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Spiderman y los personajes que valen más muertos que vivos: George Stacy

Porque sí, porque cuando hablamos de personajes que valen más muertos que vivos el primer nombre que se le suele venir al personal a la cabeza es el de Gwen Stacy (aunque otros decimos Barry Allen sin pestañear, y con toda la razón del mundo), y eso es por algo. Quién sabe que habría pasado si Lana Lang hubiera muerto en los 60, lo mismo Superman ahora sería visto con otros ojos…

¿No tenías bastante con una Stacy que salvar? ¡Pues ahora tienes DOS!

Pero Gwen Stacy ni siquiera era el primer nombre de la larga lista de personajes secundarios muertos en la carrera de Spiderman, sacrificados en aras de enriquecer la figura de Peter Parker, darle motivaciones y estremecer el corazoncito del lector. El primer secundario fallecido, un neverazo en toda regla en la primera aparición del personaje, es el Tío Ben, que con su muerte viene a condenar al buen mozo a pasarse el resto de su vida saltando por los tejados y dejándose los nudillos contra la jeta de todos los supervillanos del multiverso Marvel. Ben es el mago Merlín de Peter, el guía que muere al principio de la historia para dejarle al héroe el espacio suficiente para valerse por si mismo y verse forzado a ello (y sí, con esto estamos obviando a la Tía May, que en estos primeros números actúa más como fuente de preocupaciones para Peter que como guía espiritual o lo que sea). El Peter de aquellos años, los de Steve Ditko, se vale por si mismo y no parece tratar de llenar esa pérdida en la figura de otras personajes, pero en cuanto el propio Ditko deja la serie Lee tarda poco más de un año en crear dos figuras clave en la mitología arácnida: el editor jefe del Daily Bugle Robbie Robertson (ASM #51) -la versión «buena» de JJ Jameson- y el Capitán George Stacy (ASM #56), o lo que viene a ser «el Tío Ben, la secuela».

Son como tres años de la serie de George suplicándole a Peter para que le deje ayudarle, y Peter que nones.

Dejando de lado a Robertson, que servía de contrapunto en el Bugle y para ablandar a un JJ Jameson que por aquellos años jugó bastante duro a ser un supervillano con todo lo que ello conllevaba, George Stacy es el gran mentor de Peter Parker durante aquellos años. Vuelve a ser un señor mayor de perfectas hechuras morales como el Tío Ben, es el tipo que guía a Peter en los momentos duros y no pone ninguna pega a que Peter salga con la niña de sus ojos porque, como bien nos dejó claro Straczynski, el hombre no tenía nada que tener sobre lo baboso que se pudiera poner Peter con su niña. George Stacy, siendo como es una de las primeras creaciones genuinas de la era postditko, es seguramente uno de los personajes más endebles de aquella era; porque si bien Robertson o MJ Watson eran personajes bastante más fuertes que se fueron definiendo a través de esta etapa a golpe de contraponerse a otros ya existentes (y en el caso de MJ, también por cierta caracterización superficial a golpe de usar un lenguaje «ye-ye»), George Stacy es un superfán de Spiderman que está deseando hablar de ello con Peter, pero como el chaval se niega a revelarle su secreto trata de mantener la distancia y apoyar a Peter en todo lo que puede.

¡Solo le falta regalarles condones y un finde en una casa rural!

A pesar de lo densos que podían ser muchos cómics de aquella época, lo cierto es que en los tres años en los que George Stacy está presente en Amazing Spider-Man el personaje actúa como Yoda a ratos, tiene algún que otro roce con Kingpin y, en general, se pasa el rato jugando a «yo sé que eres Spiderman», llegando a desencadenar una de esas tópicas escenas del héroe pidiendo a otro que lo suplante para «mantener a salvo su identidad secreta» y engañar al listillo de turno. Ya fuera porque Lee no sabía que hacer con el bueno de George o porque el personaje ya no tenía lugar en la era post ye-yé (entendiendo como tal a la etapa sesentera de John Romita, en la que el cómic a ratos había llegado a parecer Archie o uno de esos tebeos románticos de los 50, aunque la cosa mejoraría en los 70) a Gil Kane le tocó la papeleta de darle boleto al capitán durante una pelea de Peter con el Doctor Octopus. George Stacy moría de forma parecida al Tío Ben, pero mal. Porque allí donde la muerte del Tío Ben había significado algo profundo para el personaje y le había dado una motivación clara, en el caso del Capitán Stacy su muerte no vale para gran cosa; Peter estaba haciendo las cosas bien y ni siquiera llega a culparse por su muerte, pero son los demás personajes -Gwen, Jameson y hasta la policía- los que usan la muerte de Stacy como excusa para detestarlo y hasta darle caza.

Sí, Lee llega a escribir que Peter se culpa de la muerte de Stacy, pero la cosa no colea. Son los demás los que le echan la culpa a Spiderman, no él a si mismo.

La relación de Spiderman con la policía nunca había sido del todo buena, Jameson nunca había sido amigo suyo y Gwen siempre había tenido una reacción parecida a la de la Tía May cada vez que se encontraba con Spiderman, con lo que lo único que hace la muerte de George Stacy es… Llover sobre mojado. Peter ya no puede decirle a Gwen que es Spiderman porque ella odia a Spiderman, pero tampoco es que se lo fuera a contar porque estando su padre vivo no lo hizo, a pesar de que él lo habría aceptado con los brazos abiertos y seguramente lograría sin muchos problemas provocar que su hija entrara en razón (que dicho sea de paso y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, me gustaría deciros que ocultarle cosas a vuestros seres queridos está feo y lo único que hace es liarlo todo, no lo hagais niños, no merece la pena).

«¡Ay mecachis Peter, que como vea a Spider-Man lo hago picadillito!»

Así que no, George Stacy no vale más muerto que vivo, como tampoco vale más vivo que muerto. George Stacy no era un gran personaje pero tampoco es que Stan Lee le diera muchas oportunidades para desarrollarse, con lo que su muerte para lo único que sirvió es como aviso a navegantes de que, por mucho que el nuevo orden de Cadence ordenara que todos los personajes debían de mantenerse en el mismo estado para hacer las licencias «vendibles», los personajes secundarios no estaban a salvo… ¡Y todavía lo peor estaba por llegar!

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