Saltó la noticia del año esta semana y ya ni nos lo creíamos: DC va a reconocer a Bill Finger como cocreador de Batman en los créditos de Batman contra Superman y Gotham. Más de 75 años después del robo, DC reconoce que Bill Finger hizo algo más en el personaje que «ayudar» a Bob Kane a plasmar su visión. Pero creo que esto lo tenemos que mirar un poquito más en profundidad…
Los lectores de Brainstomping nos han oido patalear a menudo sobre lo mal que va DC y lo terrible que es la era Nelson/DiDio/Lee/Johns/Harras, pero eso no es nada comparado con lo que realmente nos convierte en lores del Sith: Harry Donenfeld, Jack Liebowitz o Mort Weisinger, responsables en mayor o menor medida del pisoteo constante de los derechos de los autores en DC durante la mayor parte de su historia. Donenfeld era todo un mafioso amigo de medio Boardwalk Empire, Weisinger era un tirano que maltrataba psicológicamente a los guionistas y dibujantes mientras que Liebowitz era el chupasangres que redactaba contratos de esclavitud que les arrebataban todos sus derechos. El desconocimiento de la mayor parte del fandom sobre la identidad de los primeros autores de Superman, Batman o la JSA es consecuencia directa del mal hacer de estos individuos, que consiguieron que personajes como Green Lantern se crearan «espontáneamente» en las oficinas de DC sin que gente como Martin Nodell, Gil Kane o John Broome tuvieran parte en ello. Porque, seamos serios, ¿como va a alguien como Bill Finger a crear a Green Lantern o a Batman? No no, a Batman lo tuvo que crear una fuerza de la naturaleza como Bob Kane, otro fantoche como Donenfeld o Weisinger…
Llegados a este punto y si por alguna extraña razón queda alguien despistado por ahi, tengo que decir que sí, que Bill Finger creó a Batman. Bill Finger cogió el espanto pergeñado por Bob Kane (un tipo que se ponía la maquina voladora de Leonardo Da Vinci a sus espaldas y se hacía llamar The Bat-Man) y lo convirtió en un cómic serie negra. Pero claro, Bob Kane era el que había contratado a Finger para poner letras en sus cómics, y era el que hablaba y negociaba con DC. La gente de DC sabía que Finger escribía los guiones pero nunca lo acreditaba, y hasta le sugirió a Kane que escribiera él mismo los guiones porque Finger «tardaba demasiado». Kane -que era un jeta pero no idiota- mantuvo a Finger de guionista, porque era un gran profesional que no se quejaba, y así continuó la cosa hasta después de la guerra, cuando Finger empezaría a trabajar directamente para DC ya no solo en Batman, si no en personajes como Superman o el Green Lantern que ya había creado para All American junto a Martin Nodell.
Pero a finales de los años 40 los creadores de la gallina de los huevos de oro de la editorial -Jerry Siegel y Joe Shuster- empezaron a presionar a DC para que les devolviera los derechos de Superman, arrebatados unos años antes mediante uno de los trucos de trilero de Liebowitz. El dúo trató de acercar a su causa a Bob Kane, el cual no tardaría mucho en traicionarlos al firmar un suculento contrato con el enemigo que le garantizaba la autoría de Batman como único creador del personaje a perpetuidad y una pensión bastante elevada de por vida. Y es que el padre de Bob Kane era abogado, mientras que Siegel y Shuster venían de un trasfondo humilde y su abogado era un corrupto que misteriosamente se puso a trabajar en Hollywood justo después de perder el juicio de Superman.
Pero el gran damnificado anónimo de toda esta situación fue Bill Finger, porque de repente todo lo que se publicaba de Batman aparecía con el sello de que Bob Kane era el único creador del personaje. Finger moriría a principios de los años 70 sin que el gran público supiera que él era el verdadero creador de Gotham City, Catwoman o el Joker junto a gran parte de los negros que Bob Kane usaba como dibujantes. Y es que, a pesar de que en los círculos profesionales del medio eran conscientes de la verdad, nadie lo hacía público por miedo a enfrentarse a DC Comics y no volver a trabajar para la editorial. Esto empezaría a cambiar tras la muerte de Finger cuando gente como Neal Adams empezaría a remover conciencias con su apoyo a Siegel y Shuster, mientras que Jim Steranko a su vez trataba de hacer algo de justicia al reconocer en su Historia de los Cómics que Bill Finger era el cocreador de Batman. Es ya legendaria la anécdota de Steranko sobre una convención de cómics durante la que Bob Kane le echó en cara haber «acreditado demasiado» el trabajo de Finger, Robinson o Sprang en el personaje y, según cuenta Steranko «(he) cuffed me across the face, like some ratpack street gesture he’d seen in some cheap flick», lo que podría traducirse en que le tocó la cara de forma poco respetuosa. Steranko se pasó la noche cabreado (Kane le hizo eso mientras se cerraban las puertas del ascensor, por lo que no pudo responder de ninguna forma) y al día siguiente salió a la busca y captura del fantoche, abofeteándolo delante de todo el público de la convención. Durante 15 segundos la tensión se podía cortar con un cuchillo, pero Kane no hizo nada y Steranko acabó largándose y lamentando que Kane no hubiera tratado de devolverle el golpe…
Pero por muy divertidas que sean estas anécdotas, lo cierto es que no sirvieron de gran cosa porque Bob Kane se iría a la tumba con los riñones bien forrados de dinero, y aun hoy en día podemos encontrar a muchos lectores de cómics que lo consideran el único creador del personaje y hasta reclaman que sea homenajeado cuando la gente de internet hace esas horrendas listas de «los 10 mejores creadores de Batman» en las que suelen meter a Jim Lee porque les faltó oxígeno al nacer. Bill Finger era un desconocido, una sombra, un nombre que se menciona a veces en los textos de gente «entendida» y que no volvería a la palestra hasta que hace unos años Marc Tyler Nobleman y Ty Templeton sacaron un libro llamado «Bill The Boy Wonder» en el que los autores denunciaban la realidad del personaje y su creación. La situación de Finger y la batalla legal de sus descendientes contra DC y el contrato que habían firmado con Bob Kane empezó a hacerse cada vez más pública, con lo que parece que por fín la editorial va a hacerle justicia al bueno de Bill. Pero antes de empezar a celebrarlo con fuegos artificiales, tenemos que hacernos varias preguntas…
La primera sería dónde deja esto los derechos de Batman y la mayor parte de sus personajes. Porque claro, el contrato de Bob Kane le ponía como único autor que le cedía el personaje a DC a perpetuidad, pero si reconocemos a Finger como autor lo que estamos diciendo es que parte de los derechos del personaje son suyos, con lo que DC sólo tendría la parte de Kane y bajo un contrato un tanto fraudulento. Es posible que la editorial haya decidido reconocerlo porque en el acuerdo que han firmado con la familia de Finger estos han decidido cederle los derechos a la editorial a cambio de una suma de dinero y ese reconocimiento, con lo que ya no habría ningún peligro para DC. Eso sí,me pregunto si eso no incumpliría el contrato con Kane, que estipulaba que él debía figurar como único creador en todos los cómics del personaje; es posible que por eso se haya anunciado que se le acreditará a Finger en Gotham y en la película y no así en los cómics, pero espero que no caigan en esa mamarrachada.
Habrá que estar atentos a los próximos cómics del personaje a ver si lo acreditan, pero de momento podemos estar contentos porque más de cuarenta años después de su muerte por fín se le hace algo de justicia a Bill Finger. Y que narices, también podemos alegrarnos de que DC haya hecho por fín algo inteligente…