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La sujetavelas de Kitty Pryde: Los orígenes de Illyana Rasputin (III)

Lo habíamos dejado en que Belasco, cornudo y apaleado por Ka-Zar, había sido reventado por sus dioses primigenios que tras siete siglos se habían hartado ya de esperar a que su esbirro abriera un vulgar portalito para invadir la Tierra. Mientras tanto, la Patrulla X había tomado la tremendamente sabia decisión de mudarse a la Isla de Magneto, una isla caracterizada por su arquitectura lovecraftiana que les daba escalofríos pero oye, que es lo que hay, que no podían irse a otra parte para proteger a Illyana del Nido, los sidrianos, Ave de Muerte y los especuladores que acaparan el Avengers VS JLA.

Y de Tormenta convertida en vampira, que eso también hay que decirlo.

Se sentía rara esta «vuelta al misticismo» de la serie, porque si bien la etapa de Claremont había empezado con referencias al misticismo celta y a dioses lovecraftianos -y cuando digo celta es porque Claremont especifica en sus diálogos que Kierrok está encerrado un «cairn» celta, a pesar de que Cockrum dibuja un obelisco- después de aquello la magia había tenido en la serie un papel casi testimonial, recurriendo a ella puntualmente con personajes como Garokk o con referencias veladas como las del Club Fuego Infernal o los hipotéticos orígenes de Fénix. Pero todo esto cambia tras la salida de John Byrne y Roger Stern de Uncanny, con un Claremont que no tarda mucho en escribir el famoso annual 4 en el que la Patrulla X va al infierno, hablar sobre los atributos místicos de la Isla de Magneto y, ya acercándonos a la etapa que nos ocupa, la historia contra Drácula que se publicaría entre el Annual 6 y el número 159. Son justo estos dos cómics los que preceden directamente a la llegada de Belasco a la serie en Uncanny X-Men 160, con el grupo intentando adaptarse a su base provisional y con Illyana Rasputin comenzando su descenso a los infiernos.

Si pulsas arriba, arriba, abajo, abajo, izquierda, derecha, A, B y start te dan vidas infinitas.

El cómic empieza con Belasco volviendo a la carga una vez se ha recuperado ya del castigo que sus siniestros amos le inflingieron en Ka-Zar, que en el momento parecía definitivo pero acabó no siendolo tanto; y es que que por muy hasta las narices que estuvieran de él, hasta los dioses primigenios acaban teniendo que rendirse a la realidad y reconocer que cuando en seis siglos no has encontrado a otro pardillo que te abra la puerta a la Tierra, pues como que te tienes que conformar con lo que hay. Y así es como Belasco vuelve a buscar una jovencita virginal para su ritual nefando y, aprovechando la circunstancia de que a la Patrulla X no se le ha ocurrido otra cosa que irse a vivir a una isla llena de arquitectura de los dioses primigenios con templos de esqueletos y cosas muy agradables de esas, atrae a Illyana Rasputin cual señor de los caramelos hacia el limbo interdimensional al que sus amos lo exiliaron como castigo. Limbo interdimensional que, para abreviar, será conocido en el futuro simplemente como eso, como El Limbo.

Ojito a lo que se insinúa sobre Tormenta en la viñeta de arriba, que Claremont en aquel momento iba con lo místico subido.

Seguramente estemos ante uno de los cómics más oscuros de esta etapa, cosa que es mucho decir teniendo en cuenta que está a caballo entre el Drácula de Sienkiewicz y la saga del Nido. Pero todo el aire surreal del cómic, creado al enfrentar al grupo a una versión alternativa de ellos mismos que ha fracasado en el rescate de Illyana, le da un aire fatalista que se corona con ese final agridulce en el que la Tormenta alternativa se sacrifica para salvar al grupo y finalmente consiguen rescatar a Illyana, sí, pero la pobre vuelve habiéndose pasado siete años en el Limbo y ahora tiene trece años, la misma edad que Kitty en ese momento. Como planteamiento que es de una historia más a largo plazo, el cómic deja más interrogantes que respuestas, está repleto de ideas vagas como el plan maestro de Belasco para Illyana -que nunca llega a explicarse más allá de «cuando seas mujer y aprendas la medida total de las artes arcanas (…) ascenderás a tu glorioso destino»- y no nos engañemos, como número suelto es bastante flojo, por no hablar de que no parece que Claremont tenga muy atados los flecos de lo que haya podido pasar con Illyana y Belasco durante todos esos años; durante los números siguientes se insinuará que Illyana es una especie de caballo de Troya para acabar resolviendo la papeleta simplemente con un «no se acuerda de lo que le pasó», lo cual no deja de ser un tanto lamentable.

«Puedo hacer… Cosas.» ¿Soy yo o Claremont aquí estaba insinuando que la niña era una infiltrada? Y ya que estamos, ¡que alguien me explique como funciona este peinado de Illyana!

Y nadie se acordaría de ella hasta cuatro meses más tarde con el número 164, cuando en mitad de la saga del Nido nos meten un interludio de tres páginas durante el que descubrimos que la mansión ha sido reconstruida -por fin pueden dejar la isla horrible esa, que ya era hora- y podemos ver a Xavier cenando con Illyana y descubriendo que la niña no solo tiene un escudo psíquico impenetrable, si no que ella misma le revela de forma un tanto chunga que ella «también puede hacer cosas», pero sin especificar qué exactamente, mirando a Xavier de una forma un tanto siniestra que lo dice todo… Y que no se repetirá. Porque en su siguiente aparición cronológica en «Dios Ama, el Hombre Mata», Illyana se convierte en un personaje completamente distinto, ya no es la «niña rara» si no el paño de lágrimas de Kitty, configurando a ambas como las amiguitas del alma que todos conocemos.

Puede que Illyana tenga trece años, pero a ratos parece que tiene quince que y no se ha pasado la mitad de su vida criándose en el infierno y la otra en una granja siberiana.

Illyana seguiría apareciendo prácticamente como elemento de fondo en Uncanny 165 -se la ve en la piscina, de mutante florero- y en el 167 sale empujando la silla de Xavier, con lo que seguimos igual. Tiene más protagonismo en el par de páginas que narran el encuentro de Gabrielle Haller y Moira McTaggert en New Mutants 1, que no dejaba de ser una forma de Claremont de decir que el personaje se uniría al grupo en un futuro, al igual que la vemos en New Mutants 3 lamentándose en la Isla Muir por la muerte de Kitty y el resto de la Patrulla X, a lo que Banshee le dice que eso no es así, que solo los han raptado alienígenas -el Nido, sí- y ella calla porque en realidad se está refiriendo a la versión del grupo que murió en el Limbo… Y es que sí, parece que en los cinco meses que van entre la escena de la «niña rara» de Uncanny 164 y este momento, Claremont ya empieza a tener claro por dónde va a ir la historia de que pasó durante los siete años de Illyana en el Limbo. Una historia que, como decía, Claremont está empeñado en contar antes de que el personaje se una a los Nuevos Mutantes pero para ello necesitará una serie limitada, por lo que su incorporación se va retrasando y retrasando mientras ella se dedica a asomar de vez en cuando como terapeuta de Kitty o actriz secundaria de las escenas de los demás.

¡La que no debería saber vivir en sociedad es Illyana, que se ha pasado 7 años viviendo con demonios!

Una de las escenas más recordadas entre las dos está en el archifamoso Uncanny X-Men 168, ése de «El Profesor Xavier es un Idiota» en el que la frase más famosa de Kitty se dice precisamente en una conversación con Illyana. Claremont aprovecha la coyuntura para que justamente en esa escena, ocho meses después de volver de su secuestro, Illyana por fin se lamente por haber perdido su infancia, pero es un comentario que más que otra cosa parece hecho para que Kitty deje de quejarse y se calle de una vez. Es uno de esos números «costumbristas» que tanto le gustaba hacer a Claremont para profundizar en la caracterización, y como tal Illyana seguirá asomando en sus páginas tanto como contrapunto al enfurruñamiento de Kitty como en el de «atrezzo» de otras escenas; por supuesto el personaje seguirá sin manifestar sus poderes ni contarse nada, ¡hasta ahí podríamos llegar! Y cuando tres meses después parecía que el Uncanny 171 -que por cierto, es el primer cómic en el que Illyana lleva su flequillo «recto» característico, por cortesía de Walter Simonson- iba a ir por los mismos derroteros, con Illyana como testigo muda de la trama de otro personaje con la incorporación de Pícara al grupo, nos encontramos con una escena en la que el grupo va a desahogarse a la sala de peligro y la buena de Illyana les programa ésto:

Recordatorio de que todos los demonios del parque de atracciones de Belasco son hijos suyos con la novia de Dante, con lo que seguramente S’ym sea hijo de la Beatriz de la Divina Comedia. Tela.

Aquí ya empezamos a meternos en harina porque es la primera vez en la que se revela, por fin, que aunque en esta escena se ponga la mar de agresiva con Kitty no hay ni posesión ni gaitas, la moza ha tenido amnesia y por eso ha estado tan «calmada» durante todos estos meses. Es más, es la primera vez que enseña su espada alma, artefacto mágico que solo muestra por un parraque que le da; por supuesto todo esto contradice en buena parte la del número 3 de los Nuevos Mutantes -publicado dos meses antes- porque en ella se ve que Illyana recuerda lo que le pasó en el Limbo, pero vete a saber, lo mismo tiene memoria selectiva. Lo importante es que el incidente no deja de ser una especie de teaser de la hipotética publicación ese mismo mes, por fin, de la serie limitada de Magik -subtitulada como «Storm and Illyana Limited Series»- en la que Claremont definitivamente se aclara sobre lo que quiere hacer con su mutante metida a hechicera demoniaca.

¡A tope ahi la chavala con su rabo y sus cuernos dándole a lo de invocar demonios y pintar rayas raras en el suelo!

Sin embargo, dicha miniserie no se publicaría hasta cuatro meses después del 171 de Uncanny, y durante ese espacio de tiempo el personaje estuvo completamente desaparecido tanto de la serie de la Patrulla X como de la de Nuevos Mutantes, para luego reaparecer simultaneamente en ambas series en diciembre del 83, coincidiendo con la publicación del último número de la miniserie que muy convenientemente se había sincronizado para acabar justo un mes antes del 14 de New Mutants, que continuaba directamente de ella; todo esto hizo que el lector medio que se perdió la miniserie -exclusiva del mercado de venta directa en una época en la que no había todavía muchas librerías especializadas, no lo olvidemos- perdió de vista a Illyana durante ocho meses. Todo esto hace pensar que Magik iba a ser publicada originalmente durante esos cuatro meses entre verano del 83 hasta diciembre, pero algo debió de pasar para que su incorporación a Los Nuevos Mutantes se retrasara tanto y su miniserie acabara teniendo hasta tres dibujantes con un entintador tomándose demasiadas libertades, por no hablar de que cuando se incorpora a los Nuevos Mutantes, dicha serie también sufre un cambio en el apartado gráfico… Pero no nos adelantemos, porque eso ya lo veremos la semana que viene.

 

 

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