Con su ceguera selectiva, sus prejuicios habituales y su anglofobia habituales, Diógenes nos hablaba este lunes del grandísimo John Byrne, quien para muchos, entre los que me incluyo, es la superestrella del cómic de los 80, pero dejándose un pequeño fragmento de historia fuera. Porque aunque es cierto que la practica totalidad de la carrera de Byrne se ha desarrollado dentro del mercado estadounidense, este Canadiense de adopción pero Ingles de nacimiento realizo una pequeña incursión en el mercado británico en la que fue la cabecera por excelencia de los ochenta en Gran Bretaña, 2000 A.D. Y allí como no podía ser de otra forma dibujó (entre otras cosas) una historia de su personaje mas emblemático, el Juez Dredd y lo hizo en compañía de uno de sus mejores guionistas, el mismísimo John Wagner. Así que vamos a viajar atrás en el tiempo hasta el maravilloso año de 1983 (¡ojala!) para asistir a la competición anual del Block-Out.
Un año mas en Mega-City 1 se ha celebrado el tradicional campeonato de Block-Out, y una vez mas la final ha congregado a los violentos y enfervorecidos seguidores de los equipos finalistas. Algo que como de costumbre ha provocado la movilización de todos los jueces disponibles para tratar de mantener el orden y la ley en un dispositivo coordinado por el Juez Dredd. Pero incluso el Juez mas duro y estricto de la ciudad va a tener complicado mantener a raya las pasiones que levanta este deporte en una ciudad en la que cada habitante es un criminal en potencia…
Esta historia, pese a ser bastante divertida, podría haber pasado sin pena ni gloria, después de todo no dejaba de ser una mas de las muchas historias cortas y anecdoticas del personaje fuera de sus grandes sagas (Epics que las llaman ellos) y que ni siquiera se había publicado dentro de la cabecera principal, publicándose en el 2000 A.D. Sci-Fi Special de 1983. Pero la excepcionalidad de su dibujante, un John Byrne que en 1983 se encontraba en uno de sus mejores momentos de calidad es lo que elevan esta historia y hacen de ella algo especial. Después de todo las únicas otras colaboraciones que tuvo Byrne con el personaje fue el dibujar tres portadas para Judge Dredd: Legends of the Law, una serie editada por DC Comics con nuevas historias creadas para el mercado estadounidense y el guion, con dibujos de Tommy Lee Edwards y Gary Martin de una saga de tres números para esa misma serie a mediados de la década de los noventa.
Y aunque es cierto que con los años he ido apreciando cada vez mas un Juez Dredd pasado por el filtro duro y áspero de autores como Ezquerra, tras años de preferir esa estética mucho mas luminosa y detallada de autores como Bolland, no puedo negar que viendo estas escasas catorce paginas que Byrne dibujó, parecía haber nacido para dibujar al personaje. A estas alturas es indiscutible su talento a la hora de desenvolverse en el terreno de la ciencia ficción, de crear mundos ajenos e imposibles o dar vida a maquinaria estrafalaria y masiva digna del mejor Kirby. Y aquí Byrne no escatimó su talento a la hora de plasmar sobre la pagina esa Mega-City 1 hipertrofiada y grotesca o la violencia extrema que surca sus calles y a la que los Jueces apenas pueden poner freno.
Todo al servicio de una enajenación surgida de su colaboración con un John Wagner que a estas alturas ya le tenia mas que tomado el pulso al personaje, y en la que juntos satirizan sin piedad ese fenómeno que jamas he entendido de la afición deportiva, en torno esta vez a un delirante deporte que parece una absurda mezcla entre elementos del fútbol americano, del circo del sol e incluso del ajedrez y cuyos aficionados utilizan como excusa (en una extensión de las ya clásicas Block-Wars) para poder aplastar a los del “otro lado”, otro gran ejemplo de que debajo de ese barniz de ciencia ficción, muchas veces las historias de Dredd eran tan reales como la vida misma.
La pena es que como dije previamente las colaboraciones entre John Byrne y 2000 A.D. han sido extremadamente escasas, lo que es una autentica lastima porque Byrne es un autor a quien incluso a día de hoy le sobra el talento para hacerse cargo tanto de los personajes mas emblemáticos de la casa como de crear algo propio, y yo sinceramente preferiría tenerle aquí que haciendo cosas de Star Trek, pero entre que el hombre es muy “trekkie” y que quizás en Rebellion no puedan pagarle lo que le pagan en Estados Unidos, nos tenemos que conformar con pequeños retazos como este y con soñar con lo que podría haber sido. Y por ello y sin que sirva de precedente no me queda mas remedio que coincidir con Diógenes y afirmar que si, que efectivamente John Byrne fue la superestrella de los 80.