Tres años después de la ultima incursión en tierras canarias, Brainstomping vuelve a desembarcar allende los mares para realizar una crónica de un evento que, como Diógenes, se resiste a morir, la TLP Summer-Con. Un evento que tras la pandemia (que no se ha acabado, pero bueno) este año ha regresado en una versión reducida, por lo que todo lo que todo lo que presencie allí se puede relatar en un único post, para alivio de Diógenes que no le gusta que le recuerden que a veces gozo de un poco de libertad. Así que vamos a por el resumen de lo acontecido en este evento tan añorado por tanta gente.
El evento tuvo unos comienzos un tanto rocambolescos. Algún fallo en la comunicación con la organización provoco que no estuviese del todo claro si se nos había concedido la acreditación o no (algún email debió acabar en la bandeja de spam en una dirección u otra) pese a habernos pedido los datos. Así que sin otro medio de comunicarnos decidí recurrir al viejo método de acercarme a la puerta a preguntar… El único problema es que tras tanto tiempo sin celebrarse un evento de este tipo se ve que la gente de la isla tenia muchas ganas de fiesta y la cola gigantesca a la que no se le veía fin imposibilitaba el acercarse a las puertas o la taquilla a preguntar (a no ser que hubiese estado dispuesto a pasarme un par de horas al sol a medida que la gente iba entrando)
El segundo intento fue mas fructífero aunque un tanto extraño. Al acercarme a uno de los voluntarios que se encontraban en las puertas para preguntarle donde se recogían las acreditaciones (confiando en que la tenia pero el email de confirmación se había perdido) me respondió que se entregaban allí mismo, y tras asegurarle que me la habían dado para los tres días que duraba el evento se fio de mi palabra y sin comprobarlo en ningún lado me dio la pulsera que me permitiría entrar y salir a mi gusto durante toda la duración del evento. Definitivamente debo tener una cara de la que se fía la gente o el buda de los moteros me sonreía.
Una vez dentro me encontré con que unas cuantas cosas habían cambiado con respecto a las ediciones anteriores. Ya sabia que la duración se había reducido, pasando de toda una semana a solo tres días el fin de semana, aunque como la Summercon siempre había sido solo esos tres últimos días no me afecto demasiado si los chavales de la Lan Party tenían menos días para dormir allí dentro Pero también se había reducido el espacio, ya que este año el evento solo ocupaba una de las dos plantas del recinto, provocando que estuviese todo aglutinado (o comprimido mas bien), Lan Party, el escenario, la zona de juegos, los stands de las tiendas, el Artist Aalley y la zona de firmas de los autores. Esto supuso sacrificar el espacio dedicado a las exposiciones de los invitados, que la sensación de agobio fuese un poco mayor y que resultase un tanto complicado hablar con la gente por culpa del ruido combinado del escenario, los stands de juegos con gente gritando a todo pulmón como si estuviesen presenciado un partido de algún deporte y el disc-jockey al que habían encajado en una furgoneta con pinta de estar preparada para un apocalipsis zombie.
Y aunque se echaba mucho de menos cuando la parte dedicada al cómic se encontraba abajo, en un ambiente mas relajado con la gente del Artist Alley, los stands y los juegos, que suelen ser bastante menos escandaloso, y especialmente que las firmas se organizasen en aquellas salas con espacio de sobra para sentarse, con aire acondicionado y aisladas del ruido de fuera, el ambiente del lugar y el reencontrarse con unas cuantas caras conocidas valía la pena el sufrir el estar rodeado de tanto crio escandaloso que me hacían sentir cada vez mas como el vecino de Daniel el Travieso. Aunque allí me lleve la primera decepción del evento al comprobar que este año se habían sacrificado también los encuentros y charlas con los autores invitados de la parte de cómic, pese a que los youtubers e influencers si disfrutaron de su espacio en el escenario, algo lamentable pero no sorprendente ya que el apartado del cómic en estas cosas siempre se ha tratado con bastante menos preferencia que el resto de actividades.
Una decepción a la que se añadió que había olvidado en el hotel la mochila con los cómics que quería que me dedicasen los invitados, y como no me apetecía nada la caminata de ida y vuelta el viernes no me quedo mas remedio que conformarme con saludar gente y empaparme del ambiente. Acercarse a los stands era complicado y entrar en ellos a curiosear una misión casi imposible, así que me dedique a intentar no tropezar con la gente que llevaba cosplays aparatosos y a sorprenderme de como el recuperar mi afición por el manga y el anime me permitió este año reconocer muchísimos mas disfraces que en años anteriores.
Y aunque fue otra pequeña decepción no encontrar a nadie cosplayeado de ningún BL famoso (con lo fácil que es vestirse como los miembros del club de fotografía de la Academia Mori-Mori) si que fue reconfortante encontrarme casi a cada paso con jóvenes ataviados con el uniforme negro y amarillo de la Toman, caracterizados como Baji, el maldito Kisaki, Draken y mas de un Don Manjiro Sano, clara señal del aplastante y merecido éxito que esta teniendo Tokyo Revengers en nuestro país (aunque Diógenes me pidió que dejase de enviarle fotos de ellos y de muy malos modos porque es un amargado)
Pero aun quedaban por delante dos días de Summer-Con y estaba dispuesto a exprimirlos al máximo y conseguir como mínimo los objetivos que me había marcado, pese a que este año la oferta en este sentido no fuese las mas amplia y no hubiesen demasiadas actividades en las que participar (que no me veo yo metiéndome en talleres para hacer orejitas de gato ni en karaoke de kpop) Aunque todo eso lo veremos mañana con mas calma que esto aunque no ha quedado especialmente largo seria una pena no partirlo en dos y completar así la semana.