Este señor de aquí es Tony Isabella, hoy en día conocido como crítico y dueño de una tienda de cómics. Sin embargo, hace cosa de veinticinco años, Tony era también otra cosa: Guionista de cómics.
Tony trabajó en Marvel y DC, y es el responsable de la creación de personajes como Black Goliath o Black Lightning. Tony tenía buena intención con estos personajes y hasta hay que reconocerle que Black Lightning era el primer personaje de raza negra con serie propia en DC, pero eso de que todos tus personajes tuvieran el sufijo de «…Negro» quedaba un pelín parecido a cuando Julius Schwartz quiso bautizar a John Stewart como «Lincoln Washington». En cualquier caso tanto da, Black Lightning fue otra de tantas series de DC surgidas en la explosión de 1977 a la que la implosión de unos pocos meses después se llevó por delante de mala manera. A pesar de todo esto, Tony está muy orgulloso de su Rayo Negro, pero lo cierto es que el personaje se hizo más famoso por su reciclaje en Batman & The Outsiders que por su serie propia. Y de Goliath Negro mejor no hablo, todos sabemos que es un personaje famoso por ser el señor negro que se muere en Civil War. Y ya.
Pero antes de todo esto, Tony Isabella creó ese grupo llamado al fracaso llamado Los Campeones. The Champions era un grupo tremendamente extraño que venía compuesto por los retales de otras series: Hércules de Los Vengadores, La Viuda Negra de Daredevil y el Ángel y Hombre de Hielo de X-Men, que no tenían absolutamente nada que ver entre ellos, pero a Isabella le hacia ilusión escribir una serie con el Ángel y el Hombre de Hielo. Todos estos personajes añadidos habían sido tocados en mayor o menor medida por Isabella en sus colaboraciones en otras series, y por eso era lógico que el último miembro del grupo fuera El Motorista Fantasma, un tipo que tenía toda la lógica del mundo que se uniera a un grupo porque eso de ser un tipo poseido por un demonio debía de hacerte muy sociable. La serie duró cosa de 17 números y ni siquiera Chris Claremont la salvó, pero eso es bueno porque así el hombre pudo centrarse en Uncanny X-Men, que eso si que era una serie hecha y derecha y no este esperpento.
Lo curioso es que el hecho de que Isabella metiera a Johnny Blaze en Los Campeones no era una casualidad, ya que hasta aquel momento era el guionista de Ghost Rider. El creador de la serie había sido Gary Friedrich, pero el hombre debía de andar ocupado y tras alguna que otra sustitución, Isabella se convirtió en el guionista regular de la serie, con lo que el hombre decidió meter una subtrama a largo plazo con la que pensaba sacudir los cimientos del Universo Marvel: Jesucristo iba a ser un personaje secundario de la serie. Sí, lo habéis oido bien, Jesucristo. Jesucristo el de Jesusito de mi vida, Jesucristo el de Jesucristo Superstar, Jesucristo el de la Biblia, Jesucristo el tipo ese al que sacan en procesión colgado de un madero en Semana Santa, Jesucristo el lider religioso de nosecuantas religiones y sectas que todavía siguen en activo. Ése.
Que si uno no lo piensa mucho el razonamiento de Isabella tenía sentido, porque si Ghost Rider había empezado la serie con Johnny Blaze vendiendo su alma al diablo, lo lógico es que si hay un diablo exista un dios. Y si hay un dios, existe un Jesucristo en el Universo Marvel igual que hay un Thor o un Hércules. Así que en el Ghost Rider número 9 de Diciembre de 1974 debutaba en el Universo Marvel… Jesucristo. O más bien, «a friend», porque el Hijo de Dios decidió que era mejor pasar desapercibido.
Por aquel entonces Marvel no había elaborado su Teoría del Demonio Unificado y el tipo que mercadeaba con el alma de Johnny Blaze no era Mefisto, si no Satán. Satán era un demonio chapuceramente diseñado que no tenía absolutamente nada que ver con el diseño de Buscema, pero así se pasó el pobre Johnny el primer año de su serie siendo martirizado por Satán el demonio cornudo y sus criaturitas del averno. Supuestamente en aquellos tiempos el tal Satán -nada que ver con el enemigo/amigo de Son Goku ni con el señor del Bigote que Derrotó a Célula y a Majin Bú- trataba de conseguir el alma de Johnny Blaze pero el amor que sentía por el una tal Roxanne Simpson se lo impedía. Pero el jovial rey de los infiernos no iba a rendirse por una nimiedad así, por lo que engañó a la tonta de la Roxy para que renunciara a Johnny y así el Motorista Fantasma quedaba a merced de Satán para reclamar su alma (que un trato es un trato, por mucho amor que haya).
Y claro, Isabella se encontró con que de repente el villano todopoderoso de la serie ya solo tenía que chasquear los dedos y derrotar al héroe. Incapaz de salirse del atolladero en el que él mismo se había metido -porque anda que hay que ser mendrugo para hacer algo así y no pensar primero en que quieres hacer después- el guionista le pidió consejo a uno de sus colegas, Steve Gerber, el cual era tan cachondo que le dijo que si tenía un problema con Satán, lo mejor era que lo arreglara Dios. Y exactamente eso es lo que pasa al final del número 9, Jesucristo aparece y salva a Johnny Blaze; todo un Deus-ex-comic-book.
Jesucristo aparece en su faceta de «Yo Tengo Un Amigo Que Me Ama» y se presenta a si mismo como «un amigo», igual que años más tarde haría Michael Landon en la serie moñas del ángel ese. Durante los números siguientes Blaze seguirá recordando a su misterioso amigo, hasta que reaparezca al fín en el número 15 de la serie para evitar que Johnny mate a palos al Orbe, el tipo aquel con cabeza de ojo gigante que todo el mundo hubiera preferido que Blaze se hubiera cargado en aquel momento. La última aparición de «el Amigo» sería en el número 18 de Ghost Rider en una visión:
Sí, Isabella ya iba con todo. Su idea desde el principio había sido la de que Ghost Rider fuera una serie sobre la salvación y redención del alma, en la que Johnny Blaze aceptara a Jesucristo como su señor y salvador y se liberara gracias a ello del poder de Satanás. Y no es que su idea fuera convertir a Jesucristo en un personaje regular, si no transformar a Johnny Blaze en un devoto cristiano que se paseara por «el pecaminoso Hollywood» haciendo sus heroicidades, casándose y teniendo una familia. Una absoluta gilipollez que se cargaba por completo a un personaje cuya razón de ser era la maldición a la que estaba sometido; Isabella como siempre no miraba más allá de sus narices, y no era ni remotamente consciente de que su «historia divina» se cargaba el único conflicto de un personaje cuya única razón de ser era estar puteado; y es que el Motorista Fantasma es ante todo un héroe trágico y la historia de Isabella le daba un final feliz en toda regla a un personaje que supuestamente tenía una serie regular.
Afortunadamente y cuando el número 19 de la serie estaba listo para ser enviado a imprenta y revelarle al mundo que el Amigo en cuestión era Jesucristo y Johnny Blaze a punto de ir a misa todos los domingos, apareció Jim Shooter. Jim Shooter el déspota, el tirano, el auténtico salvador de Johnny Blaze. Shooter vio semejante esperpento y, según Isabella, lo hizo pedazos. Según el propio Shooter su papel heróico a la par de despótico no fue tanto, porque en realidad el que dio la orden de rehacer el cómic fue el editor Marv Wolfman, que no entendía que su antecesor Roy Thomas hubiera dado luz verde a semejante patochada y le ordenó a Shooter que se cargara el cómic. Shooter afirma también que la idea original de Isabella era que Blaze hiciera un Final Fantasy IV y el origen de sus poderes pasara a ser «divino», con lo que supongo que pasaría a tener alitas y cambiaría su motocicleta por un arpa o algo así. El caso es que Shooter tuvo que reescribir el número a pesar de que Isabella siguio cobrando por toda la realización del cómic y manteniendo su acreditación como único guionista. Con un par.
Isabella se tomó todo esto como una afrenta personal de Shooter contra el, y desde entonces se ha divulgado publicamente una versión en la que el futuro tirano máximo, un malvado agnóstico, censuró su historia por ver ofendidas sus propias creencias. Shooter (y Wolfman, y hasta el mismísimo Stan Lee) consideraban que esto era cristianizar el Universo Marvel, porque era muy distinto meter a una criatura mitológica que ya no adora (casi) nadie como Thor o Hércules y otra meter una figura religiosa «en activo» como Cristo, Buda o Mahoma. El dar luz verde a esa historia habría sido convertir Marvel en «Jesucristo y sus alegres superhéroes», por no hablar de que la presencia de una criatura todopoderosa de infinita bondad en un rol activo habría provocado que cualquier cosa que hicieran los Vengadores, Galactus o Eternidad fuera completamente irrelevante; y es que la introducción de figuras como Mefisto no buscaban encarnar la figura malvada de una religión concreta, si no dejar al lector una libre interpretación. Sin embargo, el Satán de Ghost Rider se transformaba así en el demonio cristiano, y eso convertía Marvel en una fábrica de proselitismo pura y dura.
Según reescribió Shooter el «Amigo» resultó ser una ilusión creada por un demonio para darle falsa esperanza a Johnny Blaze y hundirlo aún más en la miseria al revelarle la verdad. Isabella dejaría la serie y continuaría usando el personaje en The Champions, pero pronto se largaría a DC para escapar del tenebroso reinado de Jim Shooter como Editor en Jefe de Marvel. Satán no tardaría en revelarse como un disfraz más de Mefisto y Johnny Blaze continuaría haciendo gala de su maldición hasta el cierre de la serie en 1983 de la mano de guionistas mucho más competentes…