Hay gente que le tiene manía a la nueva Batgirl y a SpiderGwen, porque no dejan de ser las abanderadas del nuevo «girl power» que parece estar imponiéndose en EEUU; personajes cuya campaña publicitaria se debe más a que su diseño le ha encantado a un sector de la población de internet que a que la serie merezca la pena. Y tristemente, la realidad ha acabado dándoles la razón…
Pero como yo ya no leo nada de DC desde que echaron a Kevin Maguire, no tengo más remedio que hablaros sólo de SpiderGwen -además, de Batgirl ya hizo un post entero M’Rabo en su día-. SpiderGwen no deja de ser una vuelta de tuerca a la Spidergirl de DeFalco, siendo la Spiderman de un universo paralelo en el que la araña radioactiva le picó a Gwen Stacy en vez de a Peter Parker. El personaje fue creado para el crossover Spiderverse con una historia corta en la que se nos presentaba a una Gwen supermolona que tenía un grupo de música con Mary Jane Watson -The MaryJanes- en el que tocaban canciones como Face It Tiger. Pues vale.
Los tres números que han aparecido de la serie muestran una pelea entre Gwen y el Buitre (el Adrian Toomes de toda la vida) mientras Matt Murdock hace de abogado de Kingpin y Ben Grimm hace de policia secundario que es apalizado y que parece no saber lo que son los rayos cósmicos. Vamos, que las diferencias de este universo con el de la Marvel tradicional van más allá de quién es realmente Spiderman; no dejamos de hablar del típico juego de poner a los mismos personajes de siempre pero con personalidades totalmente distintas. Y esto yo lo podría entender -al final no deja de ser un universo alternativo, tienen libertad para hacer lo que les de la gana- si no fuera porque el resultado no es gran cosa.
Porque vamos a ver, empecemos por Gwen Stacy, la Spiderman con capucha -ya, yo tampoco le veo el sentido, ¿tu ves trapecistas con capucha?- que para llamar la atención del Buitre llena toda la ciudad de graffittis insultándole. Y cuando digo toda es TODA, y cuando digo graffittis digo pintadas de 50 metros de alto embadurnando rascacielos enteros. Yo no sé lo que dura un spray de pintura en el universo de SpiderGwen, pero el vandalismo de esta muchacha es digno del de el Joker o el Trickster de los años 60. A ver si en vez de mandarle al Buitre o a Frank Castle lo que tendría que hacer la policía es echarle encima a Adam West…
Pero lo peor de todo no es que Gwen se pasee por la serie con cara de «pobrecita yo», lo peor es que no hay historia. He leído tres números totalmente vacios, sin historia. Dan la impresión de estar totalmente improvisados sobre la marcha, sin ningún tipo de planificación a largo plazo. Spidergwen es incomprendida, su padre no la entiende, sus amigas de la banda no la entienden, Kingpin controla todo desde la cárcel… Y luego hay cosas totalmente arbitrarias como que Gwen se pegue un porrazo contra una barcaza de basuras y se le aparezca su nuevo amigo imaginario, SpiderHam. Personaje que no deja de ser un Batmito de medio pelo que hace un par de chistes sin gracia y poco más, porque para lo que es la historia es totalmente irrelevante.
Para cuando acaban los tres números acabamos con el Buitre empapelado por la policía, Frank Castle odiando a SpiderGwen pero estupefacto al descubrir que es una chica -un puto genio el nota, ni que la niña llevara un saco y no unas mallas ajustadísimas- y George Stacy siendo socorrido por Ben y May Parker. Sinceramente, si te interesa una experiencia parecida a los cómics de Image de los 90, con personajes vacios y basados en lo meramente estético/publicitario, SpiderGwen es tu serie. Yo no sé como se puede tratar de atraer un público feminista y a la vez pensarse que ése público es gilipollas y se traga cualquier cosa… Porque eso es lo más machista que podían hacer. Me recuerdan mucho a aquellas novelas «para niños» que me intentaron colar cuando era crío y en realidad si que eran novelas para niños… Pero niños bastante idiotas.