Hay un momento en el que te pones a leer un cómic en el que te empiezas a sumergir en el mundo que han creado sus autores y tratas de aceptar la lógica de la historia que te están contando. En el momento en el que ese relato no tiene sentido consigo mismo, el cómic se te cae a los pies y te transformas en un monstruo que desprecia el sudor y lágrimas de unos autores que no fueron capaces de ver algo que para tí era tan evidente. Supongo que Monstress me ha convertido a mí en otro monstruo…
Monstress es un cómic de Marjorie M. Liu y Sana Takeda, el equipo creativo de algunos cómics de X-23 que se separó por una buena temporada (Liu estuvo casando a Estrella del Norte, Takeda dibujando Ms Marvel) y ha vuelto a reunirse con un cómic de creación propia que pretende darle un giro a las habituales historias de fantasía; de entrada estamos hablando de un mundo matriarcal basado en los años 20 en el que la magia domina las dos facciones de una guerra fría entre criaturas mágicas o Arcanos y la Federación del Hombre, paradójicamente gobernada por brujas. Liu nos plantea un mundo tremendamente duro y descarnado, en el que la protagonista -una Arcana llamada Maika Halfwolf- es esclavizada y vendida al mejor postor por unas brujas a las que les gusta mostrar su dominio usando unos corsés imposibles que ríete tu de Bayonetta. Tras unas primeras páginas en las que nos torturan y vejan a la moza de forma indecible, pronto nos damos cuenta de que Maika hace todo esto porque tiene un plan, un plan tremendo para vengarse de las Brujas, pero por lo pronto lo único que hace es matar a nosecuantas guardias y brujas a costa de la vida de muchos de los que fueron apresados con ella. Para colmo de males algunas de las brujas son resucitadas tras su partida, con lo que Maika lo único que saca en claro es un fragmento de una máscara que, por lo visto, tiene grandes poderes y algo que ver con su pasado familiar. Pues vale.
Lo curioso es que es la máscara en cuestión la que encuentra a Maika, con lo que su excursión al castillo de las Fuerzas del Mal no tiene mucho sentido porque la pobre acaba siendo perseguida por Inquisitrixes de las brujas durante los siguientes números. Si sumamos a todo esto el hecho de que al tocar la máscara despierta a una entidad demoniaca de muchos ojos que vive implantada en su propio cuerpo, como que tenemos a Maika jodida y bien jodida por la gracia de meterse en el castillo de las brujas. Que vamos a ver, esto se puede arreglar diciendo que la entidad esa la «forzó» a ir al castillo ese igual que la llamó para coger la máscara, pero tal y como me plantean la historia las cosas van pasando sin que tengan mucha relación. Que no digo yo que se lo vayan inventando todo por el camino, pero da toda la impresión de que han tenido muchas ideas y lo que falla es la historia que nos van contando para mostrárnoslas…
En resumen, que estamos ante un cómic cuyo desarrollo no me acaba de interesar, pero supongo que a aquellos que tienen mono de una historia de fantasía con dibujo recargado puede que les acabe picando la curiosidad. Aun así, tengo que decir que aunque este primer volumen no me haya acabado gustando mucho, creo que la historia puede ir a alguna parte si toda esa trama de los dioses antiguos va a alguna parte, pero repito que lo que me falla realmente es más la forma en la que cuenta la historia que lo que nos cuenta, no acabo de ver en estos personajes la identidad y la humanidad de, por poner un ejemplo, el Han Solo que muestra Liu en su serie limitada. Por eso creo que tal vez esta historia necesite más rodaje, porque sus personajes necesitan ser algo más que arquetipos binarios de on/off. Si Maika hubiera sido algo más que la chica con hambre de venganza que trata de resistir a un voraz dios cthuliano que vive en su interior, tal vez la historia habría acabado interesándome más. Pero tal y como están las cosas, el cómic se me cae de las manos y soy yo mismo el que se convierte en «monstruo»…