A ver, que toca hablar de moderneces, porque Dan Slott lleva anunciando esta historia desde el arado, desde que era un crío y se enamoró de su propia idea y el hombre promete que va a volarnos la cabeza, que va a ser la leche, que nos quedaremos turulatísimos. Estamos hablando de otro evento, sí, pero el evento de todos los eventos, porque otros eventos de Slott como Spiderverse eran eventitos, pero Reckoning War es un evento que lleva casi cincuenta años preparando, que lo ha planeado desde mucho antes de ser profesional, un evento que sacudirá los cimientos del universo y que… Que ocupa a los 4F y poco más. Pues vale.
Todo el mundo habla de la primera mención de Slott a la dichosa Reckoning War, realizada allá por el lejano año 2006 en el número 100 de She-Hulk (¿número tres del volumen cuatro? ¡yo ya me lío!) durante el que Hulka es juzgada por la AVT por el terrible delito de haber intentado avisar al Ojo de Halcón del pasado de todo el follon de Avengers Disassembled, que en aquella época tenía a todo el personal muy traumatizado. Durante la historia y para convencer a Hulka de que estaría mejor borrada de la línea temporal, uno de los jueces dredd de pacotilla (Justice Love, ugh) le revela a Hulka parte de su futuro: algo que hizo en el pasado provocará que en el futuro se cree la «Reckoning War», un follón gordo en el que los Vigilantes se líen a tortas, la Tierra esté hecha un patatal y que un vigilante llamado Zoma tenga que matar a su primo Xavi, que hasta donde yo sé no tiene nada que ver con Qatar ni con el Futbol Club Barcelona.
Y repito, la culpa de es la pobre Jennifer Walters, que por si no hubiera tenido ya bastante con haber tenido que soportar a Jason Aaron, le van a caer todas las culpas del universo justo en el momento en el que por fin parecía salir del agujero y volvía a tener su propia serie regular. Es triste, pero así es la perra vida del superhéroe; ¿pero qué carajo es lo que pudo haber hecho Hulka para provocar la Reckoning War de marras? Teorías hay varías, y de hecho las rupturas de la cuarta pared que lleva teniendo desde los tiempos de Byrne podrían haber provocado todo tipo de problemas en el tejido del espaciotiempo. Pero creo que la cosa es más sencilla, mucho más simple, y que con solo ceñirnos a la etapa de Slott y al hecho de que él en aquel momento ya debía de estar muriéndose de ganas de contar «su historia», si nos fijamos en los primeros números de su etapa vemos como en el número siete del volumen tres Hulka ya tiene una «interacción» con los Vigilantes, durante un juicio en el que una raza alienígena los denuncia por mirones. Juicio que no viene presidido por el Tribunal Viviente, si no por su representante elegido que en esta ocasión… Es la propia Hulka.
Y la propia Hulka decide que la raza alienígena esa, los Reclusos, tienen derecho a su intimidad, y por ello sentencia que el Vigilante de ese sector, Qyre, no debe de compartir nada de lo que vea con el resto de los Vigilantes. Ésto, que en un principio es un cachondeo de un par de páginas y no debería de ir más allá, es recuperado tres años más tarde en She Hulk 20 (117), prácticamente el último número de Slott en la serie, en el que dejando de lado el hecho de que se ve la hipocresía de los Reclusos (no quieren que se les espíe pero espían a los demás, los muy canallas) en la última página se revela como un tipo en armadura acaba de aniquilarlos a todos, que amenaza con declarar la guerra a toda la creación y que le da las gracias a Hulka por darle un sector entero del universo en el que preparar sus maldades sin la mirada indiscreta de los vigilantes. Y por supuesto, claro que sí, tiene aprisionado a Qyre el Vigilante y lo llama «viejo amigo». «Viejo amigo».
Estamos hablando de un tipo que es un viejo conocido de al menos un Vigilante que busca «ajustar cuentas», probablemente con ellos. Vamos, que alguien quiere vengarse de los Vigilantes, unos que han jurado no intervenir y que cada vez que lo han hecho ha sido vía Uatu diciéndole a los 4F por donde está el Nulificador Supremo y cosas así; ¿quién podría vengarse de algo así? ¿Los skrulls y los Shi’ar, que en su día ya juzgaron a Reed por dejar vivir a Galactus? Nah, el propio Slott dice que la cosa va muy atrás, de los tiempos de Lee y Kirby, y que la idea se le ocurrió a los 8 años, allá por 1975… Lo cual, ciñéndonos a los 4F, nos deja en una historia que es «la primera gran guerra del Universo Marvel» planteada en la etapa de esos dos, con los Vigilantes de por medio -primera raza inteligente del universo, si no contamos universos anteriores como el de Galactus- que probablemente tuvieran un papel en el asunto al ser los primerísimos… Ay.
Lo primero que hicieron los Vigilantes antes de ser los Vigilantes fue meter la pata. Y esto no lo cuentan en Fantastic Four ni lo cuenta Kirby, si no en la serie regular del Vigilante que se montó Stan Lee con su hermano Larry Lieber en Tales of Suspense, un complemento que en el número 53 empezaba contándonos el origen de la raza de los Vigilantes antes de ser Vigilantes, de cómo al alcanzar la cima tecnológica deciden que eso de la primera directiva no va con ellos y que tienen que ayudar a todas las especies del universo a alcanzar el nivel más alto de la civilización mediante… ¡La energía nuclear! Y claro, así es como llegan al planeta Prosilicus y les revelan a sus habitantes verdes de ojos saltones los secretos de fusión fría, la cura del cáncer y la forma de librarse de las subidas del precio de la luz. Y por supuesto sale mal.
Cuando los vigilantes vuelven a Prosilicus y se enteran de que los prosilicanos lo han dejado todo perdido de radiación, los Vigilantes se quedan tan afectados que juran no intervenir nunca más y limitarse a observar, que es lo único que se les da bien. Mucha tecnología, mucha civilización y mucha gaita pero son una mierda de «padres», incapaces de darse cuenta de que el salto de la edad media a la modernidad exige una pizca de pedagogía. Y ahí se acabaría la historia, si no fuera porque en los 80 llegó el Official Handbook of the Marvel Universe y lo enmarañó todo.
Porque veréis, en el Official Handbook y contradiciendo al 53 de Tales of Suspense, afirman que los Prosilicanos no son de prosilicus, si no de un planeta llamado Venturus que fue destruído y que ahora son refugiados en otro planeta llamado Parthea. Y no se hace ni una sola mención a los Vigilantes, al follón de la energía nuclear ni nada, con lo que me da la impresión que quien escribió este texto se hizo la picha un lío y confundió otra historia del Tales of Suspense 53 -una en la que otros bichos verdes intentan invadir otro planeta y por el camino un meteorito les revienta su planeta y acaban teniendo que ir de refugiados al planeta que pretendían invadir- con la de los prosilicanos. Lo importante es que los prosilicanos son verdes, su planeta fue destruido por la intervención de los Vigilantes y en su última aparición les dijeron de todo menos bonitos, con lo que es probable que quieran ajustar cuentas con ellos.
Pero bueno, sin prisa, porque de momento el evento no empieza hasta enero del año que viene con un especial a cargo del propio Slott y Carlos Pacheco al que seguirán varios números de la serie regular de los 4 Fantásticos (esta vez con dibujo de Rachael Stott) en una historia en la que asomará Hulka -como no, es todo culpa suya- la Sota de Corazones -¡hay gente a la que le gusta la Sota de Corazones, yo que sé!- el Vigilante recién resucitado y el pobre Nick Furia -el de verdad- que con suerte verá retconeadas todas las patochadas de Jason Aaron en Original Sin y podremos volver a tenerlo de vuelta de una santa vez, que se le echa mucho de menos. Por su parte, Hulka también recupera en enero su propia cabecera, volviendo una vez más a su papel de abogada soltera justo a tiempo para su serie en Disney+. Y nosotros que nos alegramos, vaya.