MW – El lado oscuro de Osamu Tezuka

Para que Diógenes deje de acusarme de que lo único que me interesa del manga es el BL hoy voy a demostrar que a mi me gusta todo tipo de manga y para ello quiero reseñar todo un clásico de la década de los 70 nacido de la genialidad del mangaka por excelencia, Osamu Tezuka. Pero este MW del que vamos a hablar hoy es una obra muy particular de la bibliografía de Tezuka, un manga perteneciente al periodo de su carrera en el que se centro en un tipo de manga alejado del estilo que le caracterizaba y enfocado a un publico adulto, tocando muchos temas que por aquel entonces eran tabú en Japón. Y aunque se trata de un manga que ha ha quedado algo eclipsado por sus obras mas famosas, es un ejemplo perfecto de la enorme versatilidad y talento de este autor sin el cual no existiría el manga tal y como lo conocemos hoy en día y por ello vale la pena reivindicarlo.

Grandes obras del manga de los 70 como nos pedían una vez en los comentarios

Una serie de políticos y empresarios japoneses están siendo victimas de una ola de crímenes sin que parezca existir relación entre ellos. Pero lo que el publico no sabe es que todos ellos formaron parte hace dieciséis años del encubrimiento de la muerte de todo los habitantes de una pequeña isla, cuando en una base militar extranjera situada esta se produjo el escape de un arma química mortal. Un terrible crimen del que no quedaron mas testigos que dos jóvenes cuyas vidas quedaron marcadas para siempre después de presenciar aquel horror. Un horror que vio nacer a un monstruo que ahora ha regresado para acabar con todos ellos y con cualquiera que se interponga en su camino y cuyo autentico objetivo es algo inimaginable…

Casi como presenciar el infierno en la tierra

 

Cualquiera que se lea MW sin conocer nada de la obra o del contexto en el que nació seguro que se llevaría una sorpresa tan grande como la que me lleve yo hace unos años cuando me leí este manga por primera vez. Y es que MW nace de unas circunstancias muy peculiares dentro de la vida del propio Tezuka y del mundo del manga de la época. En apenas dos años una serie de malas decisiones empresariales habían acabado provocando el cierre de Mushi Pro, su productora de animación,  y las bajas ventas el cierre de su revista de manga COM, donde entre otras series se había publicado el Fénix del propio autor. Así que para salir del bache económico que todo esto le había provocado, y en un entorno en el que el publico de manga reclamaba obras mas adultas (lo que se acabo llamando Gekiga) llevó a Tezuka a querer demostrar que tenia talento de sobra para realizar obras enfocadas a un publico maduro y salir triunfante de ello. Un periodo de su carrera al que pertenecen obras como Black Jack, Buda, Oda a Kirihito y muchas otras, entre las que se incluye este MW del que vamos a hablar hoy.

Este hombre podia con todo

Y este manga, serializado en la revista Big Comic de la editorial Shōgakukan entre los años 1976 y 1978 nos encontramos ante una obra que debió ser toda una conmoción para quienes creciesen leyendo su Astro Boy, Kimba o su Princesa Caballero. Manga que partiendo de un caso de corrupción real (el conocido como Escándalo Lockheed) que a finales de la década de los cincuenta salpicó al Primer Ministro, empresarios, yakuza y contratistas militares estadounidenses, dio pie a un thriller que no tiene nada que envidiar a lo mejor del genero. Un manga en el que Tezuka ataco sin piedad a la clase política y empresarial de su país, la presencia de bases militares estadounidenses en su país (aunque en el manga se refiere a ellos como “extranjeros”) y la perdida de soberanía que ello supone. Una obra en la que Tezuka incluso se atrevió con temas tan peliagudos como las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo que si hoy aun levantan revuelo no quiero imaginar lo que debió ser en una sociedad como la japonesa en aquellos años.

Si solo le falta añadir que ese traje que lleva no es un regalo…

Pero aunque Tezuka no muestra piedad contra esa alianza entre esa esa derecha ultra nacionalista de su país aliada con empresarios corruptos y militares, que casi parece que estemos hablando de España mas que de Japón. (aunque también ataca, pero menos, a grupos extremistas de izquierda), no enfrenta a esa alianza contra un héroe o un anti-héroe, sino contra un autentico monstruo fruto de las maquinaciones de aquellos. Porque no hay otra forma de calificar a Michio Yuki, uno de los dos jóvenes testigos del escape del arma química y que quedo afectado tanto por los efectos del propio gas en su cuerpo como por el trauma vivido, convirtiéndose de adulto en un ser amoral, manipulador y despreciable. Un asesino en serie al que ni siquiera motiva la venganza, sino algo mucho mas siniestro y que no duda en asesinar a cualquiera cuya muerte ayude a hacer avanzar su plan o que pretenda entorpecerlo.

Yuki no sabe lo que es la piedad

Y durante este enfrentamiento entre ambos antagonistas Tezuka juega con las similitudes entre ellos, ya que aunque Yuki es un ser miserable por quien es imposible sentir ninguna simpatía, su forma de actuar no es tan diferente de esa alianza corrupta y criminal con la que esta acabando de forma sistemática, solo que el no pretende ampararse tras ninguna fachada de respetabilidad para auto justificarse, reconociendo en todo momento lo que es, un espejo en el que se reflejan quienes le han “dado vida”. Y es que Yuki no deja de ser una creación, aunque involuntaria, de todos esos políticos, empresarios y militares que pasan por encima de todo y todos con tal de conseguir sus objetivos. Un monstruo que ahora devora a sus creadores con la misma falta de piedad y escrúpulos que ellos y que actúan como victimas sin querer asumir la responsabilidad de lo que han provocado mientras Yuki acaba con ellos de la forma mas cruel posible tal y como ellos le “enseñaron”, sin que se trate del todo de algo personal, sino como medio para llegar a un fin.

Al final es difícil saber quienes son mas monstruosos en este manga

Un personaje cuyo destino se encuentra atado al padre Garai, un sacerdote católico que como Yuki también fue testigo de lo que sucedió en aquella isla y que mantiene con este una relación turbia y toxica como pocas, y aquí es donde entra en juego uno de los elementos mas peliagudos del cómic. Pese a que en Japón. no hay leyes explicitas contra las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, y hasta donde yo se no las había en la época. en la que se publicó el manga, esto es algo que hoy en día sigue sin estar demasiado bien visto, así que imagino que ver en aquellos años a dos hombres juntos en la cama debió provocar algún revuelo. Un elemento que curiosamente se interpreta de una forma peculiar, ya que en muchas reseñas sobre esta obra como en la propia contraportada de la edición que me he leído (la de Planeta DeAgostini de 2005) se habla de homosexualidad cuando ambos protagonistas muestran atracción tanto por hombres como por mujeres.

Es que incluso hoy en día esto alteraría a mas de uno

Pero pese a que Yuki cae de lleno en el estereotipo del bisexual malvado manipulador y traicionero y se muestra como la atracción del padre Garai por una mujer es algo mas puro mientras que su atracción por Yuki no solo es algo toxico e insano sino que se originó de una forma de lo mas perturbadora, no se puede decir que estemos ante un manga homófobo, aunque si de uno con momentos problemáticos y que cae en algún tópico que otro, frutos de la época sin duda. Pero durante el mismo se nos muestran a otros personajes no heterosexuales desde una óptica mucho mas positiva y a través de los cuales Tezuka no solo critica la discriminación que existe en su país, sino que defiende que cada uno debería vivir como quiera, por lo que estamos ante una obra rompedora en mas de un sentido.

Obviamente Yuki no es uno de esos personajes positivos, este sigue siendo el monstruo sin escrupulos

Por todo ello MW es un thriller apasionante, y en ocasiones muy duro, que no solo nos muestra una faceta menos conocida de Osamu Tezuka, sino que nos recuerda que aquel apelativo de “Dios del Manga” no era algo que se hubiese ganado a la ligera, ya que a lo largo de su carrera demostró un talento y una versatilidad enormes que le permitieron enfrentarse a cualquier genero y demografía y salir triunfante.

 

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Manolin
Manolin
2 años han pasado desde que se escribió esto

La edición de Planeta que mencionas, ¿es una que lo publicó en un solo tomo, similar en formato al «From Hell» de esa misma editorial ?

Manolin
Manolin
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  M'Rabo Mhulargo

Ok. Lo ví por ahí en su momento y pasé . ¿ Es esta edición conseguible actualmente ? ¿ hay otras posteriores ? Y en caso de que hayan varias ¿ cual creen que es mejor ?

Manolin
Manolin
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  M'Rabo Mhulargo

En todocolección y eso me imagino que sí , en librerias mas dificil

Roger
Roger
2 años han pasado desde que se escribió esto

Otra cosa que también salta a la vista en ese manga es que en Japón en los 70 el machismo es repugnante… Si una mujer entra voluntariamente en casa de un soltero, es que lo que pase es culpa suya..

Meisen
Meisen
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Roger

Pero en este caso, por lo que veo en la imagen de muestra, quien lo dice es Yuki, de quien dejan claro que es un monstruo, ¿no?

Roger
Roger
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  M'Rabo Mhulargo

No es solo en esa época… En una serie de netflix colombiana, un vecino intenta violar a una chica, y cuando sus amigas le urgen a denunciarlo, ella dice que sólo servirá para que los policías le pregunten si llevaba una falda muy corta o si le sonrió alguna vez…

Zatannasay
Zatannasay
2 años han pasado desde que se escribió esto

El problema que tengo con Tezuka es que están editando tanto, que si me pongo a comprarlo me tengo que cambiar de casa.

Y aparte, aunque sé que conjuntamente es una de las obras más grandes, en muchos sentidos, de la Historia; no termino de enlazar con ella.
Lo leo y objetivamente reconozco que es muy bueno, pero no consigo emocionarme con ello. Hasta me siento culpable. Y me he leido Adolf, Black Jack, Fenix, y otras cosas, pero no; no me arropa, no me atrapa.

Meisen
Meisen
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Zatannasay

Pues me ha entrado curiosidad por lo que comentas, Zatannasay: ¿eso te ocurre con todas, incluyendo las teóricamente «más ligeras» para todos los públicos como «Astro Boy» y «La princesa caballero», o solo con las «serias» como las que has mencionado?

Ahora que lo pienso, creo que son las últimas las que más se han editado en España y posiblemente en Occidente en general: casi todas las «maduras». Del resto, solo precisamente las dos que he mentado y quizá alguna curiosidad como «La nueva isla del tesoro», y porque fue su primera obra importante.

Zatannasay
Zatannasay
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Meisen

Son las que he leido por ser precisamente las mas habituales de ver. Amigos que te las dejan, bibliotecas públicas, encontrarlas de segunda mano a precios de derribo (Black Jack y Buda las pillé así).

Astroboy algo lei, poco; Buda la leí entera, me había olvidado; Fenix tiene historias muy potentes, otras ni fu ni fa; La Princesa Caballero me vi el anime hace la tira y el manga solo pasé páginas por encima y poco puedo decir de él.
Me quedaría leer tomos unitarios para saber si en las distancias cortas Tezuka me atrapa.

Es que es eso. No sé en que momento el anzuelo de Tezuka no me atrapa.
¿La estetica cartoon? En otros cómics cartoons no me pasa ese desplazamiento.
¿El exagerado histrionismo de los personajes? A saber.
¿Qué siento que todos los personajes tienen un destino prefijado al que tienen que llegar (muy típico de Tezuka) y por lo tanto solo estamos asistiendo al camino al que están abocados, perdiendo yo el interés por ellos? Pooodriiiiíaa ser. Pero los mitos griegos yo los disfruto y más condenados por el destino que ellos no hay.
¿Hay algo japonés que me rechaza? Otros mangas me gustan y conecto con los personajes .

Es que me fastidia, porqueTezuka es la gran figura del manga. Debería encantarme y hay gente que se compra y se releé absolutamente todo de él.

A mi me cuesta comprarme más cosas de Tezuka, porque me da, que lo leeré una vez y se me quedará en la estantería para los lustros.
Y ya no tengo mucho espacio en casa para esos lujos (ni dinero en la cartera).
Lo que sí releo es Buda. Me gusta todo el rollo místico y el desarrollo de los secundarios que hay ese manga. Pero con Black Jack o Adolf tengo los tomos muertos de risa.

Zatannasay
Zatannasay
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  M'Rabo Mhulargo

Estoy por pillarme alguno de los tomos unitarios que estan sacando. Me pondré a leer alguna reseña. A ver cual de ellos me podría interesar más.

Manolin
Manolin
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  M'Rabo Mhulargo

Suficiente espacio , dinero………y TIEMPO añadiría yo

A mi cuando oigo decir a alguien » a mi me jubilan y me matan, no podría vivir sin trabajar ¿ qur hago con tanto tiempo libre ? » me dan ganas de matarlo yo . Que gente más vacia , coño

Zatannasay
Zatannasay
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Manolin

Eso también.
Y sí, esa gente para la que jubilarse es un drama generan compasión. Hay mucha.
Hay otro tipo de persona, que igual es la misma. La que no sabe entretenerse por si sola. Te piden que los entretengas. Es una cosa muy dura, porque ves que dependen de ti para no aburrirse. De alguna forma no saben estar consigo mismos. En buena medida son el publico ideal para esos mil jueguecitos de móvil insustanciales y facilones pero con muchos colorines recompensas fáciles.

Manolin
Manolin
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Zatannasay

Buuufff
Esos son horribles
A mi me pasó con una compañera de piso que tuve en mi época universitaria.
Por lo visto su novio, algo mayor que ella, había terminado la carrera un año antes y se habia vuelto a su pueblo porque le habia salido un trabajo allá, y claro , se vé que ella había construido toda su vida social, actividades, etc… en torno al novio y los amigos de este, y el que no estuviera la «anulaba» . Total queyo en aquel entonces era de los que salia jueves, viernes y sábado, entre semana medio dia en la Uni y el otro medio para estudiar, preparar trabajos y las tareas domesticas: limpiar, hacer compra , poner lavadoras….
Total , que llegaba al domingo semi-comatoso y según me levantaba ese ser anodino se me acercaba con la pregunta-trampa : «¿ que vas a hacer hoy? » o «¿ que planes tienes?» ……..¡¡¡ y mas te valia tener algo preparado!!!
Que yo hoy le responderia : «¿ planes? ¿¿¿ de quepuñetas me hablas??? ¡¡¡no hacernada!!! ¡¡¡ eso son los planes!!!

Pero en aquel entonces uno era educado , y recuerdo incluso mentir , decirle que tenia un examen mañana y meterme todo el dia en mi cuarto a leer , escuchar música y dormitar
o decir que habia quedado con un compañero para preparar un trabajo de la UNI , e irme por ahí a vagar sin rumbo hasta que anochecia .
Porque la alternativa es que ella te hiciera los » planes » , ir a una cafeteria nueva que habian abierto, de pateo a no se donde , ……
Desde entonces odio la frase : «¿que planes tienes?»

Zatannasay
Zatannasay
2 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Manolin

Una chica, con la que estuve una temporada, era enloquecedora.
Parecía la chica más activa del mundo, que participaba en todo y que siempre estaba con algo. Simpatiquísima, atractiva.

Después lo dejamos, y acabé descubriendo con tiempo y viendo sus siguientes relaciones lo que realmente pasaba.

No es que siempre estuviese haciendo algo. Es que no sabía parar. No se entretiene con nada; por lo tanto siempre estaba llendo de un lado para otro, quedando con alguien o participando en algo.
Era hiperactiva por la incapacidad de gestionar el estar sola o el aburrirse.
Obligaba a sus parejas y a todos los que estuviesen a su alrededor en convertirse en sus entretenedores y a acompañarla en lo que fuese. Durante el poco tiempo que estuve con ella me sentí un animador sociocultural, inventandome actividades porque me lo exigía para no parar un momento.
No podía leer un libro, o ver una serie de forma placida, o estar un rato sin hacer nada, si me veía echando una siesta se desesperaba y me lo reprochaba.
Nadie puede aguantar ese ritmo. Acabas loco.