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Stan The Man: Buscando a Stan Lee (VI)

Lo de Spiderman es un tema complicado. Dentro de todos los personajes en los que se disputa la autoría de Stan Lee, Spiderman no deja de ser el más controvertido porque en la pelea entran Stan Lee, Steve Ditko, Jack Kirby y hasta, tangencialmente, Joe Simon. No deja de ser una historia en la que una idea va pasando de mano en mano hasta que cristaliza en manos del último en llegar, pero lo cierto es que Spiderman fue creado por Stan Lee y Steve Ditko. Tal vez no por ese orden.

Para bien o para mal, el Spiderman «clásico» es el de Romita.

Curiosamente y a pesar de que tradicionalmente se ha identificado a Peter Parker con Ditko porque el dibujante lo dibujó idéntico a él mismo en sus años mozos, hay una característica biográfica de Lee que lo acerca mucho a Peter: ambos tuvieron que trabajar desde muy jóvenes para mantener a su familia, con Lee teniendo una madre enferma. Aquel niño repelente de la ocarina que tanto sacaba de quicio a Jack Kirby en realidad era el único sueldo que entraba en una casa de cuatro, con un padre constantemente en paro, un hermano menor de edad -Larry- y una madre que acabaría falleciendo después de la guerra, en 1946. Stanley había sufrido mucho la enfermedad y muerte de su madre, y aunque fuera un buscaglorias y otras muchas cosas, está claro que en los diálogos de May y Peter Parker había mucho de él. Por supuesto, tampoco se puede negar que hasta en la época en la que Ditko estuvo escribiendo los guiones de Amazing apartir del número 18 Lee siempre se acreditó como único guionista y siguió cobrando esa parte del trabajo; pero Ditko era un artista al que le podían más las ganas de contar su historia que cualquier otra cosa.

Stan Lee decía que lo más importante de un cómic era el diálogo, y parece ser que se dejó una parte de él mismo en el diálogo de Spiderman.

Sin embargo, la cosa no duró y según cuenta John Romita (pero no Ditko ni Lee) las tensiones entre ambos llegaron a su punto crítico con la identidad del Duende Verde, la salida nada agradable de Ditko de la serie y su sustitución por el propio John Romita, que acabaría siendo el que le diera su look definitivo a Spiderman y la gran referencia a la hora de dibujarlo durante décadas. El que el personaje no se hundiera en la mediocridad tras la marcha de Ditko como si que lo hizo Doctor Extraño es un testamento claro del cariño de Lee hacia Spiderman, hasta el punto de que Lee siempre lo consideró como su mayor creación, el personaje sobre el que convenció a James Cameron para hacer una película en la jeta de un Chris Claremont al que habían llamado para discutir una sobre X-Men. Stan Lee nunca escondió que tenía favoritos entre sus hijos, y por encima de todos estaba Spiderman, aquel personaje que flojeó tras la marcha de Ditko pero se recuperó a largo plazo convirtiéndose en un tipo bastante más dicharachero que, en efecto, se había tornado en un avatar idealizado de si mismo que, como él, hasta acabó casado con una modelo (aunque esto lo escribiera muchísimos años más tarde en la tira de prensa y no en la serie regular).

Spiderman acabó siendo otro negocio familiar.

Otro que quería a algunos de sus personajes como si fueran sus hijos era Jack Kirby, al que le apasionaba su nueva creación, Estela Plateada. Silver Surfer era un personaje la mar de raro y Kirbyano, sí, pero Stan Lee tenía otros planes y creó a sus espaldas una serie regular del personaje dibujada por John Buscema, cosa que a Kirby no le hizo ni pizca de gracia, porque ese desplante se unió al hecho de que en Thor no le dejaron llevar a cabo su ragnarok que hubiera matado a todos los asgardianos y los hubiera reemplazado por nuevos personajes. Coincidía esta idea vanguardista y rompedora con la venta de Marvel Comics a Perfect Film & Chemical Corporation (futura Cadence Industries) que implantó una idea radicalmente opuesta: el valor principal de Marvel son sus personajes, los cuales deben permanecer iguales hasta el fin de los tiempos. Marvel debe de ser la nueva Disney, los personajes son icónicos y Stan Lee es el nuevo Walt Disney que lo creó todo, no existe absolutamente nada más. Jack Kirby no fue consciente al momento de la política de los nuevos propietarios, pero durante los tres siguientes años acabaría sufriéndola en sus propias carnes y abandonando la editorial dando un portazo al ocuparse del último número de la fallida serie de Estela Plateada en la que el personaje poco menos que se cagaba en la humanidad entera. Y con razón.

Estela Plateada contra Spiderman, en una de las historias en las que podemos ver el Spiderman menos empático de toda su carrera. Raro viniendo de un tipo que ha creado a Spiderman.

Pero si para Kirby Norrin Radd era importante, para Stan Lee estaba claro que también. La serie es probablemente la más moderna escrita por Lee, un testimonio claro de su evolución como guionista que deja claro que su afirmación de los años cuarenta sobre la predominancia del diálogo sobre los cuadros de texto ha cristalizado; con Buscema sus diálogos se antojarán largos o hasta pesados para el lector moderno, pero en su día eran… También un tanto pesadetes, no nos engañemos. Pero eran más vanguardistas, el cómic era bastante más fluido y Lee ya no tiene ese empeño de explicar toda acción como sí que tenía a principios de los 60. Ha habido una evolución como guionista que se ha visto en Spiderman, pero su canto del cisne como guionista presagia lo que van a ser los cómics en la nueva década. La filosofía y los lamentos -lloriqueos- constantes de Norrin Radd van a estar presentes en buena parte de los héroes de Starlin o Claremont, por supuesto que serán una evolución sobre todo esto porque ambos autores son deudores de Lee, pero es aquí donde se demuestra que Stan Lee si tenía valor como guionista más allá de Ditko y Kirby, aunque la obsesión por la atribución lo perdiera y éso es lo que destacara fundamentalmente para los fans de los 80 y décadas posteriores.

Creo que queda claro que de «farsante» nada, que el hombre sabía escribir la mar de bien… ¡Hasta que mañana salga Gerry Conway y diga que lo escribió todo el o algo parecido!

Porque la venta de Marvel le había dado un nuevo status a Stan Lee; sobre el papel, Goodman permanecería como jefazo hasta 1972, momento en el que cedería el puesto a su hijo Chip. Pero las intenciones de Cadence no iban por ahi, porque en cuanto pudieron le dieron puerta a Chip y pusieron a Stan Lee en su lugar, que dejó de escribir y editar cómics para encargarse de un papel de relaciones públicas mucho más etéreo; poco menos que aprobaba portadas mientras cedía las labores editoriales a otros, centrando su labor en sacar adelante revistas de escaso éxito y, sobre todo y ante todo, escribir libros para mayor gloria de Marvel, con giras por la televisión y la radio de todo EEUU. Se había convertido en Stan el Showman, Stan el histriónico, Stan el personaje. Su sucesor al frente de Marvel había sido Roy Thomas, que siempre valoró positivamente su labor y fue amigo suyo (y «escritor fantasma») hasta el final de su vida. Roy había sido junto a Denny O’Neil uno de los dos primeros «fans de Marvel» contratados por la editorial, y allí donde Stan siempre vio a Roy como su sucesor, no le pasó lo mismo con O’Neil, al que despidió de un día para otro sin dar razón alguna. Años después Lee lo excusaría diciendo que «DC lo necesitaba más que Marvel», pero la realidad es que a O’Neil lo echaron en un momento en el que, en sus propias palabras «tenía una esposa y un hijo, con lo que habría fregado los suelos con tal de mantener mi trabajo».

La saga de las drogas, una de las últimas grandes historias de Lee en la serie. Fijaos en el monólogo descriptivo de Spiderman, que no se corta en hacer exposición entre viñetas.

Dicho todo esto, parece claro que en las series escritas por Kirby Lee solía dejarle más «manga ancha» al dibujante para crear la historia, mientras que en las de Romita o Buscema no pasaba eso mismo; el mismo Romita no se cansa de repetir que prefería trabajar sobre un guión más detallado y Lee le cumplía el gusto. Tanto Silver Surfer (cuyas historias monopolizaría durante dos décadas) como Spiderman son la quintaesencia del diálogo de Stan Lee, y aunque tampoco creo que estuvieran escritas con un guión completo porque está claro que seguían el método Marvel, si que está claro que son más suyas, y allí donde Spiderman era más su «personaje showman» teniendo aventuras, Norrin Radd era un ser extraterrestre, más humano que los humanos, una criatura rara que Stan Lee se esforzaba en convertir en su obra maestra. Había orgullo de creador en él, no solo juegos y diversión; su enfrentamiento contra Mefisto estaba repleto de dudas filosóficas de sal gorda, sí, pero supongo que la intelectualidad de Stan llegaba hasta donde llegaba. Estaba intentando dar lo mejor de sí y de hecho para aquellos años quería dar el salto a la fama, a «más arriba». Se carteaba con artistas famosos que reconocían su labor, y hasta acabó siendo amigo de Alain Resnais, uno de los directores franceses aparecidos durante la nueva ola francesa aunque no se apuntara a ella. Lee quería hacer guiones de cine, obras de teatro, hacer algo distinto, y Resnais estuvo trabajando con él en un guión para una película que nunca llegó a hacerse.

Ya era el Stan Lee de las gafas de sol, el bigotón y el peluquín. Y así por muchos años.

¿Se había cansado Stan Lee de los cómics? Seguramente. Y seguramente llevaba cansado desde los años 50, porque él nunca negó que para él era un trabajo temporal, un escalón en su carrera hacia el éxito y la fama como escritor. Denny O’Neil, siempre echando pestes de él, dice que nunca conoció a nadie con más hambre de fama y fortuna, pero el pergeñador de los «Pop Art Comics» no dejaba de tener pasión por los cómics que hacia, no dejaba de tener favoritos e imponer su personalidad en ellos. Y, aun así, apenas hizo tebeos durante los 50 últimos años de su vida.

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