Ahora que se ha acabado ya la cosa esta de Devil’s Reign -que pereza dan estos eventitos, madre- ya hemos comprobado que ni Chip Zdarsky los aguanta. Pasó con Jason Aaron, pasó con Donny Cates, y pasa con Chip, el bueno de Chip, nuestra última esperanza que era Chip, y la conclusión ha sido un pelín… Meh.
Porque si bien su etapa en Daredevil se deja leer aunque Matt Murdock sea un pesado y un agonías o María Tifoidea sea una caricatura de si misma -¡que se ha casado con Kingpin tú! ¡Y ni intentar matarlo a cada segundo ni nada, que le quiere mucho y está tranquilita en su esquinita!- la cosa acaba siendo entretenida porque bueno, Elektra intentando ser de los buenos mola, y ese concepto de que matar esta mal, está fatal y para demostrarlo llega hasta llega a enmendarle la plana a Priest por aquel especial de los 80 de Lobezno y Spiderman -con Spidey reconociendo que lo pasó fatal por matar por error a la novieta aquella de Logan, cosa que no vimos ni en los 80-, con lo que vale, sí, tiene la etapa no deja de tener el corazón en su sitio. Son valores de estos personajes que parecía que se estaban perdiendo pero que, afortunadamente, parece que vamos recuperando poco a poco; esto era especialmente sangrante en el caso de Daredevil, porque siempre fue el más inflexible en este aspecto, el que lleva la justicia como un dogma y el que nunca debería haber cruzado ciertos límites, con lo que es lógico que Chip haya hecho girar el grueso de su etapa alrededor de la idea de que Matt mate por error a alguien y decida que lo justo es que cumpla una pena por su «descuido». Que luego la líe pardísima en la cárcel y todos esos números acaben siendo la mar de chapuceros ya es otra historia, pero yo he venido aquí a hablar de Devil’s Reign…
Porque la premisa de este crossover en realidad es un tanto lamentable; el alcalde de Nueva York -Kingpin- descubre que Daredevil usó a los hijos del Hombre Púrpura para borrarle de la memoria su identidad de Matt Murdock, por lo que Kingpin, que estaba ya tranquilito y relajado en su luna de miel, se encabrona muchísimo y decide que se va a cargar a todos los superhéroes que se le pasen por delante. Recrea los Thunderbolts para que cacen superhéroes -llamando una vez más a nuestro enajenado fascistoide favorito, John Walker- y ellos se ponen a romper cosas y a atacar a gente con poderes a lo loco, llegando hasta a tratar de talar el arbolito que han puesto los mutantes en Central Park para poder entrar y salir de Krakoa. Que yo no sé como están las leyes en EEUU, pero hasta donde yo sé un alcalde no puede crearse una policía personal para pasarse los derechos civiles del personal por el forro; ya en su día Civil War nos pareció un pelín despropósito y el evento aquel de Champions en el que ilegalizaron a los superhéroes menores de edad tampoco lo llevaron mucho mejor, pero en el caso de Devil’s Reign estamos ante un caso de abuso de poder antológico en el que parece que la gobernadora del estado de Nueva York ni está ni se la espera, no digamos ya el presidente de EEUU porque, curiosamente, lo más parecido a una autoridad superior que asoma el hocico en todo este follón es la ONU… Para proteger los derechos diplomáticos de Krakoa. Tela.
Por lo demás y en una situación en la que los superhéroes son cazados y enviados a una prisión de seguridad si son cazados en la ciudad, lo lógico sería que se fueran todos de allí y santas pascuas, ya se le pasará el berrinche al gilipollas cuando ataque el Hombre Topo o Galactus quiera pasarse a tomar algo. Pero ellos no, son tan testarudos como Daredevil y deciden quedarse, provocando que hasta los Vengadores decidan dejarse de vivir dentro de su Montaña Celestial para alojarse de nuevo en los sótanos de su mansión -el cambio es bueno, yo compro- mientras Reed y Sue son encarcelados porque ya sabes, el tipo más listo del Universo Marvel no tuvo forma de ver venir esto o algo. Y mientras vemos esta recreación de Civil War a nivel local, no dejo de acordarme de aquella vez en la que Lex Luthor se proclamó presidente de EEUU y parecía que se estaba forjando a fuego lento una pedazo de historia, un crossover tremendo que sacudiría los cimientos del universo DC y patatín y patatán… Para que al final Luthor se volviera loco en una historia lamentable que demostró una vez más que Jeph Loeb pues eso, que es Jeph Loeb. Y no sé, llamadme inocente, pero de Chip Zdarsky me habría esperado más.
Y aun así creo que esquiva una buena bala en la conclusión del evento, porque quieras que no ya estaba viendo yo ahora a Kingpin haciendo campaña para ser presidente de EEUU y la cosa eternizándose cosa mala; sin embargo -y aquí viene lo peor- el que Fisk tenga su momento de gloria demostrando que no sirve a nadie y blablabla a costa de cargarse a los Stormwyns, personajes que han estado revoloteando por la serie regular intermitentemente y que nunca fueron más que una mosca en el retrovisor de Kingpin, cuando podían haber sido mucho más. El plantar al jefe del crimen organizado enfrentado a las élites corporativas es una idea la mar de interesante, el problema es que en último termino Chip las utiliza solo como una vía para que Kingpin siga su viaje de intentar «legitimarse» y fracasar en el empeño porque en realidad es un matón y un psicópata, es malo como el solo y hasta se molesta en enseñar a Kingpin enfrentado a una situación que traumatizó al mismísimo Galactus pero que en su caso no le hace sentir nada porque es un desalmado y es gentuza. Y luego va el desgraciado y le da un final feliz a Kingpin, supongo que con la idea de dejarlo apartado una temporada mientras Daredevil y Elektra están a otros menesteres.
Que esa es otra, hasta cierto punto hemos estado tolerando ciertos elementos de la serie por la promesa de un desenlace que merezca la pena, pero personalmente sigo sin ver interesante esa idea de un gran enfrentamiento entre la Mano y Matt y Elektra, esté Frank Castle de por medio o no. Elektra lleva desde el primer año de Chip en la serie hablando de que hay que acabar con la Mano, que es terrible, que viene algo chunguísimo y tal, pero a estas alturas la Mano es algo completamente devaluado y que han dirigido desde ella misma hasta el propio Daredevil… Con resultados atroces, todo sea dicho. Si sumamos a todo esto la enésima vez que oimos lo de «Matt Murdock está muerto, ahora solo soy Daredevil», como que esto ya suena a gastado, a que no hay originalidad por ningún lado y que con que te leas la etapa de Miller y la de Nocenti parece que ya has visto todo lo que puede dar de sí el personaje (todo esto con el permiso de Gene Colan, por supuesto). En fin, pues nada, otra vez que una etapa de Daredevil me decepciona, y van…