Con algo de retraso provocado por las fiestas navideñas (y ese trabajo esclavo al que Diógenes llama con sorna “vacaciones”) toca por fin hablar de lo malo y lo bueno que nos ha dado el comic en el 2015 que ya hemos dejado atrás. Como era de esperar casi todo lo malo se ha centrado en las dos grandes del comic Estadounidense, Marvel y DC, que parecen empeñadas en seguir hundiéndose en el lodazal que ellos mismos han creado. Por suerte esa es una tendencia que se ve compensada con la amplia y variada oferta que nos traen el resto de editoriales y el comic de otros países.
Si hablamos de lo malo, es inevitable comenzar con lo que a estas alturas deberían llamarse “eventos mierda”, esos grandes acontecimientos que en el pasado eran algo esperado con ilusión y que ahora se han convertido en ambas editoriales en ese momento (o dos) del año en el que todo se detiene para contarnos una historia que “lo cambiara todo para siempre” y que suele venir acompañada de numerosos crossovers o “tie-ins”. Pero hay que reconocerles a Marvel y a DC que este año se han superado, y uno casi diría que incluso coordinado, porque no es solo que nos hayan dado el “evento mierda” más gordo de los últimos tiempos, es que en cierto modo es casi como si nos hubiesen dado exactamente la misma historia…
Un mundo creado con fragmentos de múltiples realidades alternativas creado por un ser increíblemente poderoso y cuyos habitantes acaban enfrentándose entre sí, lo que da lugar a la publicación de multitud de miniseries en las que la editorial aprovecha para recuperar personajes e hilos argumentales del pasado con los que tratar de agarrar a sus lectores por la nostalgia… ¿Estoy hablando de Convergence o de Secret Wars? Tristemente es imposible saberlo porque en esencia ambos eventos han sido prácticamente lo mismo con unas curiosas diferencias. En Marvel la serie principal del evento ha sido medianamente legible (Hickman en su línea, sigh) mientras que en DC directamente era un horror insufrible, y en cambio las miniseries paralelas han tenido una calidad media superior en DC en contraste con una Marvel en la que hubo que escarbar mucho para encontrar algo decente que leer. Vamos, que en cierto modo se han complementado.
Si todo se hubiese quedado ahí hubiera sido soportable, solo ese momento del año en el que hay que dejar un poco de lado las publicaciones de ambas editoriales hasta que todo vuelva a la normalidad. El problema es que esa normalidad ha ido a peor en los últimos tiempos y entre que en DC siguen hundiéndose en un “anteriormente conocido como New52” que va cada día a peor y en el que ya ni siquiera se molestan en mantener una continuidad aunque sea tenue (la cantidad de series que se contradicen entre si es cada día mayor) lo que hace que tratar de leer sus comics sea casi una lotería. Una situación mas o menos similar a la de Marvel, quienes pese a conservar más o menos su continuidad (tanto Secret Wars solo para poder decir que Miles Morales siempre estuvo ahí…) los “reseteos” constantes, los cambios de equipos creativos y una política editorial que parece estar espantando a sus mejores autores, (y cuando estos se quedan parecen estar trabajando a medio gas) hacen que tampoco sea nada fácil encontrar algo decente que leerse.
Y es que resulta difícil sentirse con ganas de leer algo cuando sabes que el próximo equipo creativo que llegue lo va a cambiar todo, que todos esos secundarios y tramas en muchos casos van a desaparecer como si jamás se hubiesen publicado y que todo “comenzara de nuevo” cada pocos meses con un nuevo relanzamiento, un nuevo número 1, un poco de maquillaje para que los comics se parezcan algo más a las películas y series de televisión y un nuevo punto de entrada para esos hipotéticos nuevos lectores que no parece que se acaben de quedar. Unas intenciones que no son malas, todo lo contrario, pero cuya ejecución está dejando mucho que desear en la mayoría de los casos, ya que muchas veces eso se convierte en un punto en el que bajarse de una serie más que lo contrario. Sumémosle a todo ello la lenta pero inexorable tendencia de las dos grandes a rendirse ante el “politicorrectismo”, y tenemos que aunque me duele mucho admitirlo, lo peor del año en comic nos lo ha dado la moderna forma de hacer comics de Marvel y DC.
Si, se han publicado otros comics malos este año fuera de Marvel o DC y otras editoriales y autores han cometido alguna cagada que otra, pero cuando una empresa destaca en algo hay que reconocérselo. ¿Significa esto que todo está perdido? Ni mucho menos, 2015 ha sido un año en el que se han publicado muchísimos buenos comics, algunos incluso dentro de Marvel o DC (aunque en este último caso menso que en otros años) Pero todo eso es algo que veremos mañana en la segunda parte de este repaso a lo peor y lo mejor del pasado año en el mundo del comic.