Cuando hace no tanto saltó la polémica sobre si se debía seguir sacando juguetes con Leia encadenada en bikini, la respuesta de la gran Carrie Fisher fue «eso es una estupidez (…) Si tus hijos preguntan por qué lleva Leia esas pintas, que les digan que me obligó una babosa gigante y que por eso la maté. Y luego me lo quité. Fin.» Fisher, tan grande como era, llegó a definir la escena en la que estrangulaba a Jabba como «el momento más divertido de toda su vida como actriz. La única razón para meterte a actriz es poder matar un monstruo gigante.» Acordaos de estas (maravillosas) palabras, porque al final del post volveremos sobre ellas.
La semana pasada se mezclaron churras con merinas en tuiter y de repente The Killing Joke se convirtió en trending topic, agotándose el cómic en amazon mientras los medios de comunicación mostraban a un orgulloso desgraciado tirar una nevera por un barranco. Te tienes que reír por no llorar, han pasado veinte años del Women in Refrigerators de Gail Simone y justo a un nota se le ocurre tirar una nevera por un barranco, ni al mismísimo Groucho Marx se le habría ocurrido una timeline de twitter así.
Porque aunque la raíz de la polémica de estos asuntos me trae sin cuidado -es tuiter, «abandonad toda humanidad vosotros los que entréis u os la arrancaremos a dentelladas»- el ver la sangre saltar entre tantos talibanes miopes, todos ellos convencidos de luchar por tierra santa y tal, me ha recordado muchísimo a la nevera de Gail Simone, nevera sobre la que escribió en esta web allá por 1999 (por lo menos algo se conserva entre tanta página borrada) como claro testimonio de que antes de las redes sociales la gente ya se preocupaba por la igualdad. Para resumir mucho una historia muy larga, el principio de la mujer en la nevera viene del Kyle Rayner de Ron Marz, cuya novia fue creada expresamente por el guionista para ser descuartizada y metida en una nevera, motivando así que el por aquel entonces novato Green Lantern tuviera una reacción emocional fuerte respecto al villano de la historia -el Major Force, de la aún más desastrosa Captain Atom de Cary Bates y Pat Broderick-. La queja de Simone no venía provocada ya por el hecho en sí -que por otro lado era totalmente gratuito y apestaba a guionista tratando muy fuerte de ser «edgy»- si no porque por aquellos tiempos era una moda tristemente habitual. Y es que cada vez que un guionista necesitaba dar una motivación poderosa al protagonista para hacer algo, las que pagaban el pato solían ser sus novias, esposas o familiares femeninos cercanos. Así, Women in Refrigerators fue un listado en toda regla de ocasiones en las que se había dado el tópico en el género de superhéroes o se ha maltratado de alguna foma a un personaje femenino, aunque la cosa acabó saliéndose de madre (como no) y la gente acabo entendiendo lo que le dió la gana, con lo que si la lista original ya era discutible en algunos casos, el estiramiento del «fridging» fue tal que la muchachada llegó a aplicar el término a cualquier caso de agresión a un personaje femenino. Y eso tampoco es.
Porque el problema no está tanto en lo que haga el villano si no hasta que punto se abusa del mismo recurso, y si a veces el que al villano se le vaya la mano produce escenas memorables y da lugar a que los Vengadores se cabreen de verdad «porque eso no se lo haces a Thor, nuestro Thor», y les va a dar absolutamente igual de que planeta moribundo venga el responsable, porque va a comer kriptonita en menos de lo que tarda el Capi en decir Vengadores Reuníos en Endgame (y sí, se que tarda lo suyo, pero también es que Superman es mucho Superman), en otras ocasiones el guionista es más vago y recurre a ciertos tópicos. Porque claro, cualquier teórico de guión -o de literatura en general- te puede hablar de lo importante que es dentro del esquema dramático el plasmar las motivaciones del personaje protagonista, y para ello durante siglos se abusó -y se abusa- del recurso de raptar a la princesa, a la novia, a la amiga o que un cefalópodo mutante devore a su madre. Y aquí es donde nos toca recordar a la Princesa Leia…
Porque en El Retorno del Jedi a Leia la derrotan y la encadenan, la humillan, la colocan en un estado de total inferioridad respecto al monstruo, mientras que Luke es tirado directamente a un pozo del monstruo para que sea devorado, teniendo así una oportunidad -ojo, hablo a nivel dramático- de defenderse, de demostrar que no va a soportar esa sumisión; se establece así una situación de desigualdad, porque la princesa guerrera directamente se rinde, mientras que Luke cae luchando (aunque lo acaba apresando un cerdo gigante, oh la ignominia). Más tarde, el que inicia todo el plan de contrataque a Jabba es Luke, con lo que Leia se ve relegada a estar prisionera junto al señor babosa y observar de lejos como todos sus compañeros luchan por su libertad… Hasta que unos cuantos planos más tarde nos enteramos de que Leia de desvalida un cuerno, porque a la mínima oportunidad estrangula a Jabba con su propia cadena; en un puñado de planos se le da la vuelta a toda la escena, y Leia recupera toda la dignidad que supuestamente había perdido. Y claro, Fisher considera esa escena como «la única razón para meterse a actriz», aunque cualquiera podría preguntarse si el cachondeo del bikini fue en algún momento necesario; la metáfora de la babosa lamiendo a la protagonista tiene un mensaje muy claro, el problema vino cuando el personal quiso ver en esa escena lo que le dio la gana y algún perturbado lo mismo hasta se puso palote al ver el lametón de Jabba.
Unos años después a Alan Moore se le ocurre la feliz idea de masacrar a los Gordon (Jim y Babs) para provocar una reacción en Batman. No mata a ninguno de los dos, lo único que busca es humillarlos todo lo posible, romperlos y volver loco a Jim Gordon para que Batman se coloque en una situación al límite, forzándolo a un enfrentamiento con el Joker a un nivel jamás visto hasta ese momento. Tristemente la idea debió de gustarle tanto a Jim Starlin que repitió la formula ese mismo año, matando a Jason Todd y llevando otra vez el enfrentamiento Batman vs Joker a otro nivel jamás visto hasta entonces, metiéndonos en una espiral de atrocidades que se hiperbolizaría en los 90 hasta el absurdo y provocaría esperpentos como el de Kyle Rayner. Sin embargo, en los 90 también ocurrió algo mágico a raíz de todo esto…
Y es que Barbara Gordon no estaba muerta, se le habían paralizado las piernas. Y, a diferencia de otros personajes, no se ahogó en el trauma ni se dejó llevar por la depresión, convirtiéndose en otro de tantos villanos perturbados pidiendo venganza contra el héroe que no fue capaz de salvarlos, no, lo que hizo fue convertirse en el mejor personaje del universo DC que surgió por aquellos tiempos: Oráculo. Oráculo es un personaje creado John Ostrander durante su etapa original del Escuadrón Suicida, allá por los ochenta. Su idea original era precisamente la de mostrar como Barbara Gordon se sobreponía al trauma y se convertía en una hacker capaz de colarse en cualquier sistema, a lo cual acabaría sumándose un entrenamiento especial de Richard Dragon y el reconocimiento de Batman como su principal fuente de información. Oráculo terminaría siendo la líder de su propio grupo, Birds of Prey, serie creada por Chuck Dixon en el que el personaje se consolidaría en el Universo DC, haciendo que nadie echara de menos sus días como Batgirl; Y es que Batgirl era una versión femenina de Batman, un personaje derivado sin mucho fuste, mientras que Oracle era original, era distinto, y a diferencia de otros superhéroes en silla de ruedas como el Profesor Xavier o Niles Caulder, Oráculo tomaba constantemente un papel proactivo y subvertía totalmente el tópico de la jovencita desvalida encerrada en la torre.
Así que cuando alguien tire neveras por terraplenes y en tuiter sea trending topic The Killing Joke, recordad a la gran Carrie Fisher y decidle al mundo que no solo Barbara se repuso de ese golpe arbitrario del que se arrepiente hasta el propio Alan Moore, si no que ella se ocupó personalmente de apalizar al Joker en múltiples ocasiones a partir de entonces; y que muchos de los puñetazos que ha recibido a lo largo de los años (los de Batman incluidos), también vienen firmados por Oráculo. Y es triste que hayamos perdido a Oráculo para recuperar una Batgirl que lleva casi diez años sin encontrar su sitio, un lugar que ya estaba ocupado por Cassandra Cain, Spoiler y hasta la propia Batwoman. Al final, la mayor tragedia no es que el mundo del cómic no fuera capaz de ver que hasta al mismísimo Alan Moore se le podía ir la mano y caer en las mismas trampas que los demás, la verdadera tragedia está en que John Ostrander convirtió eso en caviar y el New52 lo tiró a la basura, demostrando que la editorial no valoraba en lo más mínimo lo que representaba Oráculo. Pero que no, que DC está completamente concienciada en estos temas y sabe lo que se hace…