Tierra de Nadie entra en su recta final, y la buena noticia es que cada vez nos queda menos morralla que repasar. La mala es que, una vez más, tenemos que soportar al pesado de Azrael y a… Jim Balent.
Afortunadamente ambos son completamente prescindibles, y hasta en el caso de que seamos fans de Azrael -¿POR QUÉ?- podríamos librarnos de padecer a Jim Balent porque tanto Catwoman 75 como Azrael 59 cuentan la misma historia desde dos puntos de vista (aunque en Azrael salen escenas desde el punto de vista de Catwoman clavaditas a las de su propia serie, esta gente está muy loca) así que podemos prescindir por completo de padecer los monigotes de Balent. La historia viene a girar respecto a la entrega de los famosos discos que Batman le encargó robar a Selina, y como la pobre acaba hecha unos zorros pero por un absurdo sentimiento de «antes muerta que sencilla» se niega a admitir delante de Batman que sus heridas la tienen al borde del desmayo, acabando tirada en un callejón de Gotham al final de su serie. Muy prescindible.
No pasa lo mismo con Assembly Redux (Shadow of tha Bat 93) el cómic de Greg Rucka, Paul Ryan y Bill Sienkiewicz en el que por fin se revela lo que hay en los dichosos discos -que Jack Kirby bendiga a Greg Rucka por incluir en este cómic la escena de Catwoman entregándole los discos a Batman, haciendo totalmente innecesario tragarnos Azrael y Catwoman para seguir el crossover- y también descubrimos la identidad de la misteriosa mujer que reclutó a Bane, además de descubrir que Huntress sigue trabajando con Pettit, todo esto por no hablar de que Robin sigue en Gotham a pesar de que en su propia serie ya se había largado -sí, al final la regla de oro de No Man’s Land es que todo lo que no escriban Bob Gale o Greg Rucka es puro relleno. Pero la escena clave de este cómic está en la revelación final, cuando se revela que en los discos están todos los movimientos de material de construcción que Lexcorp ha estado almacenando en Bludhaven para la reconstrucción de Gotham. Porque la misteriosa mujer es nada más y nada menos que Mercy Graves, y su jefe es el mismísimo Lex Luthor que aterriza en Gotham rodeado de periodistas.
En Azrael 60 -repito, esto es un cómic de Denny O’Neil y aun así lo detesto- Azrael y Batgirl proceden a evacuar todo el territorio de Batman para evitar que el Joker monte una masacre por allí para llamar la atención de su némesis. Completamente prescindible, y además nos evita ver como O’Neil trata desesperadamente de hacer que Azrael mole a costa del Joker. Lo importante de todo esto es que ahora si que ya estamos en la recta final y Greg Rucka nos tiene preparado en Shellgame (Batman 573, Detective Comics 740) el final de No Man’s Land cuando la presión popular, Lex Luthor y Lucius Fox por fín consiguen que el gobierno derogue la ley de Tierra de Nadie, Luthor se ponga a reconstruir Gotham bloque a bloque y el Joker cometa el error de atacarlo para atraer a Batman… Y acabe en las manos de Bane, que aun así lo deja escapar vivito y coleando, cosa que nunca entenderé.
Obviando los números 76 y 77 de Catwoman -en serio, es que ni os molestéis- y el 61 de Azrael, que es también redundante, ya solo nos queda Endgame, la historia escrita por Greg Rucka y Devin Grayson que se publicaría en Legends of the Dark Knight 126, Batman 574 y Detective Comics 741 en el mes de diciembre de 1999. Endgame nos viene a contar como, mientras el gobierno de EEUU, Lexcorp y una serie de empresas junto a Industrias Wayne empiezan a reconstruir Gotham, el Joker se da cuenta de que No Man’s Land toca a su fin y el todavía no ha hecho nada. Tenía el mejor escenario posible para la mejor actuación de la historia, y Batman ha pasado olímpicamente de él, le ha mandado segundones como Batgirl o Azrael y ha pasado de su cara por completo. Así que ni corto ni perezoso, decide raptar a todos los bebes de Gotham -que como bien dice Leslie Tompkins, las noches en Tierra de Nadie son muy frías y no hay muchas formas de calentarse- y para ello va atacando todos los territorios, empezando una orgía de destrucción que acabará con el territorio de Pettit, la Cazadora al borde de la muerte y… Bueno, que os lo leáis. Que merece la pena.
El epílogo de Endgame se publicaría en Shadow of the Bat 94, y viene a limpiar los flecos de la implicación de Luthor en todo esto. Lucius Fox le planta las pruebas en la jeta a Luthor de que su intento de comprar suelo barato en Gotham no va a funcionar, que los registros de propiedad de Gotham nunca se perdieron -los famosos discos de Catwoman- y que los derechos de los propietarios, ya esten vivos o muertos, se respetarán. Mientras tanto, el resto de personajes van tratando de cerrar heridas y tener una perspectiva más optimista respecto al futuro ahora que la ciudad ya se está reconstruyendo por fín y se han acabado los territorios y las bandas, pero la muerte de Sarah Essen o los errores cometidos por la Cazadora le dan un sabor agridulce a este final.
La semana que viene sacaremos conclusiones respecto a No Man’s Land y veremos que balance podemos sacar respecto a lo que fue esta historia y lo que significaría en un futuro, un crossover colosal -duró un año entero, no lo olvidemos- y que, a pesar de haber tenido éxito, no inspiraría otros de semejante magnitud en los años venideros ni en Marvel ni en DC.