La semana pasada poníamos una encuesta sobre que cómic íbamos a analizar para intentar echarle un vistazo más de cerca a la evolución del cómic durante los últimos cincuenta años y cómo de vagos nos habíamos vuelto los lectores o si realmente todos estos cambios son una evolución y son positivos. Antes de hablar del resultado de la misma, me gustaría comentaros un poco como se me ocurrió todo este tema.
Ante todo tenemos que darnos cuenta que una obra tiene que leerse con la atención que el autor demande. Un Grant Morrison en Final Crisis puede pedirte muchísima más atención que un Art Spiegelman en Maus, y aun así Maus es un cómic mucho más redondo. Estoy convencido de que Scott McCloud se ha trabajado muchísimo The Sculptor, pero Zot sigue siendo mejor obra pese a que las referencias a las que alude y los mensajes que transmite son bastante más sencillos y directos. Cuando hablamos de la diferencia entre los cómics de los 60 y hoy en día, lo que fundamentalmente los separa es la intención de un Stan Lee que pretende mostrar todo y esconder lo menos posible, mientras que un Jonathan Hickman te va a sacar una escena de Newton asesinando a Liebniz de la forma más gratuita posible y sin preocuparse de que el lector la entienda.
¿Quiere eso decir que Lee pensaba que sus lectores eran idiotas? No, simplemente responde a las demandas de un público objetivo distinto. En su época cada cómic debía de tener valor de por sí, y hasta bien entrados los años 80 no se establecería un servicio de venta directa que garantizara al lector el poder leer todos los números de las series (de las suscripciones mejor no hablar, que en muchos casos eran una auténtica estafa gracias a la corrupción de algunos empleados). Y es que hasta el siglo XXI los lectores no fueron capaces de leer cualquier cómic que quisieran y no el que pudieran, gracias a servicios digitales como Marvel Unlimited. Así, el cómic atrasado pasa a tener más valor como objeto artístico que como lectura en si misma, ya que el propio lector puede leerlo en digital antes de comprarlo y se elimina la necesidad de que cada cómic recapitule el número anterior o te presente a los personajes, algo que formó parte del abc de los editores hasta los años 90.
La cuestión es, ¿demandan más atención los cómics actuales que los antiguos? Stan Lee podía ser redundante y describir en las cajas de texto la acción que ocurría en la misma viñeta, ¿pero realmente es preferible una doble página con dos personajes sentados mirando el horizonte? En el cine, lo más parecido a una doble página de este tipo es una panorámica en plano general en la que se ralentiza la acción para que el espectador reflexione o, como ocurre en el montaje de las películas de acción, se coloca después de varios planos rápidos que contrastan y dan más fuerza a ese plano general. El uso indiscriminado de la doble página y la splash page en los 90 provocó que a posteriori se provocara una reacción más o menos contraria, con lo que muchos autores actuales han llegado hasta a abandonar la portadilla de la página 3, algo que era tradicional desde los años 40. Y es que lo que se busca ahora es disimular lo máximo posible que la historia se llegó a publicar alguna vez en un cómic book, y esas portadillas sólo se ven al inicio de cada tomo.
Así que lo que realmente ha cambiado en el cómic de superhéroes es su enfoque hacia el paperback, con lo que un tomo con seis comics te cunde tanto como un cómic de hace 40 años. Esto en principio es bueno porque se ha cargado muchos de los vicios noventeros, pero a la vez nos ha dejado huérfanos de cierto «componente de excitación» del género, seguirlo mes a mes ya no tiene la misma gracia. Hasta DC Comics ha empezado a coquetear con la idea de sacar directamente tomos con los Earth One de Straczynski y Johns, pero estos cómics no han conseguido llamar tanto la atención como lo habrían hecho de haberse publicado serializados. Porque la periodicidad mensual crea comunidad, mientras que sacarnos un par de tomos al año no crea tanto shock e incertidumbre; no hay más que ver como en el cómic europeo las series que se publicaban primero en magazines eran las que más llamaban la atención.
Y sin embargo si que es cierto que estos cómics «en six packs» pecan de alargar sus historias tontamente y de tener poca sustancia. De ahí venía la creencia de que lo que ha pasado es que el lector ha cambiado, que tiene déficit de atención y que quiere los contenidos directos y sin complicaciones. Que le da igual no entender partes de la historia -recuerdo a muchos leer la ya mencionada Final Crisis y decir «no he entendido nada pero me ha encantado»- con tal de que la trama principal sea fácil de digerir. Entendamonos, no estamos hablando de un «casual reader», estamos hablando de que el formato de las editoriales ha cambiado y el lector se ha acostumbrado a que no le compliquen la vida. Es como los lectores del Incal en los 80, que decían que era una obra maestra pero seguían sin entender de que iba el Jodorowsky ese, pero el mensaje que les había llegado era que «eso estaba bien»; en este caso ya no estaríamos hablando de códigos «sencillos» para lectores «tontos», estamos hablando de que el mensaje sea «esto es alucinante y te tiene que gustar» al igual que los WildCATs de Lee/Choi «son una pasada» aunque nadie fuera capaz de explicarme que pintaba el tío ese con un trapo de la cocina en la cara rodeado de un androide que no tenía pinta de androide liado con una stripper cuyos poderes nunca quedaron claros (y no, no hablo de la Visión y la Bruja Escarlata).
En fín, que como veis no me han quedado las cosas nada claras y por eso creo necesario echarle un vistazo al tema un poco más en profundidad, porque al fín y al cabo es un tema que ha provocado montones de mensajes en redes sociales y foros y que a su vez es bastante más interesante que las polémicas a las que nos tienen acostumbrados los «generadores de opinión» de páginas web cuyo nombre no mencionaré porque no se lo merecen (vosotros ya sabeis cuales, esos que hablan de cómics pero a la vez hablan de cualquier cosa menos de cómics). El resultado final de la encuesta ha sido la victoria de The Amazing Spider-Man, así que durante las siguientes semanas le echaremos un vistazo. Ya voy avisando que, teniendo como ha tenido el personaje hasta cinco series a la vez, si veo que en Spectacular o en Web of Spider-Man se publicaba algo más interesante ese mes pegaré el cambiazo sin cortarme un pelo.