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Shako, El único oso en la lista de la muerte de la CIA – La brutal locura de Pat Mills, José Arancio, Ramón Sola y 2000 A.D.

Hacia tiempo que no hablaba por aquí de uno de mis temas favoritos, cómics británicos viejos y raros. Una categoría de cómics que por lo general se puede resumir diciendo que me refiero a todas aquellas locas gamberradas que publicaba IPC en los setenta en Action o 2000 A.D.. Y hoy toca hablar de un cómic bastante popular, uno que seguía una formula muy utilizada por aquellos autores, la de tratar de explotar éxitos del cine y la televisión a base de publicar copias poco disimuladas de estos. Y Shako era precisamente eso, un gigantesco oso polar sanguinario y despiadado del que no hacia falta leer demasiado para reconocer inmediatamente como un heredero del cinematográfico Tiburón/Jaws. Pero aunque su origen sea cualquier cosa menos original, lo que no se le puede negar a Shako es que era brutalmente divertido.

En 2000 A.D. en aquellos años no sabían lo que eran los complejos

Un avión de la Fuerza Aérea Estadounidense, en misión secreta para la CIA, se ha visto obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en el Circulo Ártico. Un aterrizaje forzoso que ha evitado una tragedia, ya que a bordo del avión se encuentra una capsula que contiene un letal virus capaz de disolver el tejido vivo. Pero la suerte ha terminado cuando un gigantesco oso polar, creyendo que la capsula es comida enlatada como la que ha robado en el pasado en las bases de la zona, se ha tragado la capsula y se ha convertido así en una bomba de relojería con patas. A partir de de ese momento se desatara una cacería sin tregua por parte de la CIA para recuperar la capsula en la que el oso, al que apodan Shako, demostrará ser un enemigo temible.

La CIA ha encontrado a su talón de aquiles

Nacido en 1977, en el primer año de existencia de 2000 A.D. Shako seguía la formula básica de Tiburón (y también un poco la de Moby Dick), animal formidable al que los humanos tratan de dar caza sin demasiado éxito. Pero en la revista, y sobre todo en aquellos tiempos, les encantaba añadir elementos extras que daban a la historia un barniz a veces grotesco (en el buen sentido). En este caso el que el animal se tragase ese peligrosisimo virus. Con esto conseguían que la historia no fuese simplemente la de otro cazador que quería cobrarse una gran presa y les daba una buena excusa para justificar el por que la CIA no se limitaba a acribillar al oso desde un helicóptero y se evitaban problemas, ya que de hacerlo así corrían el peligro de liberar el virus.

Eso le pasa por no conformarse con los alimentos frescos

Y con ese esqueleto argumental, estando creado por Pat Mills y co-escrito junto con John Wagner, estaba claro la clase de cómic iba a ser este, una gigantesca gamberrada brutal y repleta de gore en la que Shako se dedica a destrozar, y comer, a placer a todos los agentes de la CIA que tratan de darle caza y en la que sus autores no dejan de añadir un giro sádico tras otro que consiguen que hacia el final uno casi tenga ganas de ponerse de parte de Shako (que tampoco es que cueste mucho el no sentir simpatía por la CIA)

Lo dicho, nada mejor que los alimentos frescos

Visualmente el cómic es otra de esas pequeñas joyas en la que nos encontramos a varios de esos autores que los británicos reclutaban fuera de sus fronteras. Primero nos encontramos con el argentino Juan Arancio, co-creador del personaje y que solo permaneció en la serie sus cuatro primeros episodios, pero que supo marcar con creces el estilo a seguir, una estética muy clásica que no se alejaba demasiado de la imagen habitual de la revista, violencia extrema y gore poco o nada disimulado.

Vale, a veces disimulaban un poco la violencia

Este fue sustituido por el español Ramón Sola, quien ya tenia detrás de si algo de experiencia en esto de dibujar animales monstruosos que daban caza a los humanos, habiendo trabajado en Hook Jaw para Action (una copia aun mas descarada de Tiburón) y Flesh, esa enajenación de Pat Mills en la que cazadores viajan en el tiempo a la prehistoria para cazar dinosaurios y alimentar con su carne a la humanidad del futuro. Este contaba con un estilo bastante continuista que no rompía la unidad estética de la serie y llegó incluso a aumentar la violencia y el gore de un cómic que aunque ahora nos cueste creerlo estaba dirigido a un publico infantil/juvenil.

Pero otras veces les daba igual todo y daban al lector un festival del gore

Pero Shako no debió contar con el favor del publico ya que su serie apenas duro quince episodios en la revista, terminando su andadura en el prog (numero) 35 de 2000 A.D. apenas tres meses mas tarde (aunque tres meses en una revista semanal cunde bastante). Quizás Shako era demasiado poco fantástico comparado con el resto de personajes con los que compartía cabecera o la violencia por la violencia ya no era suficiente para mantenerse en primera linea como en los tiempos de la revista Action, pero fuesen cuales fuesen los motivos de su cancelación, al menos nos ha quedado un bonito recopilatorio bastante económico repleto de lo mas característico del 2000 A.D. una divertida violencia descerebrada con la que pasar un buen rato mientras nos preguntamos que sucedería si alguien tratase de publicar hoy en día un cómic así dirigido al mismo tipo de publico.

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