Allá por los años 80 a los yanquis les dió el miedo a confundir al lector. Siendo como es esta gente de exagerada y funcionando como funcionan, de repente les dió por pensar que la gente es tonta y el mero hecho de que existan dos personajes que se llamen igual les podía llevar a confundirse y a crear una paradoja espaciotemoral que haría que la realidad se desdoblara sobre si misma y borrándonos de la existencia. Así que llegaron las Crisis y cosas así, para evitar estos problemas.
Esta filosofía la hemos seguido viendo a lo largo de los años en DC en particular y Warner en general cuando series como Justice League Unlimited no podian sacar a personajes como el Joker de Mark Hamill porque en ese momento salía en la serie de animación de The Batman (esa que tenía diseños de Jeff Matsuda) un Joker rastafari. Y ya podía dar las gracias Bruce Timm de que todavía le dejaran sacar en su serie a Batman, porque todo lo relacionado con el mismo le estaba vetado. Warner tenía un pánico atroz a estas cosas y aunque el Clark Kent de Smallville nunca llegó a ponerse el traje de Superman, durante la producción del Superman Returns de Bryan Singer se cuestionaron seriamente la posibilidad de cancelar la serie para no confundir al espectador.
En Marvel no ocurría eso. Ya fuera porque ni Cadence ni Perelman estaban preocupados por estas cosas, la editorial no se cortaba un pelo a la hora de sacarte distintas versiones del mismo personaje, siendo su máximo exponente la línea Ultimate o las versiones alternativas de personajes mutantes que eran la misma persona pero de épocas y realidades diferentes. Spiderman 2099 ha tenido su propia serie ambientada en el presente, y el propio Peter David ha aprovechado para reírse de la idea cuando múltiples personajes se han cruzado con él y le han dicho que no es Spiderman, que Spiderman es el otro tipo. De momento nadie parecía confundirse, al fín y al cabo Spiderman 2099 aparecía bajo la cabecera «Spider-Man 2099» y no bajo «Spider-Man 2015» o «Spider-Man». Hasta que llegó Miles Morales al Universo Marvel…
Porque sí, Miles Morales se ha quedado con la cabecera creada para Todd MacFarlane hace ya 25 años, la de «Spider-Man» sin aditivos ni nada. Y el chaval se va a mover por Nueva York pegándose con los villanos de Spiderman mientras Peter Parker se va de paseo por el mundo porque ha dejado de tener problemas económicos para ser un potentado (Slott insiste en que Peter «ha madurado», como si la madurez tuviera que ver con el poderío económico) líder de una multinacional que más de uno ha comparado más a Tony Stark que a nuestro amigo y vecino Spiderman. No voy a entrar en el absurdo que es recuperar en un contexto «serio» el concepto del Spidermovil o en el hecho de que una de las bases fundamentales del éxito de Peter Parker como personaje está en que «es uno de los nuestros», que a diferencia de la mayor parte de los héroes de la edad de oro que eran millonarios aburridos, Spiderman es un chaval que trata de ganarse la vida como puede a pesar de que la realidad suele caerle encima. Peter nos cae bien, mientras que Tony Stark se supone que es el tipo que debería caernos mal. Por supuesto, Peter Parker que nos plantea Slott nos cae mal cuando debería caernos bien.
Pero ya nos conocemos a Slott y no dudo que la idea sea volver a poner a un personaje en lo más alto para poder tirarlo con la mayor fuerza posible, pero habiéndose quedado Miles Morales con el secundario principal de Spiderman (Nueva York), me pregunto si este «nuevo rumbo» para Peter Parker no vendrá más forzado de la necesidad de Bendis de promocionar a su criatura que por la historia que nos quiere contar Slott. Todo el crédito que se ganó con Superior Spiderman se lo ha gastado ya con el esperpento onanista de Spider-Verse, y lo cierto es que hace mucho que no vemos una historia normal de Peter Parker mientras que Miles Morales nunca acabó de arrancar como personaje al nivel que llegó a alcanzar su antecesor. Puede que ambos personajes se llamen igual, pero lo que está intentando Dan Slott es rizar el rizo de una forma demasiado arriesgada, arrebatando a Peter Parker su personalidad mientras Bendis se la da a otro personaje y prueban a ver si cuela.
Es algo parecido a lo que ha pasado con la nueva Thor, un personaje que se siente como un Thunderstrike/Red Norvell de la vida pero que en realidad no acaba de interesarnos o engancharnos. Es una mujer preocupada con sus propios problemas (no digo quién es y que le pasa porque alguno me acusará de spoilearlo) pero que desde luego no tiene la personalidad de Thor. Porque claro, mientras nos ponen el foco sobre la señora esta el verdadero Thor -al que absurdamente han arrebatado su nombre- lo vemos por ahí arrastrándose y sufriendo, haciéndose llamar «El Odinson» -lo cual es toda una mejora respecto al nombre que querían darle originalmente: «El Indigno»- y dándonos a entender que su historia es muchísimo más interesante que cualquiera que nos pueda contar Jason Aaron sobre su sustituta. Y es que los lectores no siguen una serie por los poderes o el aspecto del protagonista, la siguen por su personalidad. Thor puede haber tenido sus malas épocas, pero no deja de ser ese primo de Zumosol bonachón y tontorrón que nos cae bien, y cualquier traición a esa idea ha provocado que la serie se hunda en ventas (Thor como rey de Asgard, Sangre y Truenos, el Thor de Straczynski…). Y nos interesa más ver como Thor reacciona a volver a ser humillado y a tener que vivir sin Mjolnir que las desventuras de su nueva dueña, al igual que nos interesa más un Peter Parker regateando con Jameson mientras trata de llegar a fín de mes que un Miles Morales preocupado de que su amigo medio idiota adicto a los legos se haya metido uno por la nariz.
¿Se puede tener a dos personajes con el mismo nombre coexistiendo en el mismo universo? La respuesta es sí, mientras no traiciones la esencia de esos personajes. Jim Rhodes puede ser Iron Man igual que Tony Stark podía serlo, porque los dos personajes estaban bien construidos y tenían sus motivaciones muy claras. Jason Aaron tiene buenas ideas con la nueva Thor, pero todavía le falta mucho por demostrar con el personaje y se sigue echando mucho de menos una serie regular del Thor original (que manda huevos que estemos viviendo una época en la que Loki tiene su propia serie y Thor no). Y desde luego que la idea de tener a Peter Parker ofreciéndole trabajo a todo el mundo no sólo se me hace marciana, si no que me da la impresión de que Dan Slott está tan enamorado del personaje que es incapaz de darse cuenta de que lo primero que haría Peter Parker con tanto dinero es gastarlo en renovar la residencia de ancianos de su barrio. Pero en fín, veremos por donde sale la cosa…