Los dueños de DC Comics (I): Breve historia de AT&T

Hubo un tiempo en el que escribir sobre cómics era sencillo; el propietario de la editorial era un mafioso, el editor un buscavidas y el guionista o el dibujante un pobre hombre del que abusaba todo el mundo. Cuentas lo mal que les trató la vida a los autores y en paz, te sientes realizado por haber reivindicado la figura del artista. Y que bien que me he quedado. Pero hoy en día… Hoy en día para entender la cosa más tonta casi parece que necesitas un master en historia empresarial. Acompañadme pues a una serie de posts que poco deberían tener con cómics y que tristemente hoy en día tienen bastante que ver, porque quieras que no el conocer el marco en el que se mueven los propietarios de DC Comics, AT&T y Warner, pueden hacernos entender su presente y su futuro…

¡Hola! ¡Soy yo, Alejandro Campana, más conocido como el fundador de AT&T y no se qué con un teléfono!

Y empezamos por el callo, porque AT&T es una compañía de telecomunicaciones que no es algo tan divertido como contaros las aventuras de una productora rebelde de los años dorados de Hollywood (eso ya la semana que viene, que si no salís corriendo). AT&T empieza con Alexander Graham Bell, el mismísimo «inventor» del teléfono, en 1885 (año que os sonará porque es el mismo al que viajó Marty McFly para salvarle el culo a Emmet Brown en Regreso al Futuro III); pongo entre comillas lo de que Bell fuera el inventor del teléfono porque hay bastante polémica respecto al asunto, pero como Bell y su ejército de abogados se acabaron saliendo con la suya y quedándose con la patente, pues así nos hemos quedado. El caso es que Bell y sus socios -uno de ellos su suegro, que casarse bien vale tanto como ser inventor y tener abogados- ya habían fundado la telefónica Bell Telephone Company en 1877, pero la intención que tenían con AT&T era la de crear una compañía telefónica a nivel nacional y no solo a nivel regional, echando cables de costa a costa. Para entonces Bell y sus socios ya se habían hecho con parte de la compañía de telégrafos (la Western Union) y la ingeniera eléctrica Western Electric, con lo que así a lo tonto Bell ya estaba montándose un imperio de las telecomunicaciones antes de que asomara el siglo XX; así, la experiencia de Westen Union con los postes y oficinas de telégrafo ofrecían a Bell la infraestructura necesaria para extender su teléfono rápidamente.

Yo es que he pensado, «a ver Diógenes, en diez años de Brainstomping, ¿cuántas ocasiones has tenido para poner un video de Lady Gaga con Beyoncé?» y me tuve que lanzar…

Para 1899 y para escurrirse de las leyes del estado de Massachussets a las que estaba sometida la Bell Telephone Company que muy sabiamente no permitían a ninguna empresa tener un valor mayor que cierta cantidad, Bell se autocompra a si mismo por medio de AT&T y mueve su centro financiero a Nueva York, desde donde haría la primera llamada telefónica de costa a costa en 1915 para charlar un rato con otro yonqui de las patentes y el dinero, Thomas Edison. Y a partir de ahí, pues a petarlo: AT&T tuvo el monopolio de todas las líneas y aparatos de teléfono de EEUU y parte de Canadá durante casi todo el siglo XX, dominando por completo las telecomunicaciones del país hasta que en 1974 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos se dió cuenta vete a saber por qué de que aquello no estaba del todo bien y, en vez de nacionalizar la empresa como es debido, les empapeló por «usar los beneficios del monopolio de Western Electric para pagar los costes de mantenimiento de su red», lo cual por lo visto violaba las leyes antitrust de EEUU. Luego ya la libre competencia supongo que ya no les interesaba tanto, pero tras varios años de marear la perdiz en los tribunales, AT&T fue hecha pedacitos en 1984.

Unas se juntaron para hacer la nueva AT&T y otras para hacer Verizon, porque separados no podían vivir.

Los restos del antiguo gigante batallaron entre ellos y sus nuevos competidores a lo largo de los 25 años siguientes, pero uno de ellos, Southwestern Bell, se fue comiendo uno a uno a muchos de sus antiguos hermanitos y algún que otro competidor hasta volverse tan fuerte como para que en 2005 pudiera devorar a su antigua madre, AT&T, que para entonces se había quedado en una competidora suya más, porque estaban todos vendiendo internet y teléfonos móviles como locos. Estando la cosa de las telecos como estaba, no es de extrañar que el servicio de internet por esos lares sea tan caótico, porque a efectos prácticos y durante los diez o quince primeros años de internet casi todos los «hijos de Bell» -Baby Bells, que así los llaman- se hacían cargo de la red de una región determinada y no se llevaban demasiado bien entre ellos.

¡Somos telecos, compramos empresas, pero cuando no ganamos dinero echamos a Bob Harras!

La nueva AT&T seguiría a lo suyo con lo de los móviles e internet unos cuantos años, convirtiéndose en la teleco más grande de todo el mundo y, ¿por qué no?, tratando de cargarse la neutralidad de la red -porque por aquellos años todas las telecos creían que Google, Netflix y demás estaban sacando demasiado dinero con sus servicios y querían su pedazo del pastel- para que sus propios proyectos de televisión en streaming funcionaran algo mejor que fatal. Finalmente y haciendo caso a la vieja máxima de «si ya has podido con tu enemigo, únete a él o mejor todavía, cómpratelo» en 2015 se compraron DirecTV, compañía de televisión vía satélite experta en el pay per view. Paralelamente a todo esto, reforzaron sus esfuerzos en meter fibra al máximo de clientes posible, con el claro objetivo de preparar el terreno a la gran compra que llevarían a cabo el 22 de octubre de 2016: Time Warner.

AT&T ha corrido a renombrarla como Warner Media, con tanta prisa que se han olvidado de hacerle un logo decente. Pues estamos bien.

Con esto a priori AT&T debería haberse hecho con una cuota del mercado de streaming lo suficientemente grande, pero la cosa no fue como se esperaba porque la compra no pudo ejecutarse del todo hasta dos años después. Así, La Warner que compraron llegó con unas perspectivas no tan buenas; de entrada gran parte de los taquillazos prometidos dos años antes no acababan de llegar -sí, muchos eran de DC- gracias a que la major de Hollywood funcionaba a golpe de burocracia, con lo que los proyectos cinematográficos se perdían en una maraña de puestos directivos y ni siquiera HBO, la joya de la corona por ser uno de los canales de pago más importantes y prestigiosos de EEUU, había capitalizado en ese tiempo el éxito de Juego de Tronos lo suficiente como para poder hacerle la competencia a nivel de streaming a Netflix. Lo que es peor, la propia Time Warner había creado en ese tiempo otro servicio de streaming, DC Universe, había anunciado HBO Max y mantenía en propiedad parte de otro más, Hulu, además del servicio de cine clásico Filmstruck (el cual se cargó sin ningún complejo, por supuesto) y Crunchyroll para el anime, la cual parece que ahora mismo le quema en las manos porque lo quieren vender.

Y cualquiera de estos otros servicios de streaming es mejor que HBO Max.

Sumemos a todo esto que en ese tiempo los servicios de televisión a la carta propios de AT&T habían caído en picado, con lo que de repente se vieron en una situación un pelín incómoda; el llevar a cabo su plan original de crear una plataforma de streaming que pudiera enfrentarse a Netflix estaba más lejos que nunca, pero a estas alturas ya era una cuestión de supervivencia. La organización de Warner iba a tener que que modernizarse y desprenderse de tanto exceso de ejecutivos lo antes posible, rentabilizar su propia compra a la de ya y tener en el mercado para ayer un servicio de streaming común que sirviera por fin a la política principal de AT&T para los nuevos tiempos: servir al consumidor final directamente, eliminando intermediarios.
Y supongo que esos «intermediarios» también incluyen a las librerías…

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Zatannasay
Zatannasay
3 años han pasado desde que se escribió esto

Estupenda y atrevida iniciativa. Esto, es meterse en el meollo de cuestiones que no se suele tratar.

Ziggy
3 años han pasado desde que se escribió esto

¿Y la hermana Warner tambien?

Meisenhauser
Meisenhauser
3 años han pasado desde que se escribió esto

Pues sí, probablemente sea de los artículos más interesantes no ya de Brainstomping, sino de la red actualmente. Curiosamente, también es probable que sea el artículo que no harían en webs y blogs de cine, TV o cómic, a pesar de que, efectivamente, es la base de todas las jaranas multimedia y, por extensión, de la producción audiovisual.

También se da en las editoriales de libros, pero eso no es algo de lo que parezca haber tanta consciencia (quieras que no, el público en general sí parece darse cuenta de lo de las conglomerizaciones en TV, cine y demás, pero eso porque ya desde finales de los 70-principios de los 80 se veía por ej. logos de productoras de cine clásicas con el subtítulo «A Sony company», «A Coca-Cola company» y etc.).

Arlequín
Arlequín
3 años han pasado desde que se escribió esto

Se agradece, porque no tenía idea de todo esto (algo habíamos hablado por ahí, pero este resumen lo deja mucho más claro el cuento)

Pere
Pere
3 años han pasado desde que se escribió esto

Interesante el artículo sr. Diógenes. Con ganas me deja para el siguiente.

Nahuel Vercesi
Nahuel Vercesi
3 años han pasado desde que se escribió esto

Por lo que entendí, el dueño de DC es producto de endogamia entre empresas.

Fuera de chistes (a lo que yo considero gracioso), es bueno saber quienes estan al mando de DC. Tal vez estoy divagando, pero mientras Disney también es un aterrador monopolio (que redundante) al menos desde sus inicios siempre fue una empresa dedicada al entretenimiento y tenían una idea de lo que iban a hacer con Marvel. Es lo opuesto a AT&T, que vienen de un manejo empresarial mas frió.

Save
Save
3 años han pasado desde que se escribió esto

Bomita referencia a Futurama

ropel
ropel
3 años han pasado desde que se escribió esto

uff siempre es agradable conocer las raíces que generan las situaciones actuales para entenderlas mejor ya espero con ansia el articulo de la próxima semana

M'Rabo Mhulargo
Admin
3 años han pasado desde que se escribió esto

Demasiado tarde, yo me dormí cuando lei el primer párrafo esta mañana y me he despertado ahora.