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Extreme Cinematic Universe: Rob Liefeld sigue vendiendo humo

Que mejor forma de empezar 2017 que descubriendo que Rob Liefeld sigue siendo capaz de vender más humo noventero, ¿no? Quiero decir, que el que a estas alturas alguien sea capaz de pagar por los derechos cinematográficos del universo Extreme Studios -que no es universo ni es nada- y que ni siquiera vayan a poder a usar a Youngblood, Glory o Supreme parece toda una inocentada. Pero no es un sueño ni una historia imaginaria, el éxito de la película de Masacre ha vuelto a hacer posible el milagro y el vendedor de aceite de serpiente más famoso a este lado de Uwe Boll lo ha vuelto a hacer… Por enésima vez.

¡EXTREEEEEEEEEEEEEEME!

Porque, para los que no conozcais muy bien la historia de Rob Liefeld, podríamos decir que Rob lleva vendiendo humo desde antes de que se dedicara profesionalmente a esto de dibujar. Ya en 1986 iba promocionando algo llamado Youngblood para la editorial Megaton Comics, con una alineación que poco o nada tenía que ver con la del grupo que presentaría en 1992 pero con el mismo logo que encabezaría el primer cómic de Image. En el artículo que acompañaba el anuncio en el especial previews número 3 de Amazing Heroes, se habla de un tal «Bob Liefeld» que dibujaría y escribiría junto a un tal Gary S.Carson una miniserie de cuatro números en blanco y negro bimensual en la que el gobierno de EEUU recluta forzosamente -y si no les dan matarile- a gente con poderes para usarlos como operativos militares que intervienen en paises extranjeros; la primera historia del grupo enfrentaría al grupo a un pueblo de licántropos felinos en el corazón de África, donde algunos miembros de Youngblood se rebelarían contra los perversos planes del gobierno yanqui y formarían un grupo llamado los Renegados que se enfrentaría a Youngblood. Y, termina el artículo de Amazing Heroes, si la serie tiene éxito, habrá otra que también estará dibujada por Rob Liefeld.

Ya debe de gustarle la cabecera de Youngblood, ya…

Obviamente esta serie nunca existió, y cuando por fín consiguió trabajar profesionalmente y los cheques de los royalties empezaron a convertirlo en un nuevo rico, lo último que cualquiera habría pensado es que Rob volvería a retomar el proyecto de Youngblood, pero lo hizo. Y lió a otros nuevos ricos como McFarlane -aunque a este la idea ya se le había ocurrido de antes- o Jim Lee para montar Image, una editorial en la que finalmente se acabaría publicando Youngblood y se mantendría la idea de los dos equipos. Son probablemente los peores cómics de la carrera de Rob Liefeld -y mira que el condenado tiene cómics malos- pero venderían tanto que Rob, siendo ya su propio jefe, empezaría a dar rienda suelta a una imaginación desbocada que plagiaba sin descanso a personajes como Superman, Wonder Woman o el Capitán América y les daba series que apenas pasaban de la decena de números por falta de ventas o falta de profesionalidad. Las series que conseguían salir adelante eran aquellas que contaban con el dibujo o los guiones de un auténtico profesional, y estamos hablando de gente como el mismísimo Alan Moore, que como siempre estaba dispuesto a lo que hiciera falta con tal de joder a DC y Marvel.

Obviamente, Bob Harras en persona lo amenazó con echarle encima todos los abogados de Marvel.

Es en esa época en la que Liefeld crea títulos como Troll, Prophet, Brigade y todas esas mierdas a las que es mejor que no te acerques porque provocan sida de ojos con solo mirarlas. Cómics mál escritos de los que constantemente esta vendiendo los derechos de juguetes, videojuegos, series de animación o películas, en una época en la que la burbuja de la especulación de los cómics está en su máxima expansión y parece que todo lo que caga Liefeld da dinero a pesar de no ser oro en absoluto. Y entonces llegó el crack, Liefeld fue expulsado de Image por sus socios y de repente se encontró con que… ¡Todo daba absolutamente igual, podía seguir vendiendo humo a todo el mundo! Son mediados de los 90 y Liefeld crea la editorial Maximum Press, cuyo único personaje es una tal Avengelyne, del cual no se realizan apenas cómics pero las fotos de la modelo que contrata para promocionarla inundan todas las revistas del medio y consiguen así vender los derechos cinematográficos de la criatura para otra película que no se llegará a hacer.

¡TETAS, CULOS, PELOS, ESPADONES! ¡TODO VENDE!

Simultaneamente a todo esto, Rob es contratado por Marvel para hacer Capitán América y es despedido seis meses después porque las ventas de la serie son francamente decepcionantes, por lo que Liefeld ni corto ni perezoso decide montarse otra editorial -Awesome Comics, esta vez con Jeph Loeb como editor y hasta con músculo financiero del fundador de Malibú Comics, que ahora se dedicaba al cine- y contar allí las historias que le quedaron pendientes del Capitán América mediante su nuevo personaje, «Agent:America»; dado que el plagio era demasiado evidente y la Marvel de la quiebra no era una editorial que destacara por su sentido del humor, pronto retiraría el personaje y lo sustituiría por Fighting American, otro personaje creado por Joe Simon y Jack Kirby que los creadores del Capitán América original usaron en los años 40 para vacilar a Marvel, que los había despedido por trabajar a escondidas para DC (y todo por un chivatazo de Stan Lee, todo sea dicho). Sin embargo y pese a que Fighting American es un personaje que en aquel momento tenía más de cincuenta años, Marvel demanda a Liefeld y el muy cabrón consigue salirse de rositas con la única limitación de que en sus cómics Fighting American no podrá lanzar su escudo redondo, porque eso es patrimonio exclusivo del auténtico Capitán América; Obviamente Fighting American no tuvo ningún éxito y, probablemente al darse cuenta de que no habría manera de vender los derechos cinematográficos de un personaje «tocado por los jueces», Liefeld se pasa a otro proyecto… Con el mismísimo Will Smith.

Hace falta moral para que te despidan porque no vendes una mierda con el personaje original y aun así hagas esta cosa.

The Mark sería un cómic que precedería a la película que iba a protagonizar el Príncipe de Bel Air en la que la marca de un soldado confederado le… Uh… Joder, ¿os acordáis de Star Brand? Pues iba a ser eso mismo, Will Smith recibía un tatuaje que le daba poderes. No contento con esto, Rob le da un cómic a la ya por entonces esposa de Will, Jada Pinkett, la cual guioniza Menace, una historia que no he conseguido leer pero que por lo visto es otro horror cthuliano en la que la protagonista es un personaje que se parece mucho a ella y que es una Bad Girl de esas que pegan mucho y que enseñan cacho. Lo importante es que al final el cómic no pasó del número uno y ni The Mark ni Menace llegaron a ser película, pero aun así Rob se llevó un pastón fresco al bolsillo y pudo mantener su tren de vida hasta el cambio de siglo.

Han pasado veinte años de esto y sigue doliendo como el primer día.

Rob acabaría teniendo que cerrar Awesome Comics y vagar como alma en pena por internet llorando porque Alan Moore había usado ideas de su trabajo en Awesome Comics en ABC -otro día hablamos de eso, que manda huevos- mientras inexplicablemente seguían dándole trabajo en DC y Marvel que realizaba no tanto por el sueldo que le pagaran como para poder vender originales en ebay al mejor postor, porque en el mundo hay gente muy loca que tiene el dinero por castigo y encima son fans de Rob Liefeld. Y así parecía que el orden se había restaurado minimamente cuando saltó la noticia: Rob había vuelto a vender humo.

¡Te odio Hasbro!

Porque resulta que todo esto empezó por el puto ROM. Sí, la Tostadora Valiente de los cojones tiene la culpa, ¿cómo no iba a tenerla? Por lo visto el éxito de Transformers ha sido tan grande que Hasbro quiere meter pasta en el cine, por lo que ha decidido contratar al guionista de grandes éxitos como Yo Robot, Una Mente Maravillosa o las dos películas de Batpezones de Schumacher para que ejerza de supervisor de todo el carro de mierda este. El guionista en cuestión, Akiva Goldsman, por lo visto tiene una muy buena relación con Will Smith que, supongo que porque la cienciología te vuelve imbécil, parece ser que le ha dado la dirección de Rob Liefeld para que entre película de ROM, Bumblebee o M.A.S.K., haga otra de Avengelyne. Y, ya puestos, que haga también una de Brigade y todos esos personajes de mierda que a Rob le sobran y que nadie en su sano juicio querría que volvieran. Pero esto no es lo peor…

Akiva Goldsman + Rob Liefeld, si me lo dicen en los 90 me da un infarto.

Porque claro, Goldsman ha liado al productor Graham King (el de Argo y alguna que otra película decente), que a su vez ha liado a una productora china (más gente que tiene el dinero por castigo). Y todos ellos han dicho «uh, esto de Deadpool lo ha petado y los superhéroes lo petan», así que han decidido contratar a un montón de guionistas para que se pongan a escribir sobre personajes que en muchos casos no han pasado del número uno, con lo que tocaría inventárselos por completo para hacer una película o una franquicia. Afortunadamente, toda esta historia no llegará a buen puerto y Liefeld se meterá un pastizal en el bolsillo sin toturarnos con su ego en twitter, porque como lleguen a hacer una película de estas mierdas y encima tenga éxito el ego de Rob Liefeld adquiriría la densidad de una estrella de neutrones y lo mismo acababa convertido en agujero negro y nos íbamos todos a hacer puñetas. Y no me da la puta gana, que tengo ganas de ver Guardianes de la Galaxia 2…

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