Hoy toca hablar de un clásico entre los clásicos del cómic británico, bueno, técnicamente dos, Blockmania y Apocalypse War. Dos historias en las que algunos de los mejores autores del cómic británico de la época como John Wagner, Alan Grant, Mike McMahon, Ron Smith, Steve Dillon, Brian Bolland y un inmenso Carlos Ezquerra lo dieron todo para crear una de las historias mas épicas de toda la trayectoria del Juez Dredd. Así que toca viajar a esos nunca lo suficientemente añorados años 80 para de allí viajar al año 2103 y ser testigos de una autentica orgía de destrucción y violencia como pocas se han visto en el cómic.
Las guerras de bloques son algo tristemente cotidiano en Mega-City One, donde cualquier nimio incidente puede desencadenar un enfrentamiento sin cuartel ni piedad entre edificios vecinos. Pero la ola de violencia extrema que se ha desatado por toda la ciudad no tiene precedentes y ni siquiera el inmenso poder del Departamento de Justicia parece capaz de ponerle freno. Una violencia que los Jueces no tardan en descubrir que no es natural y que podría ser simplemente el prologo de algo mucho peor acechando en el horizonte…
Pese a que técnicamente nos encontramos ante dos historias diferenciadas, estas se encuentran tan estrechamente entrelazadas que es difícil hablar de una sin hacerlo de la otra. Y aunque Blockmania no deja de ser un prologo de poco mas de cincuenta paginas, con la historia que cuenta y quienes la cuentan, es un prologo que vale muchísimo la pena leer. La premisa partía de un fenómeno introducido un par de años antes en las paginas de 2000 A.D., las Block Wars, donde las tensiones de vivir en una ciudad como Mega-City One a veces derivaban en sanguinarios enfrentamientos entre vecinos, solo que como solía suceder con las historias de Dredd, llevándolo todo un poco mas hasta el extremo de lo habitual.
Los Jueces y los lectores no tardaban en darse cuenta de que nada de eso era natural ni siquiera para una ciudad como esa, y no tardaba en revelarse la verdad, que todo formaba parte de un ataque externo para crear el caos en la ciudad, reducir sus defensas y dejarlo todo listo para una invasión. Un ataque provocado por los Sovs de East-Meg One, otra Megaciudad construida sobre lo que antaño había sido la Unión Soviética liderado por el War Marshall Kazan (una parodia de Stalin) y cuya rivalidad con Mega-City One, Wagner y Grant habían estado alimentando desde hacia unos cuantos años. Así que jugando con el miedo a la “amenaza roja” que en el pasado había dado tan buenos frutos en la revista como en el Invasión de Pat Mills, Gerry Finley-Day y Jesús Blasco, y con la paranoia nuclear de la época, Wagner y Grant llevaron la Guerra Fría hasta sus máximas consecuencias en el siglo 22.
Aunque en parte esta saga también nacía del deseo de John Wagner de reducir un poco una ciudad que había ido creciendo tanto en tamaño y habitantes que encontraba difícil de manejar, por lo que se propuso reducirla de la forma mas drástica posible (y no seria la ultima vez que haría algo así) embarcando a su personaje mas famoso en una historia que poco tenia que envidiar a esos cómics bélicos que por aquel entonces aun mantenían parte de su popularidad. Porque Apocalypse War es una guerra en toda regla, brutal, despiadada y sucia, en la que el único objetivo de los Sovs es destruir a su enemigo y el de estos es sobrevivir y vengarse, estando ambos bandos dispuestos a cometer cualquier atrocidad con tal de conseguir su objetivo.
Porque en ese aspecto Wagner y Grant no se cortan un pelo a la hora de mostrar no solo los horrores de la guerra en las que en el fondo pierden todo, sino que se esfuerzan por dejar claro que Mega-City One puede ser la victima de este ataque, pero que sus defensores pueden ser tan despiadados y crueles como sus enemigos. Las fuerzas del Departamento de Justicia liderados por Dredd no dudan en destruir sectores enteros de la ciudad para bloquear a sus enemigos, las victimas del envenenamiento radiactivo provocado por los misiles de los Sovs, sin posibilidad de recibir tratamiento medico, reciben un “tratamiento” extremo para sus dolencias y los colaboracionistas con el enemigo son rápidamente despachados, probando hasta que extremo Dredd y los suyos eran jueces, jurados y ejecutores. Y luego claro esta, tenemos ese final…
Sin entrar en detalles sobre como termina esta Apocalypse War, basta decir que es un momento definitorio en la trayectoria del Juez Dredd, uno que ha dividido a lectores y autores y cuyas repercusiones se han dejado sentir durante décadas en la serie a través de numerosas secuelas espirituales a esta saga. Un final que no podía ser otro, no al menos si Wagner y Grant querían ser consecuentes con lo que era el personaje, y tras el cual es difícil verle de la misma manera si uno lo conocía solo como el protagonista de esta irreverente e hiperviolenta sátira.
Una historia que no solo destaca por lo que nos cuenta y por los extremos a los que se atreven a llegar sus autores, sino que además en su apartado gráfico también es brillante. En la parte de Blockmania nos encontramos con un plantel de lujo en el que encontramos a autores a los que les esperaba un futuro brillante como Mike McMahon, Ron Smith, Steve Dillon y Brian Bolland, pero pese a que nos encontramos ante cuatro dibujantes increíbles de cuyo trabajo da gusto disfrutar, su presencia nos recuerda uno de los “problemas” de la revista. La cadencia de publicación semanal de 2000 A.D. muy a menudo provoca que los dibujantes se vayan alternando en una misma historia, y aunque aquí no se llega a los extremos en los que me he encontrado en otras historias, la diferencia de estilos de estos cuatro grandes son lo suficientemente grandes como para provocar que Blockmania pierda un tanto la coherencia estética.
Para cuando se publico esta historia en 1981 Mike McMahon ya se había alejado mucho de aquellos primeros años en los que trataba de ser un clon de Carlos Ezquerra y había evolucionado (algo que nunca ha dejado de hacer) hacia un estilo mas solido, rozando en ocasiones lo caricaturesco y demostrando un uso prodigioso de las sombras exprimiendo al máximo las posibilidades que le daba el publicar en blanco y negro (versión que recomiendo para leer esta historia, que las reediciones coloreadas que se han publicado en tiempos recientes no están a la altura). Por su parte Ron Smith era todo un veterano con treinta años de experiencia a sus espaldas por aquel entonces, poseedor de un estilo mas clásico, pero puntualmente algo dado a lo caricaturesco.
Steve Dillon en cambio si que era un novato de apenas veinte años pero que aquí ya demostraba tener un talento increíble, con un estilo alejado del que le conocimos por aquí en series como Predicador o Hellblazer y mas cercano a ese cierto clasicismo de Ron Smith. Brian Bolland por su parte contaba con algo mas de experiencia y ya entonces poseía ese estilo detallado y meticuloso que le ha hecho grande y que provenía de multitud de influencias que abarcaban desde los superhéroes estadounidenses a los grandes del cómic europeo y sus propios paisanos. Cuatro grandes que cualquiera de ellos por si solo podría haber hecho de Blockmania una historia grandísima, y aunque es cierto que sus estilos quizás no se complementaban a la perfección, no seré yo quien me queje de poder admirar su trabajo en esta historia.
Pero para cuando llegamos a Apocalypse War ese “problema” desaparece, ya que Carlos Ezquerra se ocupo de dibujar la totalidad de la historia durante las veinticinco semanas que esta duró (Progs 245 al 270). No se me ocurre ningún dibujante que en aquel momento hubiese podido encargarse mejor de esta tarea, y no solo por tratarse del co-creador del personaje y uno de sus dibujantes mas icónicos. La amplia experiencia en el genero del cómic bélico que poseía Ezquerra se puede apreciar en cada pagina pese a que el escenario de esta sea tan diferente del de las guerras que dibujo en la revista Battle, pero además es que su estilo tosco y “feista” era perfecto para narrar una historia como esta en la que la violencia y la crudeza campaban a sus anchas.
Pese a los cuarenta años transcurridos desde su publicación, Blockmania y Apocalypse War no han perdido nada de la frescura del primer día, siguen siendo una lectura apasionante y una de las mejores formas de descubrir que es lo que ha hecho del Juez Dredd un personaje tan grande. Historia que tristemente y pese a los años transcurridos sigue estando de triste actualidad por culpa de unos Estados Unidos y Rusia trasnochados que no parecen tener nada mejor que hacer que intentar la clase de revival ochentero que no me gusta nada.