Aunque hoy en día cueste creerlo para muchos, hubo una época en la que Loki no era el antiheroe carismático que tenemos ahora gracias al cine, y sobre todo a Tom Hiddleston. En el lejano 2004 Loki era aun el diabólico y maquiavelico villano que soñaba con derrocar a su padre, derrotar a su hermano y convertirse en el señor de Asgard, una ambición que estuvo a punto de alcanzar muchas veces pero que siempre se le escapo de las manos. ¿Pero que sucedería si Loki triunfase final y definitivamente? ¿Y si su victoria fuese tan absoluta que ya solo le quedase enfrentarse a la realidad de que una vez obtenido todo lo que deseaba ya no sabe que hacer? A esas preguntas trataron de responder en su día Robert Rodi y Esad Ribic en esta miniserie que ofrecía un punto de vista diferente, aunque no enteramente novedoso, del clásico villano.
Loki, dios de las mentiras y el engaño, el embaucador… y ahora también Señor de Asgard. La ambición que ha corroído al hijo adoptivo de Odín durante miles de años por fin se ha convertido en realidad. Su padre ha sido derrocado y languidece encerrado en una celda, su hermanastro se pudre en la mazmorra mas profunda del palacio y Loki se sienta por fin en el dorado trono de Asgard. Pero su victoria ha venido acompañada de un alto precio que Loki jamas espero tener que pagar, el encontrarse con que una vez que ha triunfado, una vez que sus enemigos yacen derrotados ante el y ha conseguido todo aquello con lo que soñaba su vida carece de objetivos. Ahora se enfrenta a una existencia en la debe hacerse cargo de la rutina y la burocracia de gobernar un reino, de vivir rodeado de un pueblo que pese a su victoria siguen despreciándole tanto como siempre, si no mas, y de tratar de estar a la altura de las expectativas de sus tenues aliados. Quizás un precio demasiado amargo para una victoria tan anhelada…
Como decía al comienzo hoy en día gracias al cine (y próximamente la televisión) nos hemos acostumbrado a un Loki muy diferente al que habito el cómic durante tantísimas décadas. Un villano que salvo contadas ocasiones puntuales (como en la etapa de Walter Simonson) Loki fue poco mas que un villano unidimensional, un enemigo malvadisimo de Thor y sus aliados de Midgard que solo pensaba en hacer el mal por hacer el mal y que no tenia mas ambición que el poder. Cualidades que hacían de el un gran villano pero un personaje un poco plano. Robert Rodi trato en esta miniserie de explorar ese aspecto menos explorado del personaje, sus motivaciones, y que haría alguien que a veces se comportaba casi como el Capitán Ahab una vez cazada su ballena blanca. Y aunque su retrato no es perfecto y en ocasiones se quedo algo escaso (para un gran retrato de Loki tenemos la Magnifica Journey into Mystery de Kieron Gillen) no se le puede negar que hizo aquí un gran trabajo.
Así entre lidiar con las necesidades de unos Asgardianos que ahora son sus súbditos, con las peticiones de quienes ahora se acuerdan de su existencia o con las demandas de sus aliados, Loki tiene tiempo para abrirse y mostrar sus sentimientos, revelándonos que en el fondo el villano solo buscaba ser querido y aceptado. A través de una gira de reproches entre sus padres, su hermano y compañeros de la infancia como Balder o Sif, nos encontramos con un Loki que siempre se ha sentido marginado y despreciado, una herramienta en manos de su padre o un objeto de mofa y escarnio en manos de Thor y sus amigos. Sentimientos que aunque no justifican sus actos de los pasados siglos, si que consiguen que uno sienta cierta lastima por el personaje.
Aunque hay que reconocer que para mi el principal interés en esta historia recaía en poder ver un poco mas del trabajo de Esad Ribic en el mundo de Thor (a la espera de que se publique la miniserie King Thor), algo que no me ha decepcionado en absoluto. El trabajo de Ribic aquí es para mi sencillamente espectacular. Y aunque como casi todos los cómics pintados en ocasiones puede resultar algo estático, el resultado aquí es tan esplendido, con unos personajes tan expresivos y un manejo de la iluminación que casi parece real, que se le perdona que le falle un poco el dinamismo.
Aunque si tuviese algo que reprocharle a Ribic seria la excesiva sexualización de Hela, que hay momentos en los que parece salida de un cómic de un cómic de Zenescope y no encaja demasiado en un cómic en el que al resto de personajes se ha retratado visualmente de una forma tan clásica, aunque es cierto que una vez leída la historia hay cierta justificación a esto.
Quizás este cómic se haya quedado un tanto desfasado para algunos en cuanto a su retrato de Loki por culpa de la nueva versión del personaje que le debemos al cine y que tan poco se parece a aquel señor mayor mezquino y amargado que tan bien dibujaba John Buscema. Y quizás también se quede algo corto si tenemos la mala leche de compararlo con el extenso y apasionante retrato que hizo de el Kieron Gillen. Pero si lo juzgamos por si mismo el Loki de Rodi y Ribic es una gran historia que aporta algo de luz sobre uno de los villanos mas interesantes de Marvel y esta dibujado por un pedazo de artista (del que aun me duele no haberle encargado un dibujo, snifs). Y ademas es una lectura bastante recomendable para quienes quieran saber como era Loki antes de que Tom Hiddleston se apropiase del personaje. (que eso daría para articulo, como el carisma de determinados actores a modificado a los personajes que interpretaban)