30 Monedas y el legado de la tele de los 70

Allá por mediados de los 70 la superchería se puso más de moda que nunca. Si las estafas paranormales habían empezado el siglo con espiritismo y hadas desperdigadas por el jardín para después de las guerras mundiales liarse a hablar de luces en el cielo y visitantes de las estrellas, en los 60 y 70 lo que se puso de moda era decir que cualquier cosa de la antigüedad suficientemente impresionante no lo habían hecho personas si no alienígenas. Hasta Jack Kirby se interesó por una tontería que hasta llegó por estos lares dejados de la mano de Dios, dando lugar a un estallido de la superchería como no se había visto desde los tiempos de la inquisición. Y sí, siendo España el país de la inquisición, no tardó en ponerse de moda los temas satánicos…

¡Si M’Rabo se va a pasar toda la semana hablando de una serie de la tele, pues yo también!

Supongo que la cosa realmente la puso de moda Roman Polanski con La Semilla del Diablo, la siguió William Friedkin con El Exorcista y lo remató Richard Donner con La Profecía. En mitad de todo este jaleo y tras varias décadas de dictadura, el morbo de meterse con la iglesia y conocer sus oscuros secretos se puso bastante de moda. Montones de señores con corbata pero pocos escrúpulos se dispusieron a sacar tajada saliendo por televisión y hablando de los archivos secretos del Vaticano y recordándonos que todavía tenían exorcistas, creando una mitología alrededor de una iglesia católica y su lucha contra el Maligno que fascinaba tanto a católicos como a protestantes, ninguneando de mala manera a los ortodoxos que también tenían sus cositas de las que se podía haber sacado bastante mandanga. Y todo esto sin olvidarnos de que, poco después de la Segunda Guerra Mundial, unos pastores había encontrado unos pergaminos de una secta de hace dos mil años en los que se encontraban montones de episodios apócrifos de la Biblia, que los vendemotos de la susodicha superchería utilizaron como excusa para hablar de que el Vaticano tenía en su poder un libro secreto de la biblia, el evangelio de Jesucristo y cosas así. En fin, cosas.

Si alguno pensaba que Aida no podía acojonarte, que se lo piense dos veces porque lo que hace Carmen Machi con su personaje da auténtico miedo.

Cincuenta años después la superchería aquella ha dado sus frutos. Si en los 70 los delirios de OVNIs construyendo pirámides nos trajeron los Eternos de Jack Kirby, hoy en día un chaval fascinado por el diablo y los exorcista nos trae 30 Monedas, una serie que va exactamente de lo dicho, conspiraciones vaticanas, el diablo y oscuros secretos sobre la relación de Dios y el Diablo. Álex de la Iglesia ya había tocado el tema con El Día de la Bestia, pero en los ocho episodios de 30 Monedas se queda muy a gusto con el tema, haciendo un trasunto de las Historias Para No Dormir de Chicho Ibáñez Serrador en la que los protagonistas de un pueblecito supuestamente normal de Segovia se van encontrando en cada capítulo una cosa más rara hasta llegar al final del mismo. Y ojo, que cuando digo raro digo raro de verdad, de Lovecraftiano para arriba, con criaturas demoniacas que son amasijos de carne y brazos, demonios dignos de una superproducción de Blizzard, zombies, golems… Toda clase de criaturas demoniacas y de ultratumba atacan a unos protagonistas que en ningún momento sabes como es posible que sobrevivan a lo que se les viene encima, porque en el fondo no dejan de ser gente tremendamente normal.

Elena y Paco otra cosa no, pero palos reciben lo más grande…

Empezando por Elena (Megan Montaner), una veterinaria cuyo marido desapareció en extrañas circunstancias -en el pueblo dicen que se fue a por tabaco- y que en el primer episodio ya se encuentra que una vaca da a luz un bebé, siguiendo por Paco (Miguel Ángel Silvestre) el alcalde del pueblo mangoneado por su mujer, Merche (Macarena Gómez), que parece más interesada en hacerse rica a costa del puesto de su marido que de mantener su matrimonio a salvo. Y bueno, también está el nuevo cura del pueblo, el Padre Vergara, interpretado por Eduard Fernández, uno que poco o nada tiene que ver con el del añoradísimo Alex Angulo de El Día de la Bestia porque en este caso no es en absoluto un cura normal; exorcista, alcoholico, boxeador y conocedor de demasiados secretos del Vaticano, los exorcismos y el demonio en general de los que le gustaría olvidarse pero de los que nadie le deja hacerlo.

¡Muérete de envidia, Bruce Willis!

No os voy a engañar, a mi todo el tema del satanismo se me hace bola como nada, sobre todo porque a estas alturas ya es un tópico que a cualquier dibujante con pocas tablas en esto de escribir le de por hablar de Dios y el Diablo en su primer cómic, a Image me remito: Spawn, Savage Dragon, Avengelyne y hasta WildCATs tocaron el tema de lleno o ligeramente, con lo que cada vez que alguien me quiere contar su historia de ángeles y demonios tiendo a dar media vuelta. Pero esto venía de la mano de Álex de la Iglesia, que a estas alturas no tiene nada que demostrar y la idea de las treinta monedas de Judas se me hacía muy Indiana Jones. Vale que luego la cosa no va por ahí y las monedas no son algo que tengan que conseguir los protagonistas si no más bien algo de lo que les gustaría librarse -no, tampoco es El Señor de los Anillos- pero el ver tanto monstruo y tanta criatura desde una óptica de la Segovia rural se hace la mar de refrescante en estos tiempos de películas de monjas asesinas y lloronas vistos siempre desde la óptica yanqui y no la autóctona.

Y ojo que éste es uno de los bichos más «normales».

Me ha gustado Treinta Monedas y la recomiendo a todos a los que le guste el género y el cine de Iglesias, pero que nadie se espere algo tan cafre como El Día de la Bestia porque esto va por su propio lado, es una historia de terror y aventuras sin mucho lugar para la comedia; lo que sí que hará será exponernos varias reflexiones sobre el papel de Dios y el Diablo, la razón por la que el primero permite que exista el segundo y cuál es la forma de actuar correcta para el ser humano en un mundo tan fallido como el nuestro. Vamos, que en último término esto es una serie sobre gentuza (humana y no humana) intentando justificar lo injustificable porque Dios no les hace caso, pero me callaré por no haceros ningún spoiler…

Y ya de paso os dejo esta pedazo ilustración de Jorge Jiménez, porque él lo vale.

Nada más, mañana otra vez el monotema de la señora esa casada con una tostadora que tiene hijos imaginarios, que cruz…

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Stravinkay Modelarus
Stravinkay Modelarus
3 años han pasado desde que se escribió esto

A mi padre le encanta Alex de la Iglesia, especialmente cuanto más cafre. Esta serie la ha seguido bastante pero lo último que supe es que quedó decepcionado con uno de sus últimos capítulos (y también preferiría al actor que hacía de capitán Valladares en Plutón BRB Nero en la serie).
Por mi parte, no tuve mucha opción más que criarme viendo el Día de la Bestia y Acción Mutante (y por supuesto el resto de la filmografía de Alex de la Iglesia además de Historias para no dormir también), pero no me entraron demasiadas ganas de seguir la serie ya con solo ver lo apuesto de los protagonistas (no que los protagonistas de sus otros proyectos no fueran apuestos, pero no les veía yo los músculos tan marcados, xD). Y bueno, tampoco me gusta el horror, así que eso también juega (quizás lo que más juega).
Igualmente, las producciones españolas tienen muy buena aceptación en mi familia (La lengua de las mariposas me hizo lagrimear de niño y sí, también me crié viendo Torrente… normal no podía salir de mi niñez, no).

Stravinkay Modelarus
Stravinkay Modelarus
3 años han pasado desde que se escribió esto

Si yo entiendo el porqué de las pintas de los actores. No quita que me saca bastante de algunas historias. Y Guerricaechevarría y de la Iglesia siempre se las suelen arreglar para no ser previsibles del todo.
No sé si está confirmada una segunda temporada, pero por lo que he llegado a ver de la serie (y conociendo el trabajo de Alex de la Iglesia) sé que se la merece.
Otra cosa; como lo episodico está volviendo después de que con Netflix se lo empezará a abandonar. Parecía que iba a desaparecer ese estilo de TV, pero por suerte sigue vivo.

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3 años han pasado desde que se escribió esto

¿La foto de Carmen Machi es un homenaje a La Pasión de Cristo?

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3 años han pasado desde que se escribió esto

Hombre, pero es por el cabezón del zagal que me lo he intuido.

M'Rabo Mhulargo
Admin
3 años han pasado desde que se escribió esto

Pero aquí el demonio también lo hace todo «Por los niños»?

Zatannasay
Zatannasay
3 años han pasado desde que se escribió esto

De todo lo que has dicho me quedo con la tendencia de muchos autores de querer contarte una lucha entre angeles y demonios.
Debe ser la cosa más previsible y menos interesante que me pueden plantear. Como lo de los daemonitas y los -ya no me acuerdo el nombre- del universo wildstorm, o el equivalente del universo Crossgen, o Crimson (ese era el bueno dentro de ese género)
También por la época son cosas como Buffy Cazavampiros y embrujadas en televisión. A saber que aconteció para que se explotase tanto el subgenero.

Buff. Es una manera muy ramplona de poner un escenario de buenos y malos ante el público, sin molestarse en irlo creando de forma natural.
Ahorra mucho trabajo pero dificilmente me vas a contar algo que me atrape.

Zatannasay
Zatannasay
3 años han pasado desde que se escribió esto

Estuve a punto de comentar lo del girito de: «no va a ser lo que parece»
Pero es que eso está tan gastado que es un estereotipo que me espero indefectiblemente.
Bueno, es que me aburre soberanamente. Todos los personajes son planísimos y sin trasfondo como dices.

Stravinkay Modelarus
Stravinkay Modelarus
3 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Zatannasay

El subgénero explota en la década de los ’90 porque por lo general el entretenimiento de esa época era tremendamente juvenil. Incluso algo como Preacher vista solo de los conceptos puede sonar bastante cliché y adolescente. En la ejecución, como con todo, es donde se separan unos de otros, pero por lo general hablamos de ideas que se le ocurrirían e interesarían a un (usualmente chico) prepubescente o adolescente (o zaqk snyder).
No que antes o ahora se sea más o menos adulto, pero en los ’90 es bastante más identificable siendo la década de Liefeld y Michael Bay.

zatannasay
zatannasay
3 años han pasado desde que se escribió esto

Sí. es así. Hay un momento en que los adolescentes se molan a si mismos creyendose antireligiosos y haciendose los provocadores con el sentimiento religioso y demás. y va por ahí.

Predicador es otra cosa. El rollo de los angeles y demonios no es en ningún momento lo principal,; es solo el decorado en el que transcurre la road movie de los personajes principales. Cosa que queda demostrado con la trama en la que Jesse se convierte en sheriff del pueblo ese y todo lo demás queda aplazado. Queda aplazada una trama que involucra una lucha de angeles, un Dios que ha huido de sus obligaciones, todo por una trama de un charcutero mafioso que tiraniza un pueblecito.
Realmente la trama principal no es nada principal en Predicador.

Stravinkay Modelarus
Stravinkay Modelarus
3 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  zatannasay

La religión institucionalizada es (a veces incluso a su pesar) muy arcaica y las ideas bíblicas todas se jactan tremendamente de sí mismas en su intento de ser universales, explicando y abarcándolo todo (algo así como «Dios se mola a sí mismo»). Con eso el adolescente cae por rebelde y por impresionable. Y eso sin contar las hipocresías que se suelen encontrar dentro de la religión y lo religioso, que ahí el adolescente cae por creerse justiciero (y esto lo digo porque también fui adolescente, a mi manera rebelde, tremendamente impresionable e increíblemente sensible a las injusticias).
Ya desde el primer número la trama principal de Predicador no es la trama principal de Predicador. Yo no sé si los editores entienden que lo que hace a autores como Moore, Miller, Morrison y Ennis autores de prestigio no son los conceptos sino la ejecución de sus historias. Cuando acabó la adaptación de TV (ahora que lo pienso, Alex de la Iglesia podría hacer un buen trabajo adaptando Predicador) hice una comparativa entre el piloto y el primer número y es sencillamente magistral la facilidad con la que Ennis y Dillon hacen a esa historia marchar por las páginas combinando todos los elementos (dispares o no) casi perfectamente y a su vez solo haciéndolo para presentarte el mundo de estos personajes que por sí solos ya son más que suficiente para engancharte a la historia (como Ennis introduce personajes es incomparable; en un principio usa cosas básicas y ordinarias para darte una sensación de comodidad para que luego impacte más cuando se desvía de ese camino convencional, cuando no usa contrastes y relaciones entre personajes como Claremont).

Zatannasay
Zatannasay
3 años han pasado desde que se escribió esto

Es que Ennis mete un monton de cosas en pocas páginas. Pero lo hace ultrafluido y orgánico.
Una chica se encuentra con un vampiro, luego se encuentra de casualidad con su exnovio del que no sabia en años, el cual acaba de ser poseído por una criatura extraña que ha hecho reventar una iglesia matando a la tira de gente. Y no nos parece cogido por los pelos nada, ni demasiado increible o excesivo.

¡¡Toma ya!! Milagro de verdad.

Stravinkay Modelarus
Stravinkay Modelarus
3 años han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Zatannasay

Dillon ayuda muchísimo, pero Ennis mete mucho porque suele usar bastante la relación e interconexión entre los elementos que conforman la historia; esencialmente nunca para de contar. Cada nuevo personaje e idea cumple más de una función narrativa; normalmente una función en la trama y otra que la aumenta.
Justamente, cuando Ennis introduce a todos sus personajes en Predicador los hace tremendamente humanos al extender a través de todos ellos el ser falibles; lo que aumenta la amenaza del Santo de los Asesinos como personaje, siendo que él nunca falla. Disparando la road movie y a la vez dando a la historia una sensación de urgencia, aunque esto segundo se necesitará cada vez menos con el paso de los números.
Ni que hablar que estamos hablando de personajes cuyo viaje no comienzan con la llegada de Génesis, sino que este encuentro no es más que un evento más en sus ajetreadas vidas, que también humaniza más a los personajes pero que además hace mucho más interesante la idea de ese poder en manos de esos tres.
Y todo lo que cada personaje conlleva en sí mismo. El primer número nos quiere contar la distancia que Jesse y Tulip han puesto entre sí, y lo hace a través de introducir los personajes mientras nos cuenta que no han cambiado tanto como quieren pensar desde que estuvieron juntos. Así como Cassidy demistifca completamente la idea del vampiro al usarlo como un puente entre puntos A, B y C, pero también desarrollandolo como personaje y hasta dejando entereveer lo que será su relación con Jesse y Tulip durante toda la serie casi.
Y eso es solo parte del primer número. Ennis es realmente especial.

Meisenhauser
Meisenhauser
3 años han pasado desde que se escribió esto

De hecho, que yo sepa la idea de las 30 monedas malditas de origen bíblico (Judas…) también se encontraba en el álbum «La maldición de los 30 denarios» de Blake y Mortimer… Y Álex de la Iglesia es fan de los cómics de Blake y Mortimer (como que intentó en su momento dirigir la adaptación al cine de los personajes).