En los cuarenta y siete años transcurridos desde la primera aparición del Caballero Luna ha tenido una trayectoria editorial y vital de lo mas irregular. Apariciones esporádicas en otras series, un primer volumen mítico y cuatro décadas de etapas que con mayor o menor acierto han querido reinventar a un personaje que muy pocos han sabido manejar con habilidad. Pero dentro de ese interminable ciclo de relanzamientos y reinvenciones, muchos bastante olvidables, hay una pequeña etapa de la que guardo un muy grato recuerdo. Una etapa en la que en tan solo seis números Warren Ellis y Declan Shalvey consiguieron modernizar al personaje sin perder de vista su trayectoria y los mejores momentos de su pasado y que parece que ha tenido una cierta influencia en su reciente adaptación televisiva.
Tras casi una docena de volúmenes, series limitadas y especiales, al Caballero Luna le han hecho de todo. Como sucede con ciertos personajes con los que pocos parecen saber que hacer, muchos de los equipos creativos que ha tomado las riendas de este han querido reinventar al personaje convencidos sin duda de que su enfoque era el mas original y rompedor. Así es como a lo largo de estas cuatro décadas y pico se han ido potenciando unos aspectos del personaje mas que otros y hemos acabado con alguien que esta muy loco, es muy violento y poco mas. Y en ese estado se encontraba el personaje cuando Warren Ellis y Declan Shalvey llegaron a el en 2014.
Con todo el desbarajuste que había sufrido la caracterización del Caballero Luna, especialmente en el volumen inmediatamente anterior a cargo de Bendis y Maleev, el personaje necesitaba una pequeña puesta a punto con urgencia. Y para ello hicieron algo que tristemente no todos los equipos creativos hacen, tener en cuenta toda la trayectoria del personaje para tratar de unificar y dar cierta coherencia a tantas versiones contradictorias. Ellis y Shalvey establecieron que el trastorno de Marc Spector no se debía a ninguna enfermedad mental, sino a las manipulaciones de un Konshu que era muy real.
Pero armado con este conocimiento Spector parecía capaz de tener todo eso bajo cierto control y presentar una personalidad algo mas estable y cercana a la de los primeros tiempos, pese a que ahora podía conversar con sus viejas personalidades de Steven y Jake e incluso con el propio Konshu, que siempre estaba presente pero sin controlarle directamente. Y aunque nunca he sido muy partidario del aspecto mas místico del personaje, a estas alturas ya no había mas remedio que aceptarlo y confiar en que se utilizase de la mejor forma posible.
En este nuevo estado el Caballero Luna regreso a Nueva York, estableciéndose en la vieja mansión Grant para continuar con su lucha contra el crimen, centrándose ahora en quienes actuasen por la noche. Un elemento que no fue mas que uno de los muchos que Ellis y Shalvey recuperaron de la etapa clásica de Moench y Sienkiewicz. En esta etapa el Caballero Luna se reencontró con su viejo aliado el Detective Flint de la policía de Nueva York, retomo el contacto con la periodista Joy Mercado para que le ayudase en algún caso e incluso se nos mostró que había sido de algunos de sus mas íntimos como Marlene y Frenchie, quienes querían mantenerse lo mas alejados posibles de las actividades del Caballero Luna.
Un vistazo al pasado que se deja sentir en cada historia, ya que cada uno de los seis cómics que conforman esta cortisima etapa era un homenaje nada disimulado a alguna historia de la etapa de Doug Moench (de quien Warren Ellis se ha declarado un profundo admirador). La primera historia titulada “Slasher” presentaba a un nuevo asesino en serie que Flint creía que podía ser un imitador del que detuvo el Caballero Luna unos años antes, el segundo, “Sniper” era un guiño hacia «Master Sniper’s Legacy!», “Box” con sus punks fantasmales era un guiño hacia la historia en la que Moench, acompañado por Kevin Nowlan se despidió de la serie, “A Box of Music for Savage Studs”, “Sleep” estaba directamente relacionado con el villano Morpheus cuyos poderes derivaban del sueño, Scarlet una referencia directa al personaje de Scarlet Fasinera, y en su ultimo numero, “Spectre” se nos presentaba a un imitador del viejo villano Black Spectre.
Pero lejos de ser una etapa caracterizada por la nostalgia, estos seis números autoconclusivos (que a diferencia de los de los 80 se leen en un suspiro) de Ellis y Shalvey se caracterizan por intentar modernizar lo mas posible al personaje, aunque sin olvidar su rico legado. Este “nuevo” Caballero Luna trabajaba solo para evitar volver a dañar a sus seres queridos y utilizaba vehículos controlados por control remoto para moverse por la ciudad, aunque como armas había regresado a lo básico, limitándose a utilizar una versión actualizada de su viejo bastón lanza cables y sus dardos de media luna. Aunque sin duda el cambio mas notable en esta etapa es la introducción de una segunda identidad enmascarada, Mr. Knight.
Una personalidad que aunque ahora todo el mundo esta celebrando como un diseño de Declan Shalvey, esto no es exactamente así. Un diseño casi idéntico al que viste esta nueva identidad ya había aparecido un par de años antes en los Secret Avengers de Warren Ellis, donde en una misión el Caballero Luna se limito a ponerse una mascara como la que suele llevar bajo su capucha, adornada con una media luna en la frente, conservando el traje de chaqueta blanco que llevaba como parte de su disfraz de civil. El rediseño de Shalvey consistió principalmente en convertir el traje de dos piezas en uno de tres, dándole un aspecto aun mas formal con el añadido del chaleco, y quitándole todo el color al traje (el diseño de Lark utilizaba zapatos negros y corbata gris), siendo este el que se ha utilizado como base para el diseño utilizado en su serie de televisión.
Esta nueva identidad era la que utilizaba Spector para su trato directo con la policía, permitiéndoles fingir que no sabían que Mr. Knight era el Caballero Luna y excusándose así para no detenerle por todas las ordenes de captura que tenia pendientes. Una identidad que también utilizaba para investigar esos casos que requerían de un enfoque mas directo y urbano que el de un superhéroe al uso.
Pero la influencia de Declan Shalvey no solo innegable, tanto en las apariciones posteriores del personaje como en su serie de televisión., sino que se extiende a otros aspectos de dicha serie. El disfraz que viste el personaje en su versión de imagen real, cubierto de vendas como si se tratase de una momia, parece claramente inspirado en el traje especial que vistió el personaje en esta etapa para hacer frente a unos fantasmas. Y del mismo modo la apariencia de Konshu que hemos podido ver en su serie, también le debe mucho al rediseño de Shalvey, quien se alejo del clásico diseño de Sienkiewicz, para darle al dios egipcio una siniestra cabeza con forma de cráneo de ave.
Un Declan Shalvey que realizo aquí uno de sus mejores trabajos, en el que mientras Ellis homenajeaba al pasado del Caballero Luna, Shalvey lo llevaba hasta lo mas moderno. Con un estilo radicalmente diferente al que sin duda es su dibujante por antonomasia , Bill Sienkiewicz, Shalvey realiza aquí un ejercicio increíble a la hora de representar los diferentes aspectos del personaje. Su Nueva York es una ciudad sucia y opresiva en la que parece que acecha una amenaza en cada sombra y sus escenas de acción tienen un ritmo increíble y son brutales (el quinto numero, “Scarlet” es el mejor ejemplo de ello)
Pero ademas Shalvey es capaz también de quitar el aliento cuando le toca hacer frente a los aspectos mas sobrenaturales del personaje, donde junto con el espectacular trabajo de Jordie Bellaire como colorista, nos permiten adentrarnos en mundos oníricos imposibles que contemplándolos es imposible no pensar en lo mucho que nos hace falta un cómic del Doctor Extraño dibujado por Shalvey y Bellaire.
Solo seis números que aunque se leen en un suspiro, que dejan un muy buen sabor de boca y que son un entrañable homenaje a los mejores momentos de la historia del Caballero Luna que utiliza ese rico pasado para construir un nuevo pasado para el personaje. Aunque como le suele pasar al personaje posteriores volúmenes han vuelto a liar las cosas, han removido una y otra vez su faceta de personaje con trastornos mentales o lo han convertido en algo irreconocible. Así que a falta de leerme la etapa actual a cargo de Jed MacKay, yo recomendaría a quienes quieran acercarse al personaje que prueben con las etapas que he recomendado estos días, que son las menos confusas y se encuentran bastante inteconectadas.