Icono del sitio BRAINSTOMPING

JJ Jameson el supervillano: Recompressed Amazing Spider-Man (I)

Después de la encuesta de la semana pasada y las acusaciones de tongo por un M’Rabo incapaz de aceptar la democracia, los lectores de Brainstomping han decidido que durante las próximas semanas tomemos como referencia un número por década de Spiderman para analizar cómo ha cambiado la forma de narrar en el cómic de superhéroes. Para ello vamos a leerlos de forma «recomprimida», leyendo una de cada cuatro viñetas y tratando de adivinar de que va la historia. Pero antes vamos a hacer un poco de la susodicha historia…

¡Spiderman contra el Escorpión! ¡Un clasicazo!

The Amazing Spider-Man es probablemente la serie que mejor destiló el nuevo manual para hacer cómics de superhéroes que Stan Lee presentó con el número uno de Fantastic Four. Sin embargo, ése manual no dejaba de ser una evolución de aquellos cómics macarras de la Antorcha Humana y Namor que se habían visto ya en los años 30 y 40, con personajes que discutían entre ellos y eran incomprendidos. El gran avance de Amazing Spider-Man estaba en que la vida personal del protagonista era tan importante o más que sus peleas contra supervillanos, con lo que en realidad Spiderman era más una serie sobre Peter Parker que sobre su alter ego -por eso Miles Morales no funciona-.

La primera página de cáda cómic solía ser una portadilla en la que se volvía a presentar el cómic o servía como resumen de la situación que había dejado el número anterior.

En enero de 1965 se publicaba The Amazing Spider-Man #20, un cómic que nos presentaba como antagonista a un nuevo personaje llamado el Escorpión y que venía firmado por los creadores de Spiderman, Stan Lee y Steve Ditko. Ya por entonces Spiderman era uno de los personajes más populares de la editorial, y una de las pocas series en las que el dibujante no estaba obligado a «copiar» a Kirby. Pero dejémonos de los preliminares y adelante:

Una de cada cuatro viñetas y aun así visualmente funcionan bien.

Aquí tenemos a Peter Parker descubriendo que alguien vigila su casa, decide perseguirlo para descubrir quien es y… ¿Decide volver a casa? Supongo que al final lo perdió de vista, lo que no entiendo es por qué se pone a hacer piruetas dentro de su propia casa y con la Tía May en el piso de abajo.

La mirada de Peter lo dice todo…

Siguen vigilando a Peter Parker (es el mismo tipo vestido de verde y con sombrero violeta) mientras JJ Jameson esta pensando en «alguien más fuerte» para librarse de alguien… Que siendo Jameson ese alguien debe de ser Spiderman. Mientras tanto, la secretaria de Jameson (Betty Brant) le presenta a Peter Parker a Ned Leeds, un reportero del Daily Bugle que esta a punto de largarse para hacer un encargo importante.

¡Todo por la pasta!

El tipo del sombrero violeta esta ahora reunido con el Doctor Farley Stillwell (un científico loco que experimenta con animales) y con JJ Jameson, que financia los experimentos del doctor para que el tio del sombrero violeta se haga con la fuerza de un escorpión y así derrote a Spiderman. Para la última viñeta ya vemos el resultado final, el tío del sombrero violeta se convierte en El Escorpión.

Si algo demuestra Spiderman es que aunque Ditko nunca tuviera el dinamismo de Kirby, sus diseños eran mucho más imperecederos.

Peter Parker ve a Ned Leeds como competencia para conseguir a Betty, y se alegra de que el hombre desaparezca más de seis meses (que poco heróico). En las siguientes viñetas vemos como Spiderman va a ver a Jameson y, oliéndose una trampa, decide largarse. Pero el Escorpión acaba encontrándose con él de todas formas y empieza la pelea…

Un día de estos tengo que hacer un post de científicos locos de Ditko vs los de Kirby.

No importa lo que haga Spiderman, el Escorpión es imparable. Mientras tanto, el doctor Stillwell descubre que su creación cada vez es más poderosa, y que la naturaleza malvada del escorpión acabará dominándola.

«¡La ciudad es mía!» Debe ser porque los 4 Fantásticos estaban de vacaciones…

El Escorpión derrota finalmente a Spiderman, con lo que se crece y decide que ya no tiene que trabajar para nadie y que tiene la ciudad a sus pies. Así que hala, se pone a robar dinero tranquilamente y sin miedo a que Thor o Iron Man le partan los morros.

Hoy en día el Escorpión habría matado ya a cientos de personas, mientras que en 1965 sólo los noqueaba con su cola.

Mientras el Escorpión se pone las botas atracando media ciudad, Spiderman se recupera de la paliza que le han dado y trata de detenerlo. Mientras tanto, el Doctor Stillwell trata de contarle sus descubrimientos al Escorpión mientras trepa por una pared con una botella en la mano, pero el nuevo supervillano pasa de todo.

El Jameson de los 60 era todo un Lex Luthor, pero a la hora de la verdad siempre se arrepentía de sus maldades y reculaba.

Y por fín se reanuda la pelea, con el Escorpión siendo ya dominado por completo por su maligna naturaleza animal y Jameson reconociendo finalmente que igual se ha pasado un poco con su cruzada anti Spiderman.

En aquella época el Bugle sólo constaba de JJ Jameson, Betty Brant y Ned Leeds. Sí, Spiderman andaba floja de secundarios…

El Escorpión consigue noquear una vez más a Spiderman, pero parece que esta vez le ha costado más. Es entonces cuando el supervillano decide cargarse a Jameson y atacar el Daily Bugle.

Atentos a la viñeta del medio, una emasculación en toda regla.

Y así llega la batalla final entre los dos, con el Escorpión cada vez más debil y Spiderman aprovechándose de su agilidad para contrarrestar la fuerza de su enemigo, derrotándolo finalmente.

Lo de Spiderman remendándose el traje es algo que ya se ha perdido, pero le daba mucha humanidad al personaje.

Parece que Spiderman no llega a saber que Jameson estaba detrás de todo esto, y para colmo el muy cabrón se lleva todo el mérito por haber «salvado» a Betty del Escorpión. Así que lo único que le queda a Peter Parker son todos los moratones que ha recibido en la pelea, los cuales sólo sirven para que Flash Thompson se ría de el. Y esto es todo lo que da de sí el cómic si lo leemos «por encima».

Spiderman es una serie que tiene un largo historial de usar el sentido arácnido como detonador de nuevas tramas.

Después de leerlo más en profundidad, descubrimos que el extraño tipo que seguía a Peter al principio del cómic se llama Mac Gargan, y que había sido contratado por Jameson para era descubrir cómo consigue Peter tantas fotografías de Spiderman.  Y que Gargan es un matón que hace cualquier cosa por dinero, mientras que el doctor Stillwell accede a los planes de Jameson a cambio de diez mil cochinos dólares para financiar sus experimentos locos con animales.

Al Peter Parker de este cómic se lo comen los celos y la ira, algo que jamás le pasaría al santurrón de hoy en día.

También vemos que Stillwell se arrepiente y trata de «curar» a Gargan antes de que sus poderes acaben dominándolo, pero el supervillano no le hace el menor caso y el buen doctor acaba muriendo al intentar trepar un edificio sobre el que estaba subiendo el Escorpión. Además, descubrimos que Gargan intenta matar a Jameson al final del cómic porque el editor es el único que conoce su identidad secreta, y que todo el incidente sólo sirve para que Jameson se reafirme en su cruzada contra la gente «con demasiado poder». Y hasta aquí el número 20 de Amazing Spider-Man…

¡Jameson es un cabrón con todas las consecuencias!

¿Que podemos sacar en claro de todo esto? Pues que de entrada el cómic se puede leer perfectamente en versión «comprimida», pero esto no deja de ser lógico si tenemos en cuenta que hoy en día se le acusa a Stan Lee de abusar de la exposición. El cómic en todo momento te esta recordando dónde está cada personaje y que es lo que va a hacer y ha hecho, con lo que nunca te pierdes. ¿Sería un cómic más adecuado para ese supuesto público de hoy en día, los «niños con déficit de atención»? Tal vez, aunque probablemente se quejarían de que tiene demasiado texto. Texto que, a su vez, es completamente necesario si eliminamos tres de cada cuatro viñetas. En cualquier caso me gustaría resaltar la asombrosa habilidad de Ditko para la narración, con ese dominio tan perfecto del esquema de nueve viñetas por página y esas peleas en las que cojas la viñeta que cojas, sabes quién gana y quien pierde sin que te lo digan los bocadillos o los cuadros de texto. Pero es lo que tienen los clásicos, que por muy viejos o pasados de moda que puedan parecer, siguen pasando la prueba del algodón. La semana que viene viajaremos al año 1975 y al número 140 de la serie, con un tal Gerry Conway contándonos una historia sobre una especie de duende llamado «El Chacal». Sí, ése Chacal. Y no, no creo que pueda salir nada bueno de esto, ¡pero cualquier cosa es mejor que lo que me tocará un par de semanas después con la Saga del Clon! Ya verás, acabaré echando de menos los 4 Fantásticos de DeFalco…

Salir de la versión móvil