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Viernes de desesperación y entusiasmo – Brainstomping visita la VI Summercon de Tenerife 2018

Y finalmente llegó el día, tras un largo viaje lleno de penurias y dificultades, un calor insoportable y una fauna extraña que parecía surgida de los abismos, la misión diplomática de Brainstomping arribó el pasado viernes a la Summercon de Tenerife (dicen que también se celebraba conjuntamente noseque de una Lan Party con videojuegos, karaokes, cosplays y demás y que había otra convención en una ciudad de Estados Unidos, pero toda mi concentración estaba a otra cosa y no se si sera verdad todo eso) Un evento que ha ido a mas cada año y que si en pasadas ediciones ya habían contado con invitados de lujo, este año se han superado al contar con la presencia de… ¡BRIAN K. VAUGHAN! Por fin iba a poder encontrarme cara a cara con ese escritor que entre otras cosas ha estado cebando a Diógenes a base de jamones durante tantos años y como no, con el resto de invitados.

Y sin pedir acreditación ni nada


 
Primer día de Summercon – Viernes 20 de Julio
Si, se que oficialmente la Summercon había comenzado dos días antes, pero lo realmente interesante no llego hasta el viernes con la primera sesión de firmas a cargo del trío responsable de títulos como The Private Eye o Barrier, Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa Vicente. Desafortunadamente circunstancias excepcionales (maldición gitana de Diógenes sin duda) me impidieron estar presente a la hora a la que se repartían los números para la sesión de firmas, por lo que no me quedo mas remedio que acudir allí con mi mochila cargada de ilusiones y de cómics, hacer dos largas colas, una para comprar la entrada y otra para poder entrar por la puerta (¿cuanta gente ha venido a esto?), y agarrarme a la esperanza de que todos los años cuando se acaban los turnos dejan pasar a la gente que ha llegado tarde…
Y no, no me hacen sentir viejo los muy…

Pero no contaba con el poder de convocatoria de Brian K Vaughan, ya que mientras que otros años las colas para los autores solían ser de un par de docenas en el mejor de los casos, este año había casi cien personas delante de mi (y a lo largo de la tarde acabaron juntándose unas cuarenta mas a mis espaldas). Todo parecía perdido, pero conseguí no caer en la desesperación y aguarde con paciencia viendo como poco a poco la gente entraba en la sala donde se encontraban los autores firmando mientras me encontraba rodeado de un publico de todas las edades (desde adolescentes hasta cincuentones) y con abundantisima presencia femenina que pese a sus diferencias superficiales compartían una pasión común y que en su mayor parte mataban el tiempo leyendo los cómics que le habían traído a Brian K. Vaughan para que se los firmase.
Nada mas apropiado para matar el tiempo

Resultaba curioso ver como esa diversidad de publico era casi tan grande como la diversidad de títulos, ediciones e idiomas de los cómics que traían y se notaba que no se trataba del típico público que se entera que llega algún autor famoso y pilla algo para tenerlo de recuerdo, esto era gente que realmente adoraba su trabajo, algo especialmente patente en dos chicas que acudieron cosplayeadas de Hazel y Petrichor (aun trato de entender como hizo esta ultima para que los cuernos no se moviesen de su sitio). Una espera que solo se veía interrumpida por el constante flujo de personas que salían felices y emocionadas de la sala, con mas de una al borde de las lagrimas por la felicidad de haber podido conocer en persona a su autor favorito… ¡Y no, no tenia miedo de que eso me sucediese a mi! Pero tengo los ojos sensibles y me lagrimean con la luz, el viento y otras cosas…
Es bonito ver la emoción con la que algunos viven estas cosas

Y tras una espera que se me hizo eterna finalmente me llegó el turno de entrar en la sala, una sala abarrotada de gente (y con aire acondicionado y sillas,menudo nivel este año) que apenas permitían ver la mesa situada al fondo donde solo alcanzaba a ver una enorme lona que reproducía la portada del primer numero de The Private Eye. Poco a poco fui consiguiendo abrirme paso al final de la sala y de pronto pude verles, estaban realmente allí Marcos Martin, Muntsa Vicente (estos emocionaban un poco menos porque ya les había visto hace tres años) y a la izquierda del todo estaba el en persona, Brian K. Vaughan sonriendo, charlando con la gente dedicando cómics sin parar y sacándose fotos con sus fans… En ese instante debieron subir la potencia del aire acondicionado porque me temblaban las extremidades y temía que alguna corriente de aire me diese en los ojos y me hiciese lagrimear de forma involuntaria, pero finalmente estaba ahí, a un par de metros escasos de uno de mis escritores favoritos.
Y cuando esto sucedía debía haber por fuera de la sala casi un centenar de personas esperando (yo incluido)

¿Y si se me olvida como hablar en ingles? ¿Y si pronuncio tan mal que no me entiende? ¿Y si le caigo mal? Todo eso y mucho mas paso por mi cabeza mientras la persona que se encontraba delante de mi se despedía de Brian K. Vaughan y me tocaba acercarme a la mesa. Allí me esperaba por fin, con una sonrisa de oreja a a oreja y su mano extendida, la mano que ha escrito tantos cómics que me han hecho disfrutar como un loco. Tras conseguir darle la mano sin que pareciese que estaba estrechando a un pez muerto acerté a balbucear un saludo y a chapurrear como pude un “I still can’t believe you are here” ante lo que sonrió y me respondió al instante con un “me neither” ¡Me había entendido! ¡Mi ingles hablado no era tan nefasto como temía! A continuación le di los cómics que había traído, vi como me los dedicaba (tras escribir en mi móvil mi nombre para que supiese como se escribía) y le pedí que si podía sacarme una foto con el de recuerdo. Se levanto al instante, nos colocamos y un amable miembro de la organización tomo la foto, tras lo cual nos estrechamos la mano de nuevo y nos despedimos… snifs, malditas luces de la sala que me hacen lagrimear…
Y esa camiseta es una señal de a quien me gustaría ver por aquí el año que viene (crucemos los dedos)

Desgraciadamente, y pese a que los autores amablemente se quedaron mas allá del horario marcado por la organización atendiendo a la multitud de admiradores, ya resultaba imposible conseguir charlar con Marcos y Muntsa y mucho menos conseguir sus dedicatorias, por lo que solo me quedo marcharme con una enorme satisfacción y prepararme para lo que seria el día grande de la Summercon, un sábado en el que me toco quedarme prácticamente durante todo el horario de apertura. Pero eso sera una historia que veremos mañana, que este pasado fin de semana ha sido demasiado largo y lleno de acontecimientos como para condensarlo en un solo post.

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