¡No es un sueño, no es un truco, no es una historia imaginaria! ¡Me ha gustado uno de los crossovers de Secret Wars! ¡Aleluya! Aunque, bien pensado, igual sí es un truco, porque el cómic del que estoy hablando viene escrito por Garth Ennis y poco o nada tiene que ver con lo perpetrado por Hickman…
Where Monsters Dwell recupera la cabecera bajo la que Marvel reeditó allá por los años 70 algunos de los cómics de monstruos con los que sobrevivió a los años 50, y lo hace poniendo de protagonista al Phantom Eagle, el piloto de la Primera Guerra Mundial que Ennis ya había recuperado hace unos años en una serie limitada de la línea MAX de la que casi nadie se acuerda. Cosa que por otro lado es una malísima idea, porque como casi todos los cómics bélicos de Ennis, es muy recomendable, y lo es más todavía si tenemos en cuenta que viene dibujado por un Howard Chaykin muy alejado de la mediocridad en la que había caido en estos últimos años. Pero para entender Where Monsters Dwell tampoco nos hace falta leer la miniserie anterior, porque más allá de recuperar al personaje titular, las cosas se explican solas.
La historia empieza después de la guerra y con Karl Kauffman -Phantom Eagle- malviviendo en mitad de la selva, dejando embarazadas a las indígenas y ganándose muy malamente la vida como correo aéreo. Todo esto cambiará cuando, acuciado por las deudas y la familia política, acepta el encargo de llevar con su marido a una tal Clementine Franklin-Cox, con tan mala suerte que acaban atravesando una de las peores tormentas que se recuerdan. Siendo esto como es Battleworld, los dos acaban cruzando la frontera de su «región» para acabar en otro poblado por seres un tanto jurásicos…
Creo que ya os ha quedado claro que lo único que ha hecho el trasfondo de Secret Wars es el darle la posibilidad a Ennis de contar un crossover entre Phantom Eagle y El Mundo Perdido, haciendo posible una comedia de acción y aventuras muy distinta del humor negro y el cinismo que tenía la anterior historia de Ennis con Phantom Eagle, más centrada en desmitificar el romanticismo de los «jinetes del aire» de la Primera Guerra Mundial. Aquí Ennis demuestra su asombrosa facilidad para construir personajes mediante el diálogo, posibilitando que en 24 páginas nos haga un retrato de Karl Kauffman, su amante y su mecánico mientras empieza a desplegar el misterio sobre quién puede ser realmente Clementine, la mujer que a priori parece una muchachita inocente pero que a la hora de la verdad demuestra ser mucho más capaz que el propio as del aire.
Asi que sí, Ennis ha aprovechado la oportunidad que le da Marvel para contar lo que le da la gana con Where Monsters Dwell, y nos trae el mejor cómic de Indiana Jones que hayamos podido tener en mucho tiempo. Si a eso le sumamos el que hace equipo con su colaborador habitual Russ Braun y los dos se compenetran de maravilla -creo que a estas alturas Braun ya se entiende mejor con Ennis que Robertson o Dillon-, tenemos que, con permiso del genial Ragnarok de Walter Simonson, Where Monsters Dwell es el mejor cómic de este mes.