Solo hay que echar un vistazo a las noticias (si a uno le quedan fuerzas para ello) para darse cuenta de que hay demasiada gente en el mundo, sobre todo en el poder o con aspiraciones a estarlo, que se comporta como si la democracia fuese un peligroso virus que hay que erradicar y cuya única vacuna es el autoritarismo y la violencia. Por eso nada mejor que hablar hoy de un cómic que desde sus inicios se dedicó, mediante una sátira en ocasiones mal entendida por algunos de sus lectores, a avisarnos de los peligros de esas actitudes. Un cómic que en ocasiones parece que algunos han tomado como modelo a imitar, el Juez Dredd. Y para ilustrar todo esto nada mejor que un par de historias escritas por sus mejores y mas prolíficos escritores, John Wagner y Alan Grant.
Democracia, una palabra maldita en boca de los Jueces de Mega-City One. Un recordatorio de una época en la que reinaba el caos y que desemboco en la gran guerra atómica de cuyas cenizas nació el orden de la Ley. Pero décadas del férreo control de los Jueces sobre sus ciudadanos ha creado un anhelo de libertad en estos, el deseo de dejar de vivir con miedo de ese omnipresente, despiadado y brutal Departamento de Justicia y de poder gobernarse a si mismos. Pero ese deseo de sus ciudadanos es una amenaza al status quo que los Jueces no piensan consentir y harán todo lo que este en su casi ilimitado poder para aplastar ese ansia de libertad antes de que sea demasiado tarde para ellos…
“Letter from a Democrat” la historia que apareció en el “prog” 460 de 2000 A.D. (1986) surgió del miedo que sentían John Wagner y Alan Grant el encontrarse con que había un sector de sus lectores que no solo no captaban el mensaje nada disimulado de sus historias, sino que consideraban al Juez Dredd un modelo a seguir (un día habría que hablar de lo fácilmente que muchos confunden protagonista con héroe). Una historia que como suele suceder con el personaje de Dredd no fue mas que un pequeño primer paso de algo cuyas repercusiones siguieron sintiéndose en las décadas posteriores, tanto a cargo de Wagner y Grant como de otros autores y de las que hoy quiero incluir también “Revolution” publicada en los “progs” 531-532-533 un año mas tarde. Un par de historias que suman apenas treinta paginas y en las que Grant y Wagner junto con John Higgins, quisieron dejar claro de una vez y sin ambigüedades lo que representaban realmente Dredd y el Departamento de Justicia.
La primera de estas historias es tremendamente simple pero al mismo tiempo planta unas semillas demoledoras. Paralelamente al asalto de un estudio de televisión por parte de un grupo pro-democracia podemos leer la carta que una de sus miembros ha escrito a su familia para explicar sus acciones. El miedo a seguir viviendo con miedo es lo que les impulsa, miedo a que una existencia bajo el yugo de los Jueces sea lo único que ellos y sus hijos conozcan, sin saber nunca lo que es la autentica libertad y conociendo solo la paranoia constante de saber que cualquier pequeña infracción puede acabar convertida en una larga sentencia en los iso-cubos. Una acción que es rápida y brutalmente aplastada por la implacable actuación del mismísimo Dredd, pero que es solo el comienzo de algo mas grande.
Pero es en la segunda historia donde Wagner, Grant y Higgins quisieron despejar de una vez por todas cualquier duda que pudiesen tener los lectores sobre lo que realmente representaban Dredd y el resto de Jueces. El movimiento pro-democracia no había hecho mas que crecer, y a regañadientes el Juez Jefe Silver había autorizado una marcha pacifica para que los simpatizantes demócratas pudiesen reclamar su petición. Una actitud de cara a la galería que nada tenia que ver con sus autenticas intenciones, ya que al mismo tiempo ordenó a Dredd hacer todo lo que estuviese en su mano para deslegitimar el movimiento por democrático y de pronto fue menos importante defender la ley que mantener el orden establecido a cualquier precio.
Y aquí es donde ya no quedó ninguna duda de que los Jueces eran una panda de matones fascistas con unos métodos que rayaban en lo criminal. La desacreditación de los lideres del movimiento difundiendo falsos rumores, encarcelándoles por crímenes inventados o chantajeándoles para que renegasen públicamente de su ideología. La infiltración de Jueces de incógnito en la marcha para exaltar los ánimos de los auténticos manifestantes y provocar disturbios que diesen la excusa al Departamento de Justicia para disolver la marcha, ahora violenta, con toda la fuerza a su disposición y utilizando mas tarde esa violencia, instigada por ellos mismos, como prueba de que la democracia no tenia cabida en Mega-City One.
Unos métodos que tristemente han tenido y siguen teniendo un fiel reflejo en la realidad (no hay mas que ver las noticias de estos días) y que sin duda cuando fueron publicadas en su día durante pleno Thatcherismo Wagner, Grant y Higgins tenían material de sobra procedente de la vida real con el que inspirarse para crear estas historias. Unos cómics que sin duda sirvieron para despejar de una vez las dudas de los lectores mas despistados (aunque tristemente mas de uno debió ponerse de forma ardiente de parte de los Jueces, que de todo hay) y dejar claro que el gobierno de Mega-City One y el propio Dredd eran fascistas, que por algo Ezquerra incluyó el águila franquista en el diseño del personaje.
Por desgracia todas estas historias no son simplemente eso, historias, ficción con la que pasar el rato. Son un fiel reflejo de una realidad que tristemente no ha cambiado demasiado en estas décadas y que en estos momentos esta de máxima actualidad. Un triste reflejo del que espero que al menos muchos aprendan lo que Wagner y Grant pretendían, que no hay que dejar que se pisoteen los derechos y que todos estos fascismos y autoritarismos son algo que hay que repudiar y hacer desaparecer si no queremos acabar viviendo en un cómic británico de los ochenta