Sí, seguimos echando de menos a los 4 Fantásticos, tal vez hasta demasiado. Y cuando estamos todos esperando al Marvel Two-in-One de Chip Zdarsky y «The Fate of the Four», hace un par de semanas salía un cómic llamado Fantastic Three coprotagonizado por la Adorable Cosa de Ojos Azules y el mismísimo Johnny Storm, la Antorcha Humana. ¿La serie y tercer miembro del grupo? Moon Girl. Sí, la Moon Girl de Moon Girl & The Devil Dinosaur.
Vaya por delante que Moon Girl es un cómic infantil, pero no uno de esos que se pueda disfrutar a todas las edades. Moon Girl va a saco a por los niños, a sus inquietudes, a hacerlos sentir bien consigo mismos y recuerda mucho a aquellos libros infantiles en los que nos construían un avatar infantil que iba acompañando a nuestro héroe, ya fuera Indiana Jones o Batman. Era la idea original del sidekick y fue el centro de la Legión de Superhéroes original o The New Warriors, gente «joven» haciendo de personas mayores y a veces enfrentándose a unos adultos que no los comprendían o infravaloraban por ser críos; eso sí, Batman nunca infravaloraría a Robin, pero porque los sobrevalora mucho y así se le mueren.
Moon Girl tiene nueve años y no debería estar haciendo el superhéroe. Pero en la tradición de clásicos de la editorial como Power Pack, Moon Girl sale por ahí a desfacer entuertos, con la diferencia de que la identidad secreta de Lunella es más o menos pública y sus padres la echan la bronca por salir a hacer el cabra con un dinosaurio gigante, aunque otras veces son idiotas y no se dan ni cuenta de que la niña se ha construido una nave espacial en las alcantarillas y se ha ido de visita a Ego el planeta viviente. Moon Girl es una serie que constantemente te saca a personajes como Hulk o Ben Grimm comportándose como perfectos imbéciles -que ojo, no digo yo que no hagan el imbécil de vez en cuando- para poder dejar claro que el Síndrome de Pietro Maximoff de Lunella está plenamente justificado: Moon Girl es la persona más inteligente del Universo Marvel -lo dice un test inventado por Bruce Banner, ¡toma ya!- y como tal tiene que tolerar a un montón de idiotas que no la dejan alcanzar todo su potencial porque «es una niña»: la perfecta mezcla de ingredientes para la creación de un supervillano.
Bien, una vez hemos aclarado que ésto es una serie infantil en la que todos los autores -Brandon Montclare y Amy Reeder al guión, Natacha Bustos dibujando- están trabajando para un lector novato, es tremenda la nostalgia y el amor a los cómics de superhéroes de los 80 que tiene este tebeo. Porque Moon Girl no perderá de vista su público objetivo en ningún momento con cameos de Ms Marvel, Hulk Amadeus Cho o la Patrulla X, pero a la vez vemos como constantemente están llamando a la Marvel clásica, a los X-Men de Claremont y Paul Smith, al traje negro de los 4 Fantásticos de John Byrne y su Doctor Muerte… Los referentes «marvelianos» de la serie son Kirby y la generación de sus sucesores, y aunque el cómic no sea adecuado para los que vivieron esa época -o las dos décadas posteriores, ya puestos- el homenaje ahí se queda. Pero estábamos hablando de los 4 Fantásticos…
Resulta que Moon Girl vive en la calle Yancy y, como no, acabó encontrándose con Ben Grimm, que siente cierta afinidad con la chavala porque le recuerda a Reed Richards. Y si en los números anteriores ya habíamos visto una de las peleas de Hulk vs La Cosa más estúpidas de la historia -casi todos los conflictos en esta serie se deben a infravalorar a Moon Girl o a buscar su atención- en el número 25 de Moon Girl tenemos que la niña se ha separado del Dinosaurio Diabólico y ahora se le han colado en su laboratorio Ben y Johnny, que han decidido entregar a la niña genio un montón de cachivaches de Reed Richards porque sólo ella podría entenderlos.
El cómic está lleno de viñetas en las que Ben y Johnny se lamentan de que a nadie le importan ya los 4 Fantásticos, que todo el mundo los ha olvidado y lo mucho que les recuerda Lunella a Reed Richards, todo esto mientras el monologo interno de futura supervillana de Moon Girl se dedica a decirnos lo mucho que desprecia a dos tipos que se han pegado con Galactus y salvado todas las realidades unas cuantas veces. Y mientras Lunella trata de buscar a Reed Richards porque necesita alguien inteligente para hablar, de repente aparece Estela Plateada y les avisa de que viene alguien, se pega con Ben y Johnny -porque sí, literal- y entonces aparece el Galactus dorado de Al Ewing y se acaba el número. Fin.
Lo dicho, Moon Girl es una niña jugando en el Universo Marvel. Si hace unas semanas os hablaba de Gwenpool como algo parecido pero que funcionaba -el público objetivo es más maduro y pide menos suspensión de la incredulidad, aunque la pide más que un cómic «normal»- en este caso tenemos un cómic con el que tal vez la chavalería pueda empatizar en la figura de Lunella, pero con el que el resto de la gente va a tirarse de los pelos porque esta niña es una supervillana egocéntrica que se pasa todo el día echando pestes del resto de la humanidad y hasta de su dinosaurio. Que estoy convencido de que ella en realidad tiene sentimientos y empatiza con Ben, porque nadie puede odiar a Ben Grimm y no ser un supervillano, pero en general me da pena que una serie con el potencial de Moon Girl se escude en la excusa de su público objetivo para no ir más allá; Power Pack hizo lo mismo que Moon Girl y consiguió emocionarnos con los jodidos Kymelianos, ¿por qué carajo aquí se conforman con menos? ¿Y por qué estoy yo tan condenadamente desesperado por leer algo de los 4 Fantásticos como para acabar leyéndome Moon Girl y pidiéndole la luna?