«Lo vais a lamentar», así se llamaba la columna que hacía Gail Simone hará unos veinte años, allá cuando eramos más felices y el cambio climático era una posibilidad (heh) y las pandemias algo que pasaba muy lejos. Creíamos que las megacorporaciones del cyberpunk eran algo exagerado y de repente nos encontramos que son una realidad, y entonces el Ojo de Sauron de la corporación mira fijamente a DC Comics y… Y en mitad de una pandemia, en plenas vacaciones y a unos diez días del evento DC del año, el dichoso DC Fandome, la mesa presidida por el flamante nuevo presidente de Warner, Jason Kilar, ejecuta la orden 66 y deja en la calle a la mayoría del personal de DC Comics. Esto es serio compañeros, son seres humanos en el paro de la noche a la mañana, gente cuyo trabajo nos podía gustar en mayor o menor medida, pero que no se merecía algo así, porque nadie se merece algo así. Lo que es más y aunque es temprano para saberlo, con tantísimos despidos podríamos estar ante una drástica reducción de la producción de la editorial… O ante el final de, si no toda, la mayor parte de la grapa de DC.
Los rumores -y el porrón de condolencias que se han estado repartiendo los profesionales del cómic por las redes sociales- indican que divisiones enteras de DC van a morder el polvo. Nombres como los de Bob Harras, Bobbie Chase, Brian Cunningham o el editor de la Black Label Mark Doyle pasarían por la picadora. Y sí, tengo historial con Bob Harras, le he acusado durante años de ser el responsable de que Jim Lee echara a Chris Claremont de X-Men y hasta se le acusa de ser el encubridor de cierta gentuza como Berganza, pero con los años he llegado a la conclusión de que en su condición de Editor Jefe de DC probablemente fuera el tipo que llevaba el timón de la editorial. El que hacía que el nivel de calidad medio de DC hubiera ganado enteros en los últimos tiempos, el que a la chita callando conseguía que la editorial gozara de una estabilidad que brillaba por su ausencia en la DC del New52 y la Marvel actual, yo que sé. Y ahora meten en una lista su nombre y el de casi todo su equipo y todos al paro.
Los rumores, por supuesto, van más allá. Jim Lee degradado, uy como nos reímos, a Jim Lee le retiramos los galones y encima hoy es su cumpleaños, que bien, vendetta, vendetta… Y ponemos en su lugar a un tipo «del mundo de los e-sports» a llevar la editorial, porque Jim Lee estará muy ocupado haciendo de enlace con las distintas ramas de Warner Media y la propia DC, que sea nuestra mascota y lo mismo hasta lo ponemos a hacer cameos. Joder, cuando descabezas DC al nivel que la están descabezando, cuando dejas sin sustento a tantas familias, aparte de ser un desalmado es de suponer que buscas una revolución y una reorganización completa. Allá por principios de año -antes del fin del mundo- cuando M’Rabo celebraba la caída de Dan DiDio y yo me arrodillaba temeroso de Dios, se susurraba por las esquinas que DiDio era un defensor a muerte de la grapa y que la nueva gerencia de Warner quería acabar con ella, cosa que DiDio no pensaba permitir jamás y prefirió dimitir antes que permitir semejante cosa. Finalmente y con este abuso ejecutivo sobre la mesa, parece claro que la intención de la mesa presidida por Jason Kilar -por Darkseid, que apellido más apropiado- puede ser la de, efectivamente, la de acabar con la grapa. Los tomos dan más dinero, las librerías dan más dinero, al cuerno Diamond, se acabó la grapa. Y sí, visto friamente y teniendo en cuenta que la grapa vale para tan poco hoy en día, la decisión sería comprensible… Si no fuera porque los que hemos mamado el género de superhéroes sabemos que la razón de su éxito, su gran diferencia respecto a otros géneros, está en el universo persistente que ofrecen estas entregas periódicas.
Y es que sí, si vas a escribir para el trade mejor publica el tomo directamente y a otra cosa, pero la solución no era esa, nunca fue esa. La propia DC experimento con Earth One y creo que ya le quedó bien claro que ese planteamiento no liga bien con el género, que la emulsión de periodicidades largas y universo persistente no funciona, y que al final lo importante es que el lector tenga contenidos con cierta regularidad. Que lo ideal sería tener un tomo de Batman cada semana, sí, pero eso exigiría una coordinación editorial tremenda porque el mismo equipo creativo nunca podría mantener ese ritmo. La misma DC consiguió sacar una serie regular de 24 páginas semanal, 52, y honestamente creo que fue el mayor logro de la era DiDio -aunque el mérito era sobre todo de Stephen Wacker y Keith Giffen, no nos engañemos- pero de un tiempo a esta parte la idea parecía completamente olvidada y el «crear universo» parecía un concepto pasado de moda, con lo que la coherencia narrativa de una serie a otra era algo casi olvidado; tanto Marvel como DC solo se preocupan por cuadrar las historias de cada autor en su propia serie y en cuanto se cambia el equipo creativo tienen carta blanca para hacer lo que les venga en gana. Y claro, llegados a este punto, ¿para qué sirve la grapa?
Aun así, no creo que WB haya llegado a pensar esto, a WB la grapa se la sopla; ellos han hecho una «reestructuración» total de la empresa y DC pilla de por medio. Y bueno, también puede ser que Time Warner hace tiempo que tiene DC atravesada, que le echa la culpa de que las películas de Warner no sean los taquillazos de Marvel. Que durante todos estos años -desde los 60, cuando la compraron- DC ha podido operar más o menos a su gusto, sin llamar la atención, y que el éxito de Marvel en el cine ha encendido todas las alarmas de Warner. Porque, incidentes puntuales aparte como Identity Crisis, en DC las cosas más o menos iban bien hasta la llegada del MCU. Quieras que no DC producía éxitos como Superman, el Batman de Tim Burton y Nolan y demás, y WB se conformaba con eso. Los tenemos ahi, podemos sacar juguetes de ellos y alguna serie de animación para los críos, y ya. Pero el MCU fue un éxito tan arrollador que atrajo a la mismísima Disney y claro, eso ya son palabras mayores para Warner Brothers. Culo veo culo quiero, ahora mismo y de la noche a la mañana quiero un universo cinematográfico clavadito al de la competencia y que me lo monte Chris Nolan, Zack Snyder o quien sea.
Todos sabemos lo que pasó a continuación y la hostia en taquilla que se dieron, y por supuesto la solución de WB fue la misma de siempre: copiar otra vez a la competencia. Algo ha tenido que salir mal para que no lo entendamos, así que vamos a meter a nuestro Kevin Feige -Geoff Johns- a producir una película, una serie de televisión, lo que sea. DC Universe, una plataforma de streaming, con series, con las pelis, con tebeos. Todo junto. Que se suscriba la gente, corred. Y la sacan solo en EEUU, con menos contenido que cualquier servicio de la competencia, y claro, no vende todo lo que quieren. Y se vuelven a poner nerviosos. Que vengan todos esos vagos de Nueva York que no venden más que Marvel, que se pongan todos a vivir en Burbank, que los quiero tener controlados. Que editen sus cómics aquí y punto, a ver que es lo que pasa. Y van, y se da la gran migración (con una burrada de empleos por el camino, por supuesto), y entonces empiezan a auditarlos, a fijarse en lo que hacen. A controlarlos y micromanejarlos, «¿que es un crossover?» «¿Por qué sacaís tantas series, si no dan dinero?» «¿No sería mejor que te dijera yo como hacer tu trabajo, que por algo soy tu jefe y no tengo ni la octava parte de experiencia de la que tienes tú en tu cargo?»
Esto, por supuesto, es una fábula. Una paja mental que se hace un don nadie en su rinconcito de internet, algo que escribo intentando entender el mecanismo mental de una gran corporación para mandar a la calle a tanta gente del tirón. Reestructurar, mantener beneficios. Todo correcto, así funciona el mundo. AT&T se gastó una morterada el año pasado en comprar Time Warner, hay que recortar. Soltar lastre, tenemos demasiada gente, hay que cortar por lo sano. Hay que podar toda la estructura y Warner está todo junto, despedir en HBO, en WB, en lo que sea, todos a la vez; cuando DC era una editorial en Nueva York, como que no se les tenía en cuenta en estas cosas. Pero ahora no, ahora están a tiro, todos al peo y a rendir cuentas como todo hijo de vecino. Da igual que las editoriales no se lleven así, porque los planes editoriales a largo plazo son castillos en el aire con los que se acaban construyendo los sueños que, oh sorpresa, son lo que luego os da la historia de las películas que hacen 2000 millones de dólares en taquilla. Y sí, sin toda esa gente, sin todos «esos de Nueva York que no saben lo que hacen», los castillos en el aire se os van a caer encima, pedazo de subnormales. En fin, ejecutivos, jodieron el cine en su día y ahora nos vienen a joder los cómics. Lo dicho Warner, esto lo vais a lamentar…