Una vez mas, y para desesperación y frustración de Diógenes toca hablar de un cómic británico ochentero. En esta ocasión se trata de Third World War, una serie creada por Pat Mills y Carlos Ezquerra y que se publicó por primera vez en 1988 en la extinta revista Crisis (una publicación hermana de 2000 A.D.) Una serie en la que sus autores exploraron como podría ser lo que por aquel entonces aun era el futuro y que leyéndolo ahora, con la perspectiva de vivir en el 2019, nos hace pensar que en algunos aspectos se quedaron terriblemente cortos. Una serie que a lo largo de su andadura toco numerosos temas, pero de la que hoy solo voy a hablar de su primera y mas recordada etapa, esa que nos monstruo un futuro tan familiar que da miedo.
Año 2000 (AD) las multinacionales han adquirido tantísimo poder que algunas como Multi-Foods son miembros de pleno derecho de la ONU y han convertido las naciones del llamado tercer mundo en su coto privado. Un coto que controlan a base de dinero, violencia, golpes de estado y propaganda. Como parte de esto ultimo se ha creado FreeAid, un organismo formado por reclutas forzosos escogidos entre aquellos a los que esa nueva sociedad considera desechables y voluntarios lo bastante locos como para creer que de verdad están ayudando o que buscan emociones fuertes. Grupos dispares de jóvenes cuya misión consiste en vender las bondades del nuevo régimen mundial y convencer a los habitantes de los países en los que realizan su trabajo de que lo que mas les conviene es dejar de luchar y abrazar el nuevo estilo de vida que se les ofrece, servir como despensa y mano de obra barata del primer mundo…
Antes de entrar en materia me gustaría comentar que lo que mas me atrajo de Third World War fue el leer a Pat Mills en su libro “Be Pure! Be Vigilant! Behave!” que a pesar de que buena parte de su obra se ha ido reeditando con el paso de los años y que este cómic en concreto estaba dibujado por toda una estrella en el cómic británico como Carlos Ezquerra, todos sus intentos de que se reedite (aunque existe una reedición en seis grapas que se publicó en Estados Unidos en 1990) se han encontrado con la negativa, primero pro parte de Titan y ahora por parte de Rebellion, los actuales propietarios de los derechos. Una serie de negativas que Mills achaca al contenido controvertido de un cómic que el mismo define como lo opuesto de una “fantasía segura”.
Y la verdad es que tras leer el primer volumen de Third World War cuesta no darle la razón a Mills. Y es que pese a que en algunos aspectos la historia ha quedado algo desfasada (así de mal va el mundo y ademas resulta irónico teniendo en cuenta que en su día era acusado de estar demasiado adelantado a su tiempo) o que algunos de sus personajes son en ocasiones algo uni-dimensionales y demasiado propensos a soltar discursos, no se puede negar el tremendo interés que tiene este cómic y apreciar lo incomodo que puede resultar para algunos lo que se cuenta en el. Por un lado nos encontramos con algo que en su momento era tan poco habitual como que el protagonismo del cómic recayese en alguien como Eve, una mujer negra, o que se hable sin problemas de su intento de suicidio para escapar a la desesperada a su reclutamiento . Pero el mayor interés recae sin duda en la enorme critica social que este cómic desprende por los cuatro costados.
La misión de estos jóvenes les lleva a un país de Centroamérica que se encuentra bajo el control de un gobierno apoyado por los gobiernos occidentales y una gigantesca multinacional alimenticia. Un gobierno que arrebata sus tierras a los indígenas, que les obliga a dejar de cultivar sus alimentos para cultivar lo que se quiere exportar al primer mundo y que se ven obligados a comprar alimentos vendidos por las mismas multinacionales que controlan su país para poder subsistir y perdiendo su autosuficiencia. Alimentos contaminados por las ingentes cantidades de pesticidas, prohibidos en el primer mundo y que esas multinacionales utilizan allí sin medida envenenando tanto las tierras como a sus habitantes. Y cualquier atisbo de disidencia es rápidamente aplastado por los escuadrones de la muerte entrenados por las agencias de inteligencia occidentales.
Y la respuesta de esas gentes, que ven sus vidas destruidas por gobiernos corrompidos por los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y las multinacionales, es radicalizada por la desesperación y la frustración. Una desesperación y frustración. que Mills y Ezquerra nos muestran sin contemplaciones y sin disimular demasiado sus simpatía hacia un pueblo tachado de terroristas y comunistas por occidente por cometer el gravisimo pecado de defender lo que es suyo, tomando medidas extremas, de unos invasores de una tercera guerra mundial que nadie ha declarado oficialmente pero que se desarrolla por todo ese mundo futuro del 2000 A.D.
Pero claro, uno lee esto y recuerda todos los golpes de estado sucedidos a lo largo de las ultimas décadas en países de centro América, Sudamérica, África o Asia y organizados de forma bastante explicita por Estados Unidos, lee las noticias sobre políticos buscando desproteger el Amazonas para convertirlo en campos de cultivo, pasto para el ganado o minería, las inestables situaciones políticas de muchos países alentadas por los grandes gobiernos occidentales o las amenazas poco veladas que estos hacen a otros gobiernos si amenazan con salirse de la raya y piensa que efectivamente Mills y Ezquerra quizás se quedaron algo cortos.
Por todo eso no me sorprende del todo que en Rebellion se estén pensando si reeditarlo o no, que publicar cómics con una fuerte critica social es mas fácil si esta disfrazada de ciencia ficción y ambientada en un futuro lejano que si lo esta en un mundo que se parece tanto al nuestro que da miedo. Porque ademas no se trata solo de la carga de critica social que contiene Third World War, sino de esas simpatías poco disimuladas de las que hablaba antes y que hace que Mills y Ezquerra nos presenten prácticamente como a héroes a niños que ponen bombas en fabricas que envenenan el medio ambiente, a agricultores que toman las armas para proteger sus tierras, mujeres que toman venganza contra los escuadrones de la muerte responsables de violarlas y asesinar a sus seres queridos o eco-terroristas occidentales dispuestos a evitar como sea que su país siga saqueando el mal llamado tercer mundo.
Y un punto de interés extra que no he mencionado hasta ahora es el poder disfrutar del trabajo del gran Carlos Ezquerra al dibujo. Un trabajo que en ocasiones se me hizo raro de ver al estar contando este una historia tan “realista”, alejado de la ciencia ficción o los escenarios bélicos del pasado en los que demostró una y otra vez su enorme valía. Pero ese estilo suyo “sucio” y tosco, o su enorme habilidad para retratar la violencia demostraron ser perfectos para contar una historia tan dura e incomoda como esta.
Tras este “volumen” Third World War continuo su andadura en la revista Crisis durante una temporada, pero ya sin Carlos Ezquerra y trasladando la acción a Gran Bretaña para seguir contando a través de Eve la situación de ese mundo “futuro” tan terrible y en la que Mills aprovecho para seguir explorando temas sociales aunque esta vez unos que tocaban bastante mas de cerca a sus lectores. Y ademas de esta continuación Third World War contó con un spin-off en las paginas de 2000 A.D., Finn, protagonizada por uno de los personajes de la serie original y en la que junto con su amigo, guionista y persona que inspiro al personaje, Tony Skinner y el dibujante Jim Elston contaron la personal cruzada de este peculiar brujo pagano y ecoterrorista contra las grandes empresas que envenenan el mundo. Una serie que contó con una reedición en cuatro grapas (imposibles de conseguir en ebay o milehighcomics, sigh) para el mercado estadounidense y con la que Mills se ha encontrado las mismas negativas a una reedición en condiciones en el presente que se ha encontrado con Third World War.
Se que en este caso recomiendo una lectura que no es fácil de conseguir, ni por medios legales ni de los otros, pero se trata de una lectura por la que vale bastante la pena las dificultades que conlleve el conseguir hacerse con este cómic. Y tras esto yo voy a seguir con mi tarea de escarbar en e cómic británico de las pasadas décadas para ver que otras pequeñas joyas como esta me han pasado desapercibidas, que seguro que no son pocas.