Corría el mes de noviembre de 1985 (más bien era septiembre, que ya se sabe lo raros que son estos yanquis con la fecha de portada) cuando salía a los kioskos el número 392 de Batman. Con el subtítulo de «Una noche en la ciudad», de lo primero que se nos informaba al abrir el cómic era que ésta era la primera historia de Batman postcrisis… ¿O no?
La mayor parte de la gente que no vivió aquellos tiempos cree que Crisis en Tierras Infinitas arregló el Universo DC, contándonos la historia de que todos los universos de la editorial se fusionaban en uno solo y rompiendo con un pasado lleno de Batmitos e «historias imaginarias». Pero la gente que cree eso no tiene ni idea, porque Crisis no supuso una ruptura en absoluto. Porque así como en 2011 nos horrorizábamos ante el despropósito que supuso New52, en 1985 Crisis era sólo un crossover, y los cómics siguieron saliendo al mercado continuando directamente al número anterior. Fue durante los cuatro años posteriores a Crisis cuando empezamos a ver que Frank Miller reescribía el origen de Batman, que Superman era completamente renovado por John Byrne o que Hawkman era… Bueno, lo de Hawkman mejor dejarlo porque a ese lo resetearon cuatro o cinco veces y ni siquiera treinta años después se han quedado a gusto.
A aquel Batman pre-post-Crisis lo escribía Doug Moench, un guionista que llevaba ya unos dos o tres años en el personaje y que ya había demostrado lo bueno que era en este tipo de historias con el Moon Knight Marvel. Moench trabajaba en aquel momento en las dos series del personaje -Detective Comics y Batman- y permanecería en ellas durante el siguiente año, hasta que Denny O’Neil regresó de su exilio en Marvel para supervisar el relanzamiento del personaje igual que lo había hecho casi veinte años antes junto a Neal Adams. En los lápices estaba Tom Mandrake, salido de una de las primeras generaciones de la escuela de Joe Kubert y que se había consagrado con la serie de Arion, Señor de Atlantis. Pero no nos alarguemos más y vayamos con el cómic, que tiene tela que cortar…
Empezamos con Batman enfrentado a unos borrachos en un callejón. La escena no tiene nada de raro, nos han avisado de que este es el Batman postcrisis y estamos dispuestos a encontrarnos al Batman oscuro y serio que se supone que…
¡Oh, vamos! El traje violeta de Catwoman no debutaría hasta 1988, en una historia sosaina de Mindy Newell y Barry Kitson para Action Comics Weekly (sí, hubo un tiempo en el que Action Comics pasó a ser una antología semanal, para que luego digan que Superman no es generoso) en la que debutaba un traje violeta horrendo que era un híbrido entre el que llevaría en los 90 y su traje clásico, que es el que lleva en esta historia. Pero no sé por qué os estoy contando esto, porque lo importante de esta historia está en que Batman y Catwoman estan saliendo juntos. En plan romántico amoroso, vosotros me entendeis. Vamos,q ue acaban de hacer unas crisis y la relación entre estos dos ya está encarrilada en la dirección de Tierra 2, ésa en la que Catwoman se casó con Bruce Wayne y tuvieron una hija y… Sí, ya sé que eso no pega con Selina Kyle, pero en los años 60 y 70 otra cosa era inconcebible.
Asi que Catwoman y Batman se van a cenar por ahi, mientras Bullock -la versión prepostcrisis de Bullock- trata de convencer a Gordon de que hay que meter a Catwoman en la cárcel. Y todo esto lo hace de forma cómica mientras le va destrozando el despacho a su jefe, el cual soporta estoicamente a su empleado en vez de echarlo a patadas. Moench intenta hacer humor -cosa que agradezco- pero no le acaba de salir, con lo que el cómic acaba consistiendo en una sucesión de intentos de Batman y Catwoman -de uniforme, eso sí- tratando de salir por ahí como una pareja normal y encontrándose a todo tipo de matones, mientras Catwoman intenta de convencer a Batman para que Gordon deje de perseguirla y así poder ser un sidekick de Batman -porque Doug Moench sabía que Jason Todd no colaba-. Y así, tras una noche de intentos infructuosos de darse un casto beso, Batman y Catwoman acaban haciendo una buena colección de criminales que dejarán atados cual salchichón en la ventana del pobre Gordon:
Y ahora es cuando alguno por ahí al fondo dirá que New52 lo hizo mejor, porque empezó de cero y todo eso. Y no le faltará razón, pero el problema es que mientras que Crisis empezó por el tejado y todo lo demás lo hizo bien, en el caso de New52 no han sabido ni por donde andan desde el principio, arrancándole la cara al Joker «porque sí», poniendo a Batman en el primer número de Catwoman follándosela en una azotea con las máscaras puestas porque son un par de perturbados sin miedo a las enfermedades venéreas… En los años que van desde 1985 hasta los 90, DC consiguió estabilizar toda la editorial y crear algunos de los mejores cómics de la historia del medio. En los 4 años que llevamos desde el inicio de New52, DC lo único que ha conseguido es que deje de leer sus cómics. Algo muy apropiado, teniendo en cuenta que fueron aquellos cómics postCrisis los que me atrayeron en un principio a la editorial…