Esta semana se han cumplido treinta años desde la publicación del Man of Steel de John Byrne (esto debe estar mal es imposible que haya pasado tanto tiempo…) el reinicio post-Crisis del famoso personaje que tuvo la misión de modernizar al personaje y romper con aquellos elementos de su pasado que en aquel momento parecían algo trasnochados. Un reinicio que pese a que fue polémico en su momento como suelen serlo siempre estas cosas, fue un ejemplo de como cuando las cosas se hacen con cariño y conocimiento del personaje puede salir un grandísimo comic. Así que pare celebrar este aniversario vamos a echar la vista atrás y recordar que fue lo que hizo grande a este comic que ha aguantado bastante bien el paso del tiempo y que nos permite recordar que John Byrne fue uno de los más grandes.
Hay personajes que no necesitan ni llevar su nombre en la portada
En los 80 en DC creían que su multiverso era demasiado complicado para los lectores casuales y decidieron que la mejor forma de solucionar eso era resetearlo y comenzar de nuevo con un único universo (de que me sonara eso…). Llegaron las Crisis en Tierras Infinitas, mundos murieron y nada iba a ser lo mismo de nuevo (¡ja!) Ese momento fue aprovechado para poner en práctica una idea que llevaba tiempo rondando la cabeza de varios editores de la compañía, hacerle un lavado de cara a Superman para hacerlo más accesible, pero mientras que guionistas como Cary Bates (uno de los favoritos de Diógenes) quería mantenerlo todo como estaba, otros como Marv Wolfman o Frank Miller querían casi partir de cero con el personaje, pero pese a que eran muchos lo que querían eso, sus ideas sobre cómo llevar a cabo eso exactamente diferían bastante y el proyecto se fue posponiendo.
Superman contra las palomas asesinas armadas con nitroglicerina… Así era el Superman que Cary Bates no quería cambiar…
Y ahí es donde entró en escena John Byrne, quien estaba a punto de terminar una larga y fructífera etapa en Marvel que incluía títulos tan famosos como como X-Men o Los 4 Fantásticos. Este compartía la misma visión de Wolfman y otros de que Superman necesitaba con urgencia un lavado de cara y soltar lastre, o como dijo el propio Byrne en su día básicamente quería combinar el Superman original de Siegel y Shuster con el de los dibujos animados de los Fleischer. Y así todos aquellos cambios que tanto tiempo habían estado intentando hacer a Superman se llevaron a cabo (con algo de polémica ocasional sobre quien tuvo que idea) Así los poderes de Superman se redujeron y este se convirtió en el único superviviente de un Krypton que ya poco tenía que ver con el pre-crisis, elementos como la etapa de héroe adolescente como Superboy, la Fortaleza de la Soledad, Supergirl o Krypto el súper-perro fueron abandonados, Lex Luthor dejo de ser un científico loco para convertirse en un poderoso e intocable hombre de negocios, los Kent siguieron vivos en la etapa adulta de Superman y este dejo de ser un bufón torpe y despistado en su identidad de Clark Kent.
Aunque aquel Superman no desapareció sin mas y tuvo una mas que digna despedida de la mano de Alan Moore, Curt Swan y George Perez
La película de Richard Donner que se había estrenado ocho años antes fue sin duda una de las fuentes de inspiración de este relanzamiento. Allí nos encontrábamos con un Krypton frio y más alienígena que nunca (una idea que Byrne llevo hasta el extremo) y con un Clark Kent que jamás fue Superboy y que en su etapa en Smallville fue una estrella del deporte. Pero el cine no fue fue la unica fuente de inspiracion de Byrne, y estas podemos encontrarlas incluso en la competencia, porque es difícil no ver a este nuevo (por aquel entonces) Luthor, intocable en su torre de cristal y que mantenía toda su actividad criminal en la sombra, y no pensar en que el Kingpin de Marvel fue el modelo a seguir.
Este Krypton tan distante y sin alma que tanto contrastaba con la imagen clásica del mundo natal de Superman debió impactar mucho a John Byrne
Pero la mayor influencia de todas en Man of Steel y que fue uno de los cambios que más rompió con el pasado, fue como reconoció el propio Byrne la de los propios creadores del personaje. No hay más que comparar a su Clark Kent, tan activo y seguro de sí mismo y que mantenía esa rivalidad en ocasiones poco amistosa con Lois Lane con el de los primerísimas historias de Siegel y Shuster para darse cuenta de que Byrne decía literalmente lo del “back to basics”.
Si es que en muchos casos no hay mejor fuente de inspiración que los creadores originales
Con todos esos elementos y descartes Byrne construyó a lo largo de los seis números de esta miniserie (que desemboco en una serie regular) una historia que dotó a Superman de esa modernización que tantísima falta le hacía y en la que estableció los nuevos mitos del personaje, sus secundarios y sus villanos. A su nuevo origen, uno que hacía que no añorase demasiado su lugar de nacimiento y que le humanizaba más de lo que lo había estado en muchísimo tiempo, convirtiéndole en un terrestre de corazón más que en un “forastero en tierra extraña”, Byrne le añadió una relación con sus padres (que en casi todas las versiones anteriores ya estaban muertos para cuando se convertía en Superman) que le hacía mantener los pies en el suelo y contribuía a esa humanización que tan bien le sentó.
Ni es el símbolo de la casa de EL ni significa esperanza, es una S y significa Superman
También cambio su relación con el resto del Universo DC, con Byrne la relación de Superman con Batman fue de una de cierta desconfianza y distanciamiento, algo que contrastaba con aquella amistad instantánea pre-crisis, y que aunque esta relación acabo como tenía que acabar, con ambos héroes convirtiéndose en “The World’s Finest”, los aportes de Byrne la hicieron bastante mas realista. Con Lois Lane también cambiaron las cosas, se acabó aquel Clark aparentemente tímido y torpe en el que una Lois que solo tenía ojos para Superman jamás se fijaría y su relación paso a ser una entre iguales en la que Lois acabaría interesándose por el hombre que se ocultaba bajo el disfraz y no por el héroe inalcanzable. Pero sin duda uno de los mayores aciertos de esta etapa fue la actualización de Lex Luthor. Atrás quedo aquel científico loco que ponía en marcha un plan maligno tras otro y que le llevaba a aliarse con los mayores villanos del mundo solo para acabar una y otra vez en prisión. El nuevo Luthor con esa intocable fachada de respetabilidad que Superman jamás conseguía quebrar le convirtió en un villano más temible de lo que había sido jamás.
Byrne no solo convirtió a Luthor en un personaje mucho mas interesante, sino que de un plumazo en un par de paginas dejo claro hasta que punto quería romper con el pasado del personaje
Y es que Byrne en aquel momento se encontraba en uno de los puntos álgidos de su carrera (se podría decir incluso que pese a que posteriormente realizó muchos trabajos de una altísima calidad su Superman fue su último gran éxito) Leído hoy en día este Man of Steel no ha perdido un ápice de frescura (mas allá de algunas elecciones estéticas debidas a la moda de la época) y aunque a veces puede agobiar un tanto el en ocasiones excesivo uso de los textos de apoyo, sobre todo ahora que nos hemos acostumbrado a su práctica desaparición, uno no tarda en olvidarse de ellos ante el gran despliegue de talento que Byrne derrochaba en cada página y que le llevo a convertirse por derecho propio en uno de los autores más importantes de la historia de Superman.
Después de tantos años el trabajo de Byrne sigue siendo un placer para la vista
Aunque esta modernización tuvo algún problema que otro, básicamente el mismo que sufrieron demasiados personajes tras las Crisis debido a una mala o directamente nula coordinación y que provoco que algunos personajes empezasen de cero como Superman y otros mantuviesen sus historias intactas, lo que llevo a numerosísimas contradicciones cuyas consecuencias se estuvieron arrastrando durante décadas. Una de las principales en el caso de Superman fue el de su relación con la Legión de Superhéroes, una relación que desapareció junto con la carrera juvenil del héroe como Superboy y que Byrne tuvo que arreglar con unos malabarismos fueron poco más que un mal parche y a los que hubo que sumarle la desaparición de Supergirl, algo que Byrne ni se molestó (o no recordó) en justificar. Algo que ha llevado a que la continuidad de la Legión haya sido un tanto confusa durante demasiado tiempo.
Y ademas de tratar de parchear la situación con la Legión tuvo tiempo de autohomenajearse
Pero pese a que Man of Steel ha soportado bastante bien el paso del tiempo y buena parte de las aportaciones de Byrne al personaje se han mantenido hasta nuestros días, otras fueron borradas de un plumazo. Primero fue el Birthright de Mark Waid y Leinil Francis Yu y más tarde el Secret Origins de Geoff Johns y Gary Frank los que se encargaron de recontar el origen de Superman cambiando muchos de los elementos introducidos por Byrne y recuperando muchos otros de los que este elimino, algo a lo que contribuyeron otros como Jeph Loeb cuando recuperço a la Supergirl Kryptoniana haciendo como que la de John Byrne (y Peter David) jamás había existido.
De la editorial que ha sentido incluso la necesidad de recontar el origen de Batman tras año 1 no debería sorprendernos nada
Pero lo esencial de este Man of Steel, aquello que Byrne copio directamente de la idea original de aquellos críos que crearon a Superman hace casi ochenta años, se ha mantenido vivo hasta el presente e incluso hoy en día, pese a todas las barrabasadas que ha sufrido el personaje, aun podemos ver resquicios de este en Rebirth. Una buena prueba de que las grandes ideas son difíciles de matar, incluso cuando los propietarios legales del personaje se empeñan en ello.
Pero da igual lo que haga o deshaga DC, nunca podrán quitarnos lo mucho que hemos disfrutado con esto