la que nadie se acordaba, W.A.N.D., y mas tarde salto la sorpresa la desvelarse que detrás de ellos se encontraba la Trinidad de las Cenizas, unos enemigos del Vishanti contra los que Stephen Extraño se enfrento hace mucho tiempo en la Guerra de las Siete Esferas (hace casi treinta años al final de la saga de Rito Final) donde Extraño lucho contra ellos durante cinco mil años y estos quedaron tan aterrados por el que no se atrevieron a volver a amenazar la Tierra hasta que le creyeron muerto. Si es que da gusto cuando uno se encuentra con autores capaces de hacer cosas interesantes incluso con cómics que no fueron gran cosa (los infames 90).
Pero esa comprensión de los personajes ha ido mucho mas allá de lo superficial, Mackay no se ha limitado a recuperar como funcionaban sus poderes en el pasado o traer de vuelta viejas amenazas, sino que ha probado una y otra vez lo mucho que conoce a los personajes, los comprende y aprecia, dando la impresión de que aquí hay mucho mas que una buena tarea de documentación, realmente les tiene cariño. Y es que no es solo esta “nueva” Clea cuya evolución es lógica, sino la forma en la que ha retratado a Stephen, tanto a través de sus actos como por como le ven los demás. Aquí vuelve a ser aquel para quien toda vida es sagrada, que por encima de todo sigue siendo un medico para quien su juramento hipocratico es tan importante como las enseñanzas del Anciano y para quien lo primero es no hacer daño (algo que tristemente demasiados guionistas han querido olvidar en los últimos años).
Pero por encima de todo se podría decir que esta serie ha sido al final una historia de amor, una que ha reavivado una relación que se había dejado de lado durante demasiado tiempo y que ahora, quizás impulsados por el salto de Clea al MCU, ha vuelto al primer plano de nuevo. Y como alguien cuyo primer cómic del Doctor Extraño fue un Pocket de Ases de Bruguera en el que entre otras historias se encontraba la ruptura entre Extraño y Clea, me ha encantado el poder verles reunirse de nuevo convertidos en una fuerza imparable. Tanto que ese amor ha sido capaz de superar todos los obstáculos en los caminos de ambos y unirse de una forma imposible en un solo ser, Extraño, una criatura de luz y oscuridad, de vida y muerte y sobre todo de amor, contra quienes sus enemigos se han visto impotentes.
Y tras esta emocionante historia (aunque un tanto corta todo hay que decirlo) todo ha desembocado en lo que era de esperar. Una vez cumplida la misión que le encomendó la propia Muerte esta ha devuelto a la vida a Stephen Extraño, quien asumirá de nuevo sus responsabilidades pero en esta ocasión con su esposa a su lado, como quizás tendría que haber sido siempre (pese a que saliesen unos cómics cojonudisimos de aquella ruptura)
Algo que podremos ver a partir de marzo en el nuevo volumen del Doctor Extraño, donde Jed Mackay seguirá al frente de la serie, compaginándola con su relanzamiento de los Vengadores que espero con muchísimas ganas (que se trata de alguien que adora el pasado de Marvel, que le gustan las historias de amor y que ha metido en el grupo juntos de nuevo a Visión y la Bruja Escarlata, ahí van a saltar chispas y no solo del sintozoide) Y en este nuevo volumen contaremos con el talento de un Pasqual Ferry que a juzgar por las imágenes de avance que nos han mostrado esta inspirador y sin duda nos regalara muchos momentos memorables en esta etapa del Doctor Extraño que confío en que dure mucho tiempo.
